Los andaluces se movilizan masivamente por la vivienda en Sevilla y Málaga
Miles de personas se manifiestan a favor de la limitación de los pisos turísticos y de la bajada de los precios del alquiler
Málaga ya manifestó su hartazgo ante la falta de vivienda y el alto precio del alquiler el pasado mes de junio en una multitudinaria manifestación que este sábado se ha vuelto a replicar no solo en la capital de la Costa del Sol, sino también en la de Andalucía. Los vecinos de ambas ciudades han marchado masivamente para reclamar que las administraciones garanticen el derecho al acceso a la vivienda y frenen la especulación de la que responsabilizan, aunque no solo, a la proliferación de apartamentos turísticos que inciden en la reducción de la oferta de pisos residenciales y expulsan a los ciudadanos del centro, con la consecuente repercusión en la desaparición del comercio de cercanía y en el deterioro de los servicios sociales.
“Los barrios están soportando una presión insostenible”, explicaba Nerea de Tena, miembro de la Asociación Vecinal de Macarena Haciendo Barrio —una de las organizaciones impulsoras de la plataforma Sevilla para Vivir, que ha organizado la marcha―, en el arranque de la manifestación en la ciudad hispalense poco después del mediodía y que ha discurrido a lo largo de más de dos horas desde la sede del Gobierno de la Junta de Andalucía, el palacio de San Telmo, hasta la céntrica y muy turística plaza de Las Setas, donde los 3.000 manifestantes, según los datos facilitados por la Subdelegación del Gobierno, han expulsado, literalmente, a todos los visitantes que se estaban haciendo fotos en las escaleras. “Reclamamos el derecho al acceso a una vivienda digna, que todas las administraciones adopten medidas para frenar la subida de los precios del alquiler y la proliferación de viviendas de uso turístico”, añadía.
Una reivindicación similar a la que a 210 kilómetros se hacía en Málaga. Allí, la jornada reivindicativa ha recorrido las principales calles de su centro histórico bajo una importante presencia policial y una estupenda temperatura otoñal que rondaba los 20 grados y que ha congregado a 10.000 manifestantes, según los datos de la Subdelegación del Gobierno. La marcha partió pasadas las 11.30 horas desde la Plaza de la Merced para acabar unas tres horas más tarde en la Plaza de la Constitución, donde los responsables de Málaga para Vivir ha leído un manifiesto. “Reivindicamos el derecho a una vivienda. En esta ciudad, ahora, por cualquier zulo te están cobrando 600 euros. Ahora mismo pensar en comprar un piso es una utopía, una fantasía para la gente joven”, subrayaba Natalia Rodríguez, de 33 años y dependienta de un comercio. Con la vivienda no se juega, Se alquila, abstenerse malagueños, Paco, te aviso, te voy a ocupar el piso o Ni propietaria ni arrendataria, estancada en casa de mamá, han sido alguno de los carteles y cánticos que se han visto y oído durante la marcha.
La de Málaga es la segunda manifestación que se celebra en los últimos cinco meses. La anterior, que tuvo lugar el 29 de junio, reunió a 15.000 personas. “Es una protesta contra el modelo turístico que está expulsando a la gente de los barrios y está convirtiendo a la ciudad en un lugar invivible”, explicaba esta semana Alejandro Aceituno, uno de los portavoces de Málaga para Vivir, que el pasado miércoles participaba en una asamblea vecinal en el barrio de El Palo En las reuniones, los vecinos toman el megáfono para contar sus circunstancias y los muchos problemas que tienen en común alrededor del acceso a una vivienda. La mayoría culpa a los pisos turísticos, que solo en la capital malagueña superan ya los 13.000, cifra que alcanza los 68.000 en toda la provincia.
“Nosotros somos unos privilegiados”. Es la reflexión que hacían en la marcha de Sevilla Ignacio Giraldo e Ignacio Cayetano, ambos de 26 años y que pagan 300 euros por una habitación en el barrio de Triana, que comparten con otro compañero que paga lo mismo por otro cuarto similar. “Nuestra casera no nos ha subido el alquiler y eso es algo excepcional”, coinciden. Ambos destinan el 40% del sueldo que ganan para pagar por su respectiva habitación. “Ni nos planteamos buscar otras opciones, porque todo es muchísimo más caro”, señalan, mientras dejan paso a un grupo de turistas equipados con auriculares que siguen a su guía que los lidera paraguas en alto.
Triana es uno de los barrios de Sevilla más afectados por el turismo y donde más ha subido el precio del alquiler que, el pasado mes de julio se situaba en 12,4 euros el metro cuadrado, un 6,6% más que el mismo período en 2023, de acuerdo con el estudio publicado por Fotocasa en verano de este año. En ese barrio viven también Enriqueta y Ana, dos “abuelas” de 66 y 65 años que enarbolan una pancarta con el lema: “Defiende tu barrio, tus abuelas lo hicieron por ti”. “Estamos aquí para defender nuestro barrio. Media Triana está llena de apartamentos turísticos y la mayoría clandestinos”, dice la primera. “Lo único que se escucha es el ruido de maletas. En la plaza de abastos todos los puestos se han transformado para el turismo y nos negamos a comprar en supermercados”, abunda la segunda.
