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Un hotel para los que no tienen donde pasar la cuarentena

El Barcelona Princess acoge a 160 pacientes que ya han recibido el alta médica en la capital catalana

Jamal El Amrani fue trasladado hace una semana al alojamiento donde permanece en cuarentena.
Jamal El Amrani fue trasladado hace una semana al alojamiento donde permanece en cuarentena.Albert Garcia

La recepción del hotel Barcelona Princess es irreconocible para muchos estos días. El desfile de maletas de los turistas ha desaparecido. El mostrador es un módulo de urgencias para pacientes que necesitan un monitoreo clínico o que deben volver a un hospital. El lugar es un alojamiento que acoge a unas 160 personas vulnerables que contrajeron el coronavirus, que ya han recibido el alta médica, pero que por diferentes motivos no pueden confinarse en sus hogares. Gente que vive con varios individuos en sus casas, que no posee espacios propios o que ni siquiera tiene dónde pasar la cuarentena.

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FOTOGALERÍA |Los nuevos huéspedes del Barcelona Princess

Laura Morro dirige al equipo del hotel que aloja a los pacientes llegados del Hospital del Mar. La jefa de trabajo social del centro médico explica que el Princess participa en un programa del Consorci Sanitari de Barcelona que surgió a causa de la crisis. La iniciativa busca adaptar espacios para gente que debe estar en aislamiento pero que “no tiene dónde hacerlo por motivos sociales”. Tanto personas que han recibido el alta, como aquellas con sospecha o algún síntoma del virus que no requieren un ingreso, pero sí un seguimiento clínico. “Se sienten muy solos. Intentamos que quienes han tenido una pérdida se sientan acompañados”, señala.

Una decena de trabajadores sociales, educadores y terapeutas trabaja con el personal de enfermería para crear lo más parecido a un hogar. “Lo que podemos ofrecer al paciente es calidez”, detalla Morro. La mayoría son voluntarios jubilados, con experiencia médica. Cada día, toman el registro de la temperatura de la gente, les dan sus medicamentos y tienen un servicio de atención psicológica por teléfono. “Muchas veces, necesitan algo más que una llamada”, añade.

Uno de los pacientes es Jamal El Amrani, marroquí de 52 años. Ingresó en el Hospital del Mar el 28 de marzo. Siete días después, fue trasladado al hotel donde permanecerá en cuarentena unos días más. En su pequeña vivienda, en el barrio de la Barceloneta, vive con su mujer (ahora ingresada en el mismo centro médico) y con su hijo de 18 años. Las condiciones de su hogar le impidieron hacer el confinamiento sin poner en riesgo a los demás. “No puedes salir, la vida es tu puerta para adentro. Solo para recoger los alimentos”, relata por teléfono.

Laura Morro explica que, si alguien vuelve a presentar síntomas, se avisa al médico asignado. Y si hay que llevarle al hospital, se le guarda la cama. “Los cuartos están igual, pero con menos adornos. Todos serán descontaminados”. Las visitas de familiares no están permitidas, aunque sí pueden acercarles objetos. Calculan que permanecerán en confinamiento al menos unos 10 días. “Yo creo que la primera alta será hoy o mañana. Ojalá así sea, tenemos ganas de ver a alguien que salga bien”.

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