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Cascos se sienta este martes en el banquillo acusado de apropiación indebida por el partido que fundó

Medio centenar de testigos declararán en el juicio contra el vicepresidente del Gobierno con Aznar, entre ellos, su exmujer. La Fiscalía pide para él tres años y seis meses de cárcel

El exsecretario general del PP Francisco Álvarez-Cascos llega a la Audiencia Nacional en marzo de 2021 para declarar como testigo en el juicio por la caja b del PP, en la localidad madrileña de San Fernando de Henares.
El exsecretario general del PP Francisco Álvarez-Cascos llega a la Audiencia Nacional en marzo de 2021 para declarar como testigo en el juicio por la caja b del PP, en la localidad madrileña de San Fernando de Henares.Fernando Alvarado (EFE)
Natalia Junquera

El vicepresidente del Gobierno con José María Aznar Francisco Álvarez-Cascos se sienta este martes en el banquillo acusado de un delito continuado de apropiación indebida tras ser denunciado por el partido que él mismo fundó en 2011, Foro Asturias, después de que Mariano Rajoy le negara la candidatura a la presidencia del Principado por el PP. Está previsto que su declaración comience a las diez de la mañana. La vista fue suspendida hasta en tres ocasiones por diversos motivos, entre otros, enfermedad del juez, y tenía que haberse celebrado hace más de un año. En esta primera sesión también comparece Carmen Moriyón, actual presidenta de Foro Asturias y alcaldesa de Gijón. El juicio se prologará seis días, hasta el próximo 29 de enero, y están previstas casi medio centenar de declaraciones, incluidas las de miembros de la cúpula del partido y la de la exmujer de Cascos, María Porto, quien responderá por videoconferencia desde Madrid el jueves. En la última sesión previa al trámite de conclusiones e informes orales declararán los peritos que realizaron una auditoría sobre los gastos que Cascos pasó al partido y que no tenían que ver con su actividad política, sino con su vida personal: desde un psicotécnico para el carné de armas, hasta zapatos, bermudas, un hotel para su entonces suegro, pedidos de comida a domicilio, juegos de videoconsola, entradas para la Copa Davis, restaurantes en localidades de veraneo e incluso, como especifica el escrito de acusación de la fiscalía, “una cama completa compuesta por colchón, patas y canapé, así como chenilla, moqueta, tapicería y visillos”. La Fiscalía pide para el exvicepresidente del Gobierno tres años tres años y seis meses de cárcel por un delito continuado de apropiación indebida, en concreto, 181.648,92 euros.

Como adelantó EL PAÍS en 2019, han sido los propios compañeros de Cascos los que le han llevado al banquillo tras realizar una auditoría que destapó los gastos personales que su fundador había pasado al partido. El escrito de acusación de la Fiscalía recuerda que la oferta económica que el partido hizo a Álvarez-Cascos antes de su constitución incluía “una retribución a cambio de dedicación exclusiva” (su nómina ascendía hasta junio de 2019 a 5.087 euros al mes), “facilidades para el mantenimiento de su residencia en Madrid y para ejercitar el régimen de visitas con sus hijos (tenía un chófer a su disposición) y “capacidad decisoria en cuanto a la forma de ejercer la actividad política y libertad para ejecutar gastos económicos inherentes al partido”, pero “en ningún caso, gastos de carácter personal, de libre disposición sin sujeción a autorización del partido, ni gastos de comidas no relacionadas con la actividad política”. En 2020, cuando Cascos fue interrogado durante más de cuatro horas por la titular del juzgado de instrucción número dos de Oviedo, el político alegó que había pactado con los impulsores de Foro su elevado sueldo y condiciones para mantener su nivel de vida. El exministro declaró que él no llevaba las cuentas y que todo se debía a una “guerra política” para hacerse con el control de la formación. Cuando se le expusieron algunos recibos y gastos aportados a la causa, como trayectos de AVE a Andalucía o facturas de zapatos, aseguró que podía tratarse de “algún error”. En cuanto al chófer y los desplazamientos fuera de Asturias, Cascos argumentó que él trabajaba mucho “en el coche”.

También respondió a preguntas sobre el alquiler de una sede para el partido en Madrid, de la que era a la vez arrendatario y arrendador. Cascos explicó que se firmó un contrato y que esa sede se utilizó. El local estaba a nombre de una sociedad de la que formaba parte su entonces esposa, María Porto, y supuso un gasto al partido de 171. 000 euros, según la auditoría externa. A preguntas de este diario, el vicepresidente del Gobierno afirmó entonces que cedió gratuitamente esa sede al partido en 2011 y 2012 y que después sí pagó un alquiler. Cascos admitió que quien cobraba ese arrendamiento era la empresa de su grupo “familiar”.

En Foro Asturias, que llegó a gobernar brevemente el Principado gracias a Cascos -hasta que tuvo que adelantar las elecciones al ser incapaz de llegar a acuerdos para aprobar los Presupuestos- explican que no habían nombrado tesorero y que la utilización de sus recursos económicos se basaba en criterios de “confianza y de responsabilidad personal”, además de la fiscalización del Tribunal de Cuentas, “que se limitaba a aspectos de mayor envergadura”. Fue al encargar la auditoría cuando descubrieron el tipo de gastos que Cascos había pasado a la formación y que nada tenían que ver con su actividad política. “Se lo pagábamos todo”, lamentan fuentes de Foro Asturias. Otros hechos investigados, como la venta de obras de arte de una sociedad dedicada a actividades relacionadas con el mundo del arte y que pertenecía a la exesposa de Cascos a constructoras que fueron adjudicatarias de obras del Ministerio de Fomento -que ocupó el acusado durante su etapa en el PP- han sido archivados al haberse superado el plazo de prescripción del delito de cohecho. Esas operaciones se realizaron entre 2004 y 2006.

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Sobre la firma

Natalia Junquera
Reportera de la sección de España desde 2006. Además de reportajes, realiza entrevistas y comenta las redes sociales en Anatomía de Twitter. Especialista en memoria histórica, ha escrito los libros 'Valientes' y 'Vidas Robadas', y la novela 'Recuérdame por qué te quiero'. También es coautora del libro 'Chapapote' sobre el hundimiento del Prestige.
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