Sánchez se vuelca en el pulso por Ribera para retratar a Feijóo y Weber con los ultras
El presidente y su equipo multiplican las llamadas apoyados por Von der Leyen. En La Moncloa se vive como una batalla para ver con qué mayoría se gobierna Europa
El PSOE y el PP libran una batalla decisiva en Europa que trasciende ampliamente la política española. Alberto Núñez Feijóo y su hombre clave en Bruselas, Esteban González Pons, se han movido con Manfred Weber, presidente del Partido Popular Europeo, para dificultar la candidatura de Teresa Ribera a la vicepresidencia más potente de la Comisión Europea. Feijóo ha presumido además de ese veto y ha exigido a Sánchez que retire la candidatura. El presidente se mantiene en silencio, pero no está quieto, según coinciden diversas fuentes del Gobierno. Sánchez, Ribera y el equipo del presidente están moviendo todos sus contactos europeos en todas las familias —no solo la socialdemócrata, la verde y la liberal, sino también la del PPE— para desmontar la operación. Para ello cuentan con un apoyo fundamental: el de Ursula Von der Leyen, la presidenta de la Comisión Europea y dirigente del PPE, que está trabajando con Sánchez para mantener el pacto de familias que ha dado luz a su propio Ejecutivo. Fuentes del Gobierno aseguran que hay líderes del PPE escandalizados con la maniobra y están convencidos de que conseguirán darle la vuelta, pero la situación está en movimiento y nadie sabe cómo acabará.
En varios sectores de la coalición consultados se analiza el pulso desde una óptica española: el PP, interpretan varios dirigentes, es consciente de que Carlos Mazón está en un agujero dramático de credibilidad después de sus errores en la gestión de la dana, pero no puede forzar su dimisión, porque la Generalitat valenciana quedaría a expensas de Vox ―sin sus votos es imposible nombrar otro u otra presidenta― que podría jugársela y forzar un adelanto electoral en el peor momento para los populares. Por eso, explican, el PP ha optado por la estrategia clásica de intentar llevar al mismo hoyo a Ribera, implicándola en los fallos de la gestión de la dana.
Sin embargo, el presidente y su equipo lo ven de otra manera, según diversas fuentes consultadas. Entienden que aquí no se está jugando una batalla de Ribera sí o Ribera no, que solo tendría una repercusión española, sino que detrás hay un movimiento mucho más de fondo dirigido por Weber para cambiar la mayoría con la que se gobierna la UE. El alemán, enfrentado hace tiempo a Von der Leyen, está haciendo una apuesta muy clara por forzar la situación para que la Comisión Europea se apoye en una mayoría distinta a la que ha gobernado la UE en los últimos años, y que fue la que pactó este nuevo gobierno europeo.
Esa mayoría tradicional incluye al PPE, los socialdemócratas, liberales y verdes. Pero Weber, interpretan estas fuentes, quiere forzar a la derecha europea a apoyarse en la ultraderecha de Giorgia Meloni, como se está viendo ya en algunas votaciones en el Parlamento Europeo. Detrás está la gran discusión de toda la derecha europea: qué hacer con la ultraderecha, acercarse a ella o combatirla con un cordón sanitario. Weber está claramente en la posición de Feijóo, que en España decidió gobernar con Vox en cinco autonomías, aunque después los ultraderechistas rompieron esos pactos este verano.
La situación es muy complicada. Fuentes del PP en España se muestran muy satisfechas porque creen que han conseguido que la imagen de Ribera quede manchada en Europa y se ponga en duda su gestión en la dana. La comparecencia del próximo miércoles en el Congreso será sin duda muy dura.
En La Moncloa defienden de forma clara la actuación de Ribera, que explican con datos de los avisos que lanzaron todos los organismos dependientes del Gobierno el día de la dana mientras la Generalitat parecía paralizada, y califican de “irresponsable” esta estrategia porque está poniendo el riesgo la formación de la Comisión Europea en un momento de máximo riesgo político para la UE, cuando Donald Trump está a punto de tomar posesión y reabrir casi con seguridad una guerra comercial que perjudicará a Europa. Pero sobre todo trabajan para que fracase.
Sánchez, que en los últimos años ha trenzado muchas relaciones políticas en Europa, está multiplicando sus llamadas, con apoyo de Von der Leyen, para volver al pacto de familias que permitió esta comisión y dejar descolocado a Weber, con el que ya tuvo un duro enfrentamiento directo hace un año en el Parlamento Europeo, que tenía de fondo el mismo asunto, la relación con la ultraderecha. “¿Devolverían a Berlín las calles dedicadas al III Reich como hace Vox con los franquistas en España? ¿Seguro que siente cómodo con eso, señor Weber?”, le espetó el español mientras el alemán lo criticaba por los pactos con independentistas y se indignaba por esta mención a los nazis.
En España se ve como algo puramente doméstico, esto es trasladar la batalla por la gestión de la dana a Bruselas, pero en La Moncloa creen que nada de esto habría llegado tan lejos si Weber no tuviera una apuesta más de fondo para girar la mayoría con la que se gobierna Europa. Los populares recuerdan que el PSOE también votó en contra de Miguel Arias Cañete, del PP, como comisario europeo. Los socialistas explican que aquella batalla, comparada con esta, fue muy poca cosa porque los eurodiputados socialistas españoles votaron en contra de Arias Cañete pero nadie más les siguió, y no se puso en ningún momento en riesgo la formación del gobierno europeo. La clave, insisten, no es Feijóo, sino Weber, que ha elevado la cuestión y por eso hay un problema real que excede ampliamente a España.
Sánchez prepara así de nuevo para una batalla que no deja de ser el eje de su discurso y con el que logró frenar en España la ola de derecha y ultraderecha que arrasa todo Europa y repetir con muchas dificultades una investidura hace ahora un año, esto es que se trata de frenar la influencia de la ultraderecha en Europa. El presidente y su equipo colocan así de nuevo a Weber y Feijóo con la ultraderecha, a la que estarían abriendo paso aun poniendo en riesgo la estabilidad del Gobierno europeo. Los próximos días son decisivos. Sánchez no estará quieto, y cree contar con Von der Leyen y los líderes de las familias para volver al pacto que tenían sellado, pero Weber tampoco, y ya parece una nueva batalla directa entre ellos.
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