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El Gobierno ya plantea la idea de no presentar siquiera los Presupuestos

Formalmente se esperará hasta mayo para el anuncio, pero ya empiezan a ser políticamente casi inviables

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Congreso de los Diputados, este miércoles.
Carlos E. Cué

El Gobierno ve cada vez más evidente que no habrá Presupuestos. Las negociaciones no avanzan, los escollos parecen imposibles, y los grupos más destacados, salvo tal vez el PNV, están trasladando muy poco interés en sacar adelante las Cuentas de 2025. Aunque las cosas han mejorado mucho con Junts después del desbloqueo de la negociación de las transferencias de la inmigración, los intentos del Gobierno por pactar con ellos al menos la senda de déficit, el paso previo y el que bloqueó en septiembre pasado el intento de presentar los Presupuestos, no han avanzado nada. De hecho, no hay ni negociación, según diversas fuentes. Pero sobre todo ERC está transmitiendo con absoluta claridad, a través de su líder, Oriol Junqueras, que este partido no aprobará los Presupuestos de 2025 y que el Gobierno debe ir pensando si acaso en las de 2026, que se deberían empezar a negociar en verano para presentarlos en tiempo y forma en septiembre. Podemos también ha puesto el listón muy alto —pide la ruptura de relaciones con Israel y una ley para bajar un 40% los alquileres de forma automática— y en el Gobierno temen que podrían hacer todo el esfuerzo de negociar con los demás y finalmente no llegar a un acuerdo con el grupo de Ione Belarra. Por todos estos elementos, el Gobierno empieza a plantear ya claramente en privado la posibilidad de no presentar siquiera los Presupuestos de 2025.

Públicamente, la versión oficial es que lo van a seguir intentando, y ningún portavoz del Ejecutivo lo descarta. “Seguimos trabajando”, señalan al máximo nivel del Gobierno. Pero en privado algunos miembros del Ejecutivo relevantes ya asumen que se va a esperar a mayo, como máximo, para dejar algún margen de intentos de última hora, aunque la realidad es que los negociadores ven muy poco espacio para un acuerdo. Mayo es un mes simbólico porque fue en ese mes cuando Mariano Rajoy logró aprobar sus últimos Presupuestos, los de 2018, dos semanas antes de que el mismo partido que los negoció y los respaldó, el PNV, apoyara la moción de censura que presentó Pedro Sánchez y que sacó al entonces líder del PP de La Moncloa para instalar al del PSOE. La Moncloa siempre había evitado dar oficialmente una fecha máxima, pero en principio la idea era presentarlos antes del primer trimestre, que ya está concluyendo sin ningún avance en las negociaciones. Hace unos meses, el Gobierno insistía en que en cualquier caso presentaría las Cuentas, las tuviera o no cerradas, pero ahora la idea que trasladan todos los miembros del Ejecutivo es que si no hay pacto no se presentarán y se empezará a pensar en la de 2026.

En cualquier caso, el hecho de que no haya Presupuestos, que es un frente abierto importante para el Gobierno y que deja mucho espacio para la crítica de la oposición, que sostiene que el Ejecutivo no tiene una mayoría real, no impide que Sánchez y su equipo sigan adelante con todos sus otros planes, también los legislativos, y de hecho entre los negociadores se vive un momento especialmente tranquilo después de cerrar una parte del decreto ómnibus, la más relevante, que incluía la subida de las pensiones, después la transferencia de la inmigración y por último el decreto ley para el reparto de más de 4.000 menores acumulados en Canarias.

Todos estos hitos, y los que se están trabajando en estas horas para lograr más adelante, como el resto del decreto ómnibus, con medidas económicas muy importantes, o la conocida como ley mordaza y varias reformas que irán aprobándose jueves a jueves en el Congreso y otras que aún tienen que salir del Consejo de Ministros, muestran para el Gobierno que sí existe esa mayoría, aunque no logre sacar los Presupuestos, la ley más importante del año y la que suele determinar la continuidad de los Ejecutivos. Sánchez insiste en que está decidido a culminar la legislatura con o sin Presupuestos, y que no hay ningún escenario de adelanto electoral.

Pero la decisión, aparentemente firme, de no presentar las Cuentas si no hay acuerdo, abre espacio a la crítica de la oposición, que recordará que es una obligación constitucional de todos los gobiernos presentar los Presupuestos cada año, pero a la vez evita una votación muy delicada, la de las enmiendas a la totalidad, que suele marcar un momento durísimo de los gobiernos. De hecho, la última vez que Sánchez perdió una votación así, en 2019, porque el antecesor de Junts, PDeCAT, y ERC, votaron a favor de censurar las Cuentas, decidió adelantar las elecciones, que fueron en abril de ese año. Ahora Sánchez parecía dispuesto a seguir incluso con una votación negativa a los Presupuestos, pero todo indica que se evitará ese trago y el Ejecutivo optará por no presentarlas y en algún momento, posiblemente en mayo, anunciará definitivamente que se pone a trabajar en las de 2026 y ya no sigue intentándolo.

Sánchez tiene varios frentes abiertos, también dentro del Gobierno, porque Hacienda se dispone a vetar la iniciativa de Sumar para que el salario mínimo interprofesional no pague IRPF, una gran pelea dentro del Ejecutivo que no se ha resuelto y que va a aumentar la tensión interna en la coalición en la próxima semana —aunque algunas fuentes señalan que se intentará un acuerdo hasta última hora, no parece sencillo—, pero no parece muy inquieto porque cree que después de arreglar los problemas con Junts y pactar con ERC el escollo más importante, la quita de la deuda, y también avanzar en el traspaso de cercanías, la mayoría está suficientemente engrasada como para sacar las cuestiones más relevantes, más allá de los Presupuestos.

Y en el asunto que más ocupa en este momento al presidente, la guerra en Ucrania y el rearme europeo, del que se volverá a hablar este jueves en el Consejo Europeo ordinario en el que participará, con la presentación del libro blanco de la defensa que hará la Comisión Europea, también confía en tener margen suficiente para tomar decisiones y cumplir con los compromisos que está alcanzando con sus socios de aumento en el gasto de defensa sin tener que acudir al Congreso para una votación delicada que sin duda dividiría a la mayoría y le forzaría a depender del PP, del que no se fía. Sánchez se prepara así para seguir adelante sin Presupuestos, aunque en La Moncloa insisten en que el presidente nunca da ningún punto por perdido y no se rendirán hasta que el tiempo los haga completamente inviables, algo que calculan que llegaría en mayo.

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Sobre la firma

Carlos E. Cué
Es corresponsal político de EL PAÍS, encargado de la información del Gobierno y de los viajes del presidente. Antes fue corresponsal en Buenos Aires y está especializado en información política, siguiendo a distintos gobiernos y a varios partidos. Ex alumno del Liceo Italiano de Madrid, se licenció en Economía y cursó el máster de EL PAÍS.
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