El centro donde los soldados se entrenan para luchar en el ciberespacio
La base de Retamares acoge la primera Escuela Militar de Ciberoperaciones conjunta del mundo
La boina del uniforme es gris. Esa es la zona en la que los expertos en Defensa dicen que se mueve Occidente: no son tiempos de paz, pero tampoco hay una guerra abierta. Los suboficiales Lucía (23 años y del Ejército del Aire) y Roberto (26, del de Tierra) pasan desde las 8.30 de la mañana en una sala llena de ordenadores aprendiendo a combatir en el ciberespacio, un dominio en auge en el que el Ministerio de Defensa está poniendo una gran proyección. Junto a otros 18 alumnos, pasan 10 semanas alistados en la Escuela Militar de Ciberoperaciones (EMCO), dependiente del Mando Conjunto del Ciberespacio (MCCE) y que es única en el mundo.
“La mayoría de los Ejércitos de otros países, pese a haberlo intentado, no han conseguido crear una escuela ciber, militar y conjunta”, revela el coronel Paco Palomo, primer director de la EMCO, desde su despacho en el MCCE en la base de Retamares (Madrid).
Hasta 2023, era cada Ejército el que formaba a sus unidades en las capacidades de ciberdefensa. Mientras este cuarto dominio se consolidaba y se extendía la conciencia de que las guerras también se libran en el ciberespacio, Defensa apostó por la formación en este campo. “Cuando el ministerio decide aumentar las capacidades en ciberdefensa, se da cuenta de que uno de los flancos es el de la enseñanza”, continúa Palomo, que este diciembre pasará a la reserva. En las Fuerzas Armadas se empezó a ver la necesidad de formar una “masa crítica” en este ámbito, para lo que se creó la EMCO.
“Empezamos hace año y medio con cursos para tropa, marinería y suboficiales”, explica Palomo, que añade que a principios de 2025 se abrirá el cupo de formación también a oficiales; y se dará una vuelta de tuerca más a todo el programa. “Empezaremos con el planeamiento de operaciones en el ámbito ciberespacial, que es lo que nos diferencia del mundo civil”, revela.
Pese a que su estructura ahora mismo solo cuenta con dos salas llenas de ordenadores, la EMCO ya es todo un éxito. Varios Ejércitos, fundamentalmente de Latinoamérica, pero también de otros países aliados, ya se han acercado a las aulas para mostrar su interés. Pero aquí son “reacios” a acoger por ahora alumnos extranjeros. “Nuestro primer objetivo es trabajar en nuestras propias capacidades”, subraya Palomo.
El programa consta de una formación básica de 10 semanas ―en la que están inmersos diariamente Lucía y Roberto de 8.30 a 14.30― para saber operar en el ciberespacio, que luego se complementa con otras 10 semanas de cursos específicos, como el de operador de sistemas de ciberdefensa, de inteligencia de ciberamenazas, de intrusión de sistemas (que es ofensivo), de investigación digital, de auditoría de sistemas y de implementación de sistemas. “Es un mundo muy complejo [...] Tenemos que trabajar como una orquesta, como un equipo, y responder a ciertas necesidades. Todo ello implica una formación que solo pueden llevar a cabo los militares”, reconoce el coronel, que asegura que la EMCO está “en el buen camino” porque tanto el ministerio como el Estado Mayor de la Defensa (Emad) “han entendido” que tienen que cuidarles, confiesa: Pero admite, igualmente, que la colaboración con universidades y el sector privado es fundamental.
Hasta el momento, 200 alumnos, entre los que solo hay entre un 5% y un 10% de mujeres ―en todas las Fuerzas Armadas hay un 13% de mujeres―, han pasado por estas aulas, que en 2026 se trasladarán a un edificio que aún está en construcción al otro lado de la base de Retamares. “Hay muy pocas mujeres. Es un buen sitio para conciliar. Pero, por desgracia, la realidad es que hay una menor preocupación de la mujer por la tecnología, tanto en la sociedad como en el Ministerio de Defensa”, dice Palomo.
Lucía es una de ellas. “El mundo ha evolucionado a la era tecnológica, y la ciberdefensa y la ciberseguridad son muy importantes. Los conflictos se libran en el espacio ciber”, explica con un gran convencimiento la suboficial del Ejército del Aire en una conversación al salir de clase.
La EMCO no solo enseña a sus alumnos tácticas de ataque en el ciberespacio, sino también a tener una conciencia de las amenazas en este dominio. “En general, estamos mal concienciados de lo que subimos y publicamos en las redes. El curso me ha hecho cambiar [de hábitos]”, reconoce Lucía.
Eso es lo que el vicealmirante Javier Roca, al frente del MCCE desde hace un año, llama “ciberhigiene” de la ciudadanía, según dice en una entrevista con EL PAÍS, en la que subraya la importancia de la concienciación ciudadana de los riesgos y amenazas, pero también oportunidades, en este dominio. La EMCO, aunque apenas echa a andar, “tiene buena pinta”, resume su primer director.
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