CCOO calcula que solo un 30% de los desocupados ha recibido la prestación en Cataluña
El sindicato augura que a causa del coronavirus aumentará la pobreza laboral, que no ha dejado de crecer desde 2013
La avalancha de despidos temporales y de demandantes de la prestación por desempleo a causa de la pandemia ha atascado el servicio público de empleo también en Cataluña. Según los cálculos de CC OO, en esta comunidad solo el 30% de las personas que en marzo pidieron la prestación la están recibiendo ya en abril. El sindicato pide ampliar la cobertura de las prestaciones contributivas y asistenciales para paliar la presión de la pérdida de ingresos sobre las rentas más bajas. Y avisa que, si no se pone remedio, aumentará la pobreza de las personas trabajadoras, una situación que en 2018 afectaba al 14,9% del total y que no ha dejado de crecer desde 2013.
El mercado laboral, según los datos presentados este jueves por Ricard Bellera, secretario de Trabajo y Economía del sindicato, está dividido actualmente en Cataluña en un 17% de trabajadores afectados por expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE); un 11% de personas que en marzo ya estaban en el paro; un 6% de baja; un 21% que trabaja en servicios esenciales (el sindicato calcula que hay 800.000 trabajadores en estos ámbitos) y un 28% que está haciendo teletrabajo o vacaciones forzadas.
El sindicato calcula que alrededor de 1,1 millones de personas en Cataluña (entre afectados por ERTE y personas registradas en el paro pero que no recibían prestación y en el contexto actual no pueden encontrar trabajo) tenían necesidad de prestación a finales de marzo. De estas, solo 313.000 la pueden haber conseguido, es decir, menos de un 30%. Este dato, según ha reconocido Bellera, es fruto de una extrapolación para Cataluña de la cifra aportada por el director general del Servicio Público de Empleo (SEPE), que aseguró a principios de abril que había habido un incremento del 17,4% en la capacidad de reconocimiento de prestaciones.
Este jueves, CC OO ha presentado el informe anual sobre pobreza laboral, que se ha elaborado con datos de 2019. El documento da una muestra de cómo llegó el mercado de trabajo a las puertas de la pandemia, y de cómo el parón de la actividad puede acelerar algunas tendencias que ya se identificaron el año pasado. “El empobrecimiento de las personas trabajadoras después de la crisis económica de 2008 se consolida ya como un modelo laboral”, ha afirmado una de las autoras del estudio, Romina García, responsable de Mercado de Trabajo y Políticas de Ocupación del sindicato.
El informe recoge varios indicadores de 2019. Por un lado, el aumento de la tasa de temporalidad y de parcialidad hasta un 21% y un 14,3% respectivamente (esta última, especialmente focalizada en las mujeres: un 22,4% tienen contratos parciales frente a un 7% de los hombres). Además, un 44,2% de las personas que trabajan en tiempo parcial lo hace de forma involuntaria, es decir, necesita un trabajo a jornada completa. El estudio muestra también que casi medio millón de trabajadores sufre sobrecualificación en su puesto de trabajo, y que ha crecido el aumento de la desafección de personas que han dejado de buscar trabajo al considerar que es demasiado difícil conseguirlo. La tasa de pobreza laboral en Cataluña en 2018 (los últimos datos disponibles) es del 14,4%. El porcentaje, ha recordado García, ha ido aumentando desde 2013, cuando empezó a analizarse esta tasa, año en el que se situaba en un 11,4%.
Este es el contexto en el que llegó la pandemia de coronavirus y se frenó la actividad debido al confinamiento. Los responsables del sindicato consideran “evidente”, que los indicadores serán más negativos, y ponen el foco en cómo hacer frente a esta aceleración de las tendencias negativas. Bellera ha afirmado que la primera necesidad es tener datos actualizados y transparentes sobre el mercado de trabajo, y la segunda, ampliar las prestaciones contributivas y asistenciales para rebajar la presión sobre las rentas bajas mientras se soluciona el cuello de botella que sufren las oficinas de empleo para reconocer prestaciones tras la avalancha de ERTE.
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