Triana es el barrio de Sevilla donde más se ha encarecido el precio del alquiler. En la capital de andaluza, el incremento medio es del 10,4%, según el estudio de Fotocasa, pero no es donde más crece: Málaga lidera la subida en toda Andalucía, con un con alza del 11,3% y es la séptima capital de España con los alquileres más altos. Nazaret González, que con 23 años trabaja como administrativa y su pareja, Laura Azcona, de 25, sufren las consecuencias de esos precios prohibitivos unidos a la falta de oferta de vivienda. Han tenido que irse a vivir a Pizarra, a 50 kilómetros de la capital malagueña porque ha sido el único en el que han encontrado una vivienda a precio decente. “Y aún así tenemos que dedicar algo más de la mitad de nuestro salario”, aseguran estas jóvenes, que este sábado han participado en la manifestación.
Antonio, funcionario de 40 años, y Beatriz, de 36, que está preparando oposiciones y está apurando el subsidio de desempleo, no pueden ni plantearse, de momento, adquirir una vivienda en Sevilla por los precios tan elevados en el centro, que es donde les gustaría vivir. Han acudido a la manifestación de Sevilla “para reivindicar nuestra situación, pero también la del resto”. Destinan el 40% de su sueldo al alquiler de una casa de dos habitaciones “y un salón enano”, en Triana, donde viven con su bebé. “Estamos mirando para comprar, pero necesitaríamos aval del Gobierno y además tendría que ser o fuera de Sevilla o en zonas como Carretera de Carmona [fuera del centro histórico de la ciudad]”, cuentan.
La presión se traslada a la periferia
Allí, desde hace dos años vive en un piso de su propiedad José María Castro, ingeniero de 39 años, que también está en la marcha “en solidaridad con muchos de mis amigos que no pueden permitirse comprar nada y que a duras penas pueden alquilar”, explica. Ellos ilustran el “sobreesfuerzo” para hacer frente al gasto del alquiler de una vivienda en los hogares con menores ingresos, al que aludía el último informe sobre el mercado de alquiler del Banco de España y que localizaba ese problema en los formados por jóvenes, y en las zonas donde se concentra la actividad económica y turística.
La presión de la falta de vivienda y el encarecimiento de la que sí está disponible, como efecto dominó, se deja sentir en la periferia de la capital andaluza Hasta allí también se han desplazado vecinos de Dos Hermanas, un municipio, a 40 minutos de la ciudad hispalense, y que se ha beneficiado de su cercanía con una amplia promoción de viviendas que compran los sevillanos que ven allí una vivienda de calidad y a unos precios mucho más asequibles que los de la capital. Precios asequibles, pero no tanto. “La demanda ha hecho que también se encarezca la vivienda en Dos Hermanas, se ha pasado de los 300 euros hace 10 años a los 600 euros de alquiler y cada vez hay más turistas que se alojan aquí”, advierte José Manuel Mejía, estudiante nazareno de 25 años y uno de los más activos en los gritos de consignas en la marcha sevillana. “Esto afecta a los jóvenes que se quieren emancipar de sus padres”, añade.
La vivienda se ha convertido en el tercer problema más importante de los andaluces, de acuerdo con el último barómetro del Centro de Estudios Andaluces, el CIS andaluz, y los gobiernos municipales están tratando de poner coto a los problemas derivados del turismo. En las últimas semanas, el Ayuntamiento de Málaga ha impulsado varias medidas para limitar los pisos turísticos. La primera fue prohibir las nueva licencias a aquellos alojamientos que no tengan una entrada independiente o formen parte de un bloque donde todos los pisos sean vacacionales. La segunda, más reciente, aprobada hace solo unos días en la Junta de Gobierno local, ha sido no permitir más inmuebles turísticos en 43 barrios de la ciudad, justo los que están más saturados y cuyo porcentaje de viviendas para turismo superan el 8% respecto al parque total. La tercera, más radical, pretende directamente prohibir todas las nuevas viviendas. Es una idea lanzada por el alcalde, Francisco de la Torre, que ha pedido al Área de Urbanismo que estudie la fórmula que permita que ello sea posible.
A mediados de octubre, Sevilla limitaba las licencias para viviendas turísticas estableciendo el límite en el 10% del mercado de viviendas residenciales. Este porcentaje impide abrir este tipo de pisos en 11 de los 14 barrios que integran el centro histórico y en Triana, pero deja margen para la instalación de 22.705 alojamientos turísticos en el resto de la ciudad. Sin embargo, esos límites no se están cumpliendo. Amaya Vahí, presidenta de la Asociación de vecinos Triana Norte, advertía en la marcha de la apertura de varios pisos turísticos en las últimas semanas, que el PSOE ha cifrado en 16 nuevas licencias.
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