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“Dejen de reciclar en las residencias, la basura irá directa a incinerar”

Barcelona crea un servicio de recogida de los residuos infectados de las residencias

El Ayuntamiento de Barcelona discrimina los residuos de las residencias y centros sociosanitarios.
El Ayuntamiento de Barcelona discrimina los residuos de las residencias y centros sociosanitarios.Joan Sanchez (EL PAÍS)
Alfonso L. Congostrina

El elevado número de contagios ha provocado una sangría de defunciones en las residencias de ancianos de toda Cataluña. La pandemia se ha llevado a 1.900 usuarios. La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, asegura que solo en las residencias de la ciudad hay “más de 900” personas con síntomas de haber contraído la enfermedad. En los geriátricos de la capital catalana han muerto por coronavirus 654 ancianos, la mitad de las defunciones por el virus registradas en toda la ciudad. El Ayuntamiento ha decidido que todos los residuos de estos geriátricos se incineren directamente. Por primera vez, hay camiones de limpieza que solo recogen basura de las residencias y donde los operarios van ataviados con protecciones similares a las de los sanitarios.

Aparece un camión de la basura, aparentemente igual a cualquier otro de los que recogen desperdicios en la ciudad de Barcelona. En el interior del vehículo, dos operarios que no van vestidos igual que el resto de sus compañeros. Sobre el uniforme llevan un mono blanco de protección, guantes, mascarillas, gafas protectoras… Nadie distinguiría si son basureros o sanitarios. Son las 22.15 horas y el camión entra por la calle Sant Eloi junto al paseo de la Zona Franca de Barcelona. Se detienen frente a unos contenedores colocados delante de la residencia Sant Antoni. Los operarios, enfundados en sus trajes, bajan del vehículo y sin distinguir si los contenedores son de desecho orgánico, cristal, papel… lo depositan a la vez dentro del camión. “Desde que empezaron a morirse ancianos, la empresa decidió que toda la basura que generan las residencias se trataría como material infectado. No se lleva a ninguna planta de residuos. Se traslada directamente a la incineradora del Besòs”, informa Julio Zafra, uno de los encargados de la recogida de basuras.

“Hace 15 días lanzamos un mensaje a las residencias que jamás habíamos enviado hasta ahora: Dejen de reciclar”, lamenta Carlos Vázquez, el director de los servicios de limpieza y gestión de residuos del Ayuntamiento de Barcelona. La pandemia ha desvelado que los geriátricos no eran lugares seguros. Bomberos de Barcelona acudieron a desinfectar estos espacios pero no era suficiente. El virus seguía dentro y, además de aislar y tratar a los usuarios de los geriátricos, había que evitar que saliera de dentro de estos centros por el cubo de la basura. Vázquez aclara como categorizan los residuos procedentes de estos centros: “Están los del grupo uno, que serían muy similares a los que se generan en cualquier restaurante o domicilio. Los del grupo dos son aquellos que pueden causar cierta alarma aunque no tienen por qué ser infecciosos. Se trataría por ejemplo de papel empleado en camillas, algodón… Y luego están los del grupo tres, que son jeringuillas y otro material. El Ayuntamiento solo recoge los del grupo uno y el resto son empresas especializadas que subcontrata la Generalitat para retirar este material”. El problema con el que se enfrentó el Consistorio es que los residuos del grupo uno “podrían estar infectados pudiendo afectar a los operarios o a los trabajadores de las plantas de tratamiento donde va a parar la basura”. Desde hace 15 días el Consistorio ha destinado cuatro camiones que recorren la ciudad recogiendo los contenedores del grupo uno de más de 200 centros y trasladando todos los desperdicios, sin clasificar, hasta la incineradora.

“Es la primera vez que hacemos algo así. Por el momento llevamos 172 residencias adheridas a esta recogida. Otras 17 nos han comunicado que seguirán la recogida con un servicio privado y otro medio centenar, que no disponen de espacio suficiente”, argumenta Vázquez. También recogen la basura de los hoteles medicalizados que se han puesto en funcionamiento en la ciudad.

“Hemos cambiado mucho nuestra manera de trabajar. Antes iba el conductor y dos operarios. Ahora, solo el conductor y un operario. Deben respetarse las distancias en las cabinas de los camiones. Ahora la basura, parece una contradicción, es más limpia al no haber restaurantes y comercios. Está más ordenada”, puntualiza Zafra.

El camión recoge todo lo que ha cabido en media docena de contenedores de la residencia Sant Antoni y sin pausa se dirige hacia el siguiente punto. La ruta acabará a las cuatro de la madrugada. Después será el turno, como cada día, de desinfectar el camión y los monos

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