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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Señor Feijóo: acabe de una vez con la indecencia de Mazón

El ‘president’ está moralmente inhabilitado para seguir en el cargo ni un minuto más. Si él no dimite, el PP tiene el deber ético y cívico de apartarlo de inmediato

Familiares de las víctimas increpan a Carlos Mazón durante el funeral de Estado en memoria de las víctimas de las inundaciones ocurridas hace un año, en la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, el 29 de octubre de 2025. Foto: Mònica Torres
Mónica Ceberio Belaza

El funeral de Estado en memoria de las víctimas de la dana mostró, de una manera dolorosa y brutal, lo que es evidente desde hace un año: la indecencia de que Carlos Mazón continúe en su cargo como presidente de la Generalitat valenciana. Es indecente, indigno, y una vergüenza democrática. Se podrían llenar folios y folios explicando las razones, pero es más que suficiente recordar tan solo algunas. Es indecente porque no se hizo cargo de sus obligaciones políticas más básicas aquel día. Porque abandonó a su suerte a los valencianos ante la mayor catástrofe natural del siglo. Porque prefirió pasar el rato con una periodista durante al menos cuatro horas a interesarse por lo que estaba pasando por las calles de los pueblos valencianos. Porque mientras él bebía vino, comía y miraba para otro lado la gente estaba muriendo. Porque al menos 55 personas fallecieron antes de que supuestamente acabara su tranquilo y feliz almuerzo (si es que terminó cuando dice ahora que lo hizo). Porque no contestó el teléfono a Salomé Pradas, su consejera encargada de la Emergencia, hasta las 17.37. Porque cuando finalmente lo hizo y se enteró de lo que estaba pasando, hizo caso omiso y continuó con su sobremesa durante dos horas y media más. Porque su compañera de mesa recibió un mensaje con un vídeo terrorífico que mostraba lo que estaba sucediendo en Utiel en ese momento y es del todo inverosímil que no se lo enseñara. Porque estuvo incomunicado entre las 18.57 y las 19.34 mientras la gente moría a decenas. Porque en esa hora oscura en la que estuvo en un aparcamiento −o dios sabe dónde−, fallecieron más de 80 personas en la comunidad autónoma que gobierna, según la base de datos que ha elaborado EL PAÍS con datos del sumario y entrevistas con los familiares. Porque la alerta que podría haber salvado muchas vidas se mandó demasiado tarde. Porque cuando tuvo a bien reaparecer y el aviso se envió ya habían fallecido más de 155 personas. Porque no ha hecho más que mentir desde entonces. Porque ha cambiado mil veces de versión. Porque cree que no tiene por qué dar explicaciones a los ciudadanos de sus andanzas de aquel día ni de su clamorosa y vergonzosa desaparición. Porque, independientemente de lo que hagan o digan los tribunales, su actuación de aquel día y sus mentiras posteriores, con 229 muertos sobre la mesa, son una de las mayores vergüenzas que ha padecido este país.

Los rostros de las víctimas de la dana en el funeral de Estado reflejaban por sí solos el dolor añadido que supuso la presencia del president en un acto al que decidió acudir a pesar de que sabía que no sería bienvenido, a pesar de que en los últimos días se han descubierto nuevas mentiras y a pesar de que cada vez es más patente que muchas muertes se podrían haber evitado con una adecuada gestión de la catástrofe.

Mazón está moralmente inhabilitado para seguir en su cargo un minuto más. Si él carece de conciencia y del más básico sentido de la responsabilidad, su partido debe apartarlo. De inmediato, porque cada minuto que pasa agrava la indignidad. El PP y Alberto Núñez Feijóo son también responsables de este despropósito. Elvira, Elisabet, Valentina, Francisco, y las otras 225 personas que perdieron la vida aquel desgraciado 29 de octubre de 2024 y sus familiares merecen, señor Feijóo, que acabe ya con esta indecencia.

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Sobre la firma

Mónica Ceberio Belaza
Reportera y coordinadora de proyectos especiales. Ex directora adjunta de EL PAÍS. Especializada en temas sociales, contó en exclusiva los encuentros entre presos de ETA y sus víctimas. Premio Ortega y Gasset 2014 por 'En la calle, una historia de desahucios' y del Ministerio de Igualdad en 2009 por la serie sobre trata ‘La esclavitud invisible’.
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