Zarpa desde Cartagena el buque de guerra que asistirá a la flotilla de Gaza en caso de agresión
El Gobierno de Sánchez se suma al italiano y manda protección a la flotilla tras haber sido esta atacada al menos tres veces con drones


Después de todo un día listo y preparado para recibir órdenes, el buque de la Armada Furor zarpa en los primeros minutos de la madrugada de este viernes desde el puerto de Cartagena (Murcia) hasta aguas del Mediterráneo oriental, donde se encuentra la flotilla de ayuda humanitaria que se dirige a Gaza, para “asistirla” si fuera necesario en caso de ataque. Las recientes agresiones contra el medio centenar de embarcaciones de varios países (Italia, Grecia, Túnez) han impulsado que las Fuerzas Armadas de Italia y España den un paso al frente y manden buques de sus respectivas armadas para proteger a sus nacionales en caso de que sea necesario.
El Furor, de 94 metros de eslora, es un Buque de Acción Marítima (BAM) en el que van embarcados unos 46 hombres entre oficiales, suboficiales y marinería. Además, hay diez infantes de marina y un equipo sanitario. A última hora de la mañana, la Armada ha recibido la orden de embarcar también a un asesor legal y un equipo de Inteligencia que suele estar compuesto por dos personas. El Ministerio de Defensa, siguiendo las recomendaciones de seguridad, ha dado la orden de esperar y salir de noche aprovechando además una festividad local para evitar tener encima todos los focos mediáticos, aunque la salida también se ha demorado por tener que alistar el barco. “Eso no se hace de un día para otro, es muy difícil”, sostienen fuentes de la Armada.
La coyuntura internacional se va calentando por momentos y mientras en Nueva York, a nivel político, países como España o Francia criticaban duramente la guerra del Gobierno israelí de Benjamín Netanyahu en la Franja de Gaza ―que ha causado ya alrededor de 65.000 muertos, muchos de ellos niños―, Roma y Madrid han pedido a sus armadas poner a punto buques de guerra para proteger a la flotilla. Italia ha enviado dos fragatas, mientras que España, de momento, tan solo el BAM que, pese a ser un buque de guerra, en este caso y a diferencia de una fragata, solo está equipado con dos cañones y una ametralladora, además de los víveres para la tripulación. Una tripulación que está “motivada”, según una fuente de Cartagena que recuerda que esto es una “misión real”, aunque sea de apoyo “nada más”. E insiste en que el Furor no va de escolta, sino que su función será la de asistir en caso de que sea necesario.
El Furor, pues, pone rumbo a Creta, donde se encuentra la flotilla. Pero permanecerá siempre a una distancia de “vista radar”, según las mismas fuentes. Es decir, a una distancia de entre 12 y 24 millas. Esto responde a que el BAM solo quiere disuadir y dar una sensación de seguridad a los integrantes de la flotilla, pero al mismo tiempo quiere evitar que de alguna forma se le relacione con ella. “Se quiere evitar esa foto [de las embarcaciones demasiado juntas]”, explican fuentes de la Armada. Y por eso insisten en que apoyarán, pero no van de escolta, lo que supondría acompañar a la flotilla en paralelo, casi codo con codo.
Reglas del juego
A partir de ahora, lo interesante ―y delicado― será ver qué decide el departamento que dirige Margarita Robles sobre lo que puede o no puede hacer el BAM en los infinitos escenarios que se puede encontrar. Su capacidad de maniobra. Es lo que se conoce como ROE (rules of engagement), que son una especie de normas o reglas del juego que se elaboran ad hoc en cada misión.
Estas ROE están siendo elaboradas por el ministerio de Robles, junto al Estado Mayor de la Defensa (Emad) que, al ser ya una misión en el exterior, toma el liderazgo. Fuentes de la Armada avanzan que estas normas serán “muy limitadas”, lo que restringe mucho la capacidad de actuación, sobre todo a lo que se refiere al uso de armas ofensivas o a cualquier gesto que pueda ser considerado hostil. Las ROE no necesariamente tienen que estar listas a la hora de zarpar, pero sí tienen que llegar y estar claramente definidas para cuando el Furor llegue a la zona de operaciones, previsiblemente entre el sábado por la noche y el domingo a primera hora, aunque puede ser algo más.
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