La seguridad en Barcelona, pendiente de las restricciones
La Guardia Urbana estudia como anticiparse a los problemas de seguridad que pueden existir tras el confinamiento
La inseguridad es la principal preocupación de los barceloneses. Un problema que arrastra la ciudad después de que aumentaran los hurtos y robos y, sobre todo, se viralizaran vídeos de peleas con cuchillos en la calle. La alcaldesa Ada Colau acusó en septiembre a la Generalitat de no haber destinado efectivos de los Mossos a la ciudad. La crisis del coronavirus ha hecho tabla rasa en los reproches y la Guardia Urbana prepara un escenario nunca antes visto en la capital.
El intendente mayor de la Guardia Urbana Pedro Velázquez ha encargado al cuerpo municipal diversos informes para anticiparse a los problemas de seguridad que pueden existir en la Barcelona postconfinamiento. “Nosotros tenemos la misión de cumplir aquello que nos ordenen las administraciones. Todavía no sabemos cómo serán las limitaciones. Todo apunta a que no se podrá acceder como hasta ahora a las playas. Tendremos que controlar estos accesos y las distancias que nos marquen las instituciones”, destaca. Otro de los puntos que destaca Velázquez es el futuro inmediato de un verano sin turismo: “Espacios que hasta ahora ocupaban visitantes lo ocuparán autóctonos. Hasta ahora hay delitos \[hurtos o robos\] donde las víctimas eran turistas y esto cambiará, lo que modificará a su vez la percepción de los vecinos”.
La Urbana intenta anticiparse a estas conductas aunque también apunta a una modificación de la realidad delictiva. Si hasta ahora la mayoría de delitos eran hurtos aprovechando el “descuido de turistas, puede que a partir de ahora sean otros delitos”. Para Velázquez es evidente que la “precariedad social” provocada por la crisis sanitaria incitará dinámicas diferentes: “Prevemos un aumento de la economía sumergida. Habrá más chatarreros, vendedores ambulantes, asentamientos…”. La Guardia Urbana estudia cómo combatir con el uso intensivo del espacio público que vaticina que realizará la población cuando se permita salir a la calle: “También prevemos aumentos de conductas como botellones si no se permite la apertura de espacios de ocio”. Solo el pasado domingo, el primer día que los niños pudieron salir a la calle, la Guardia Urbana y los Mossos interpusieron 645 sanciones a personas que rompieron el confinamiento sin cumplir las normas en Barcelona.
Por su parte, el director de los Bomberos de Barcelona, Sebastià Messeguer, mantiene que el trabajo del cuerpo municipal de emergencias variará dependiendo del tiempo y de cómo se efectúe la desescalada. “Muchas emergencias son estacionales. En verano hay riesgo de incendio forestal. Si no se permite el acceso a espacios públicos, a Collserola, se reducirá enormemente este peligro”, mantiene. Los Bomberos están a la expectativa de ver cuáles son las limitaciones para activar o desactivar servicios: “Si por ejemplo, solo se puede correr tres horas al día en la montaña, solo activaremos esas horas las unidades de rescate”.
Messeguer sostiene que desde que se decretó el estado de alarma los servicios de Bomberos se han reducido entre un 30% y un 40% al casi desaparecer la actividad comercial e industrial. “Pese a ello hemos hecho cambios de funcionamiento que no sé cuánto tiempo deberemos mantener. Ahora trabajamos con equipos de protección individual y nos aislamos unos de otros y evitar posibles contagios. Antes teníamos 30 turnos de bomberos, ahora los hemos multiplicado a 80. Si se mantiene el riesgo de contagio deberemos seguir con todos estos turnos”. Entre los servicios que han realizado los bomberos está habilitar pabellones como ampliación de los hospitales. “Es una decisión política si esos pabellones se mantienen hasta otoño por si hay un repunte o se desmantelan.
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