Gestión de danas: la comparación castiga a Mazón y quita argumentos al PP
La actuación de Moreno en Andalucía y del propio ‘president’ ante el segundo temporal evidencian el amplio margen de las autonomías para liderar la respuesta
Ni la furia de la dana en Valencia se ha repetido en Andalucía, ni es lo mismo actuar cuando uno ha tomado nota de un desastre tan próximo y brutal. Lo expresó así este jueves en Onda Cero el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno: “Valencia ha sido desgraciadamente un aprendizaje. Nos ha vacunado”. Pero incluso partiendo de la base de que —como afirma la experta en comunicación de crisis Beatriz Gallardo— “Moreno ha jugado con ventaja”, la gestión andaluza de la dana pone en evidencia la ya de por sí cuestionada actuación anterior de Carlos Mazón. Con el mismo reparto de competencias, la Junta ha dejado patente —en contra de lo sostenido por la dirección nacional del PP y por el Consell— que el liderazgo de la gestión es autonómico, siempre que no se declare el nivel 3, la emergencia nacional, algo que no ha pasado ni entonces ni ahora. Es más, Andalucía ni siquiera ha llegado al nivel 2, lo que no ha impedido una actuación más decidida.
La diferencia más marcada es en la actuación el día crítico. El 29 de octubre a mediodía, pese a que la Aemet había lanzado el primer aviso rojo —es decir, de riesgo “muy alto” para la población— a las 7.36 y lo amplió a las 8.00, Mazón presentaba una certificación turística. El president, que anunció que la dana habría pasado a las 18.00, tuvo después una reunión con patronal y sindicatos, previa a su almuerzo con una periodista, que lo hizo llegar tarde a la reunión del comité de emergencias empezada a las 17.00. Mazón compareció ante los medios para hablar específicamente de la dana ya pasada la medianoche. Y fue para anunciar los primeros fallecidos.
En Andalucía, la jornada de Moreno el día más delicado giró en torno a la dana. El presidente mantuvo su asistencia el miércoles, con Málaga ya en aviso rojo, a un acto a las 10.30 sobre la puesta en marcha en 2026 del tranvía de Alcalá de Guadaíra, cerca de Sevilla. Pero, aun sin renunciar a una convocatoria ajena a la dana, usó el acto para fijar el temporal como su prioridad, explicando las medidas para “minimizar” la pérdida de vidas: “Actuamos en función de la información pluviométrica que nos marca la Aemet y con un objetivo fundamental, que es prevenir antes que curar, y ya lo hemos visto en Valencia”.
Además de la alusión a Valencia, Moreno dejaba dos recordatorios incómodos para Mazón: el primero, la referencia a la Aemet. En Andalucía, el primer mensaje de aviso rojo de la Aemet se encendió para diversos puntos de la provincia de Málaga el martes 12 de noviembre a las 21.30. Y era un anuncio para el día siguiente a las 10.00, es decir, era un anuncio de una entrada en vigor posterior. Solo 12 minutos después, a las 21.42, la Junta anunciaba la suspensión de las clases en buena parte de la provincia de Málaga. Y a las 22.30 el servicio andaluz 112 enviaba el mensaje a los móviles mediante el sistema ES-Alert. Esