El Rey recibió a Edmundo González en audiencia en La Zarzuela, pero no se hizo público
La Casa Real alega que no se facilita información sobre la “agenda privada” de Felipe VI
El rey Felipe VI recibió en la Zarzuela a Edmundo González Urrutia, el candidato a la Presidencia venezolana al que las actas electorales difundidas por la oposición y validadas por el Centro Cárter y otros organismos internacionales han dado como ganador de las elecciones del pasado 28 de julio y que ha anunciado su propósito de estar este viernes en Venezuela para tomar posesión de un cargo que considera le corresponde legítimamente. La entrevista, según fuentes conocedoras de la misma, se celebró en el Palacio de La Zarzuela poco después de que González Urrutia llegase exiliado a España el pasado 8 de septiembre, pero no figuraba en la agenda oficial del jefe del Estado ni se ha hecho nunca pública.
La Casa Real ha evitado confirmar la audiencia y no ha explicado los motivos por los que no se le dio publicidad, alegando que no se facilita información sobre la “agenda privada” de Felipe VI. El hecho de que el encuentro tuviera carácter privado evidencia los equilibrios que están realizando las instituciones españolas en su relación con Venezuela. El embajador español en Caracas, Álvaro Albacete, que acaba de incorporarse al puesto, no asistirá este viernes a la toma de posesión de Nicolás Maduro para un nuevo mandato de seis años, ni tampoco lo hará ningún otro representante del Gobierno español. Habitualmente es el propio Rey quien acude a las tomas de posesión de los mandatarios iberoamericanos.
La decisión de dejar la silla vacía en la toma de posesión de Maduro se tomó en una reunión celebrada a finales de diciembre en Bruselas por el Grupo de Trabajo para América Latina y el Caribe del Consejo Europeo (Colac). Aunque los acuerdos de este órgano no son vinculantes y cada país puede decidir por su cuenta qué actitud tomar, ninguno de los Veintisiete se ha desmarcado públicamente del consenso.
Sin embargo, ni España ni los demás países europeos, salvo Italia, han reconocido la victoria de Edmundo González; al contrario que Estados Unidos, Argentina, Uruguay, Panamá o República Dominicana, países que han recibido al candidato opositor como “presidente electo” en su gira internacional previa al 10 de enero. González ha anunciado repetidamente su propósito de estar este viernes en Venezuela para ser investido presidente, aunque Maduro ha ofrecido una recompensa de 100.000 dólares a quien facilite información que permita detenerlo.
A 24 horas de la investidura presidencial, Felipe VI no hizo este jueves ninguna referencia a la situación de Venezuela durante la recepción al cuerpo diplomática acreditado en España que se celebra tradicionalmente a principios de cada año en el Palacio Real. Solo cuando mencionó a los países “amigos, aliados y socios”, subrayó que España comparte con ellos “la defensa del Estado de derecho y el respeto a la voluntad popular libremente expresada en procesos electorales democráticos”, fundamento del progreso y el fortalecimiento de las instituciones, añadió.
A la recepción asistió la embajadora de Venezuela en Madrid, Gladys Gutiérrez, a la que el régimen chavista llamó a consultas en septiembre, después de que la ministra de Defensa, Margarita Robles, calificara de “dictadura” al régimen de Maduro. Como anfitrión de la próxima cumbre iberoamericana, que se celebrará en España en 2026, el Rey invitará a los representantes de todos los países que integran la comunidad, incluso a aquellos cuyos regímenes no son democráticos, como Cuba o Nicaragua.
También el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, buscó un formato singular para su entrevista con Edmundo González el pasado 12 de septiembre, que tampoco figuraba en su agenda oficial. Sánchez recibió a González en el Palacio de La Moncloa, acompañado de su hija Carolina, residente en España, sin que se convocara a la prensa. Presidencia del Gobierno distribuyó posteriormente imágenes de los tres paseando por los jardines del complejo, sin banderas ni corbata, una informalidad que no se correspondía con el protocolo reservado a la visita de un mandatario extranjero.
Edmundo González aterrizó en la base aérea de Torrejón de Ardoz (Madrid) a principios de septiembre, en un avión de la Fuerza Aérea española que lo recogió en Caracas. Previamente se había refugiado en la embajada de los Países Bajos y la residencia del embajador español, donde tuvo que firmar un documento en el que renunciaba a reivindicar su victoria electoral para que el régimen chavista le permitiera salir del país. Durante sus primeras semanas de residencia en Madrid se reunió con los expresidentes españoles Felipe González, José María Aznar y Mariano Rajoy; así como con los líderes del PP y Vox, Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal. Todos ellos le reconocieron como “presidente electo”, igual que el Parlamento Europeo, que le concedió el premio Sájarov, junto a la líder opositora María Corina Machado.
En sus relaciones con Venezuela, España intenta compaginar la defensa de los derechos humanos con la protección de los 350.000 españoles residentes en el país sudamericano y los intereses económicos de empresas como Repsol, según reconocen fuentes diplomáticas. No obstante, advierten dichas fuentes, la “líneas rojas” pasan por el respeto a la libertad de movimientos, expresión y manifestación de los venezolanos y, en especial, de los dirigentes de la oposición. Una escalada represiva por parte del régimen de Maduro, como la que se está produciendo estos días con el secuestro, entre otros muchos, del yerno de Edmundo González, encontraría una respuesta contundente de la UE, según las mismas fuentes. España ha concedido al excandidato presidencial el estatuto de asilado, lo que le permite disponer de documentación de viaje para desplazarse por terceros países, pero no le protegería si vuelve a Venezuela y es detenido.
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