La pandemia acaba con los feriantes
La suspensión de las fiestas mayores en los pueblos y ciudades de Cataluña deja sin trabajo a un colectivo de más de 5.000 familias
La pandemia se está llevando por delante parte de la actividad económica y cultural de las ciudades. Los ayuntamientos catalanes ya han anunciado que tras el estado de alarma evitarán las concentraciones de personas. De hecho, la mayoría de consistorios han cortado de raíz la celebración de sus fiestas mayores. La decisión afecta especialmente al sector de los feriantes, que han visto como su actividad ha quedado paralizada y ya dan por perdida la temporada, que acababa de empezar justo cuando se decretó el estado de alarma.
Leo Méndez es un vecino de las Franqueses del Vallès que junto a su padre, su esposa, su hija, su hermano y su cuñada embarcaron con sus atracciones infantiles y sus casetas de tiro rumbo a Palma de Mallorca para participar en la Fira del Ram que comenzaba el 27 de febrero y finalizaba mañana. “Cuando Sánchez firmó el decreto de alarma nos quedamos aquí sin poder embarcar de nuevo las atracciones hacia Barcelona”, lamenta Méndez, que vive ahora en una caravana dentro del recinto de Son Fusteret en Palma. “Aquí estamos 50 familias. No podemos volver hasta que no se levante el confinamiento. Pero es que luego no sabemos qué comeremos. Yo me iba de Palma a la Feria de Abril del Fòrum y luego tenía otros municipios hasta volver a Ciutadela. Todo me lo han anulado”, lamenta.
El presidente del Gremio Industrial de Feriantes de Barcelona, Marcos Orús, advierte que si nadie socorre al sector será una “hecatombe”. Orús contabiliza en 5.000 las familias que viven directamente de las atracciones en Cataluña. “Somos familias numerosas por lo que la suspensión de fiestas mayores puede afectar de manera directa a 25.000 personas y de forma indirecta entre personal de mantenimiento, máquinas, montaje, seguidad… a 20.000 personas más”, cuenta el presidente del gremio.
Los feriantes catalanes han reclamado al president de la Generalitat, Quim Torra, ayuda para poder sobrevivir ante la situación que están viviendo. Orús resume la situación: “Después de todo un largo invierno sin ingresos que ha agotado nuestras reservas del verano pasado, nos hemos encontrado con el cierre de todas las ferias de las fiestas mayores. No tenemos posibilidad de ganarnos la vida”. El gremio ha pedido a los Ayuntamientos que no suspendan directamente las fiestas sino que las aplacen. La mayoría ha optado por la cancelación. Sea cual sea la opción, el aplazamiento también haría coincidir fiestas y no permitiría trabajar todo lo que desearían los feriantes. El sector “da la temporada por perdida”.
Oliver Collado es el propietario de varias atracciones infantiles. La pandemia ha hecho que ni siquiera llegara abrir el pequeño parque de atracciones que abre cada Semana Santa en Masquefa. “La situación es dramática para cualquier feriante en España, Francia y en toda Europa. Hay compañeros que tienen hipotecas, créditos… Yo creo que no podré aguantar mucho más de un mes sin trabajar”, advierte.
“Hemos pedido a la Generalitat una subvención o una prestación mínima vital para que puedan sobrevivir todos los feriantes que estuvieron dados de alta la temporada pasada”, informa Orús que todavía no ha recibido ninguna contestación de la administración catalana. “Tenemos un problema añadido, no podemos acceder a las ayudas estatales porque durante el invierno los feriantes se dan de baja de autónomos”, lamenta. Los feriantes de toda España han firmado un manifiesto solicitando el aplazamiento de impuestos, el acceso a líneas de crédito o la suspensión de cuotas de autónomos.
Leo Méndez y las 50 familias que se han quedado en Mallorca esperan que se levante el confinamiento y, sin trabajo, poder regresar a casa. “Si nadie actúa, nuestro sector morirá y se perderá para siempre la ilusión y la diversión de la feria”, advierte el presidente del gremio.
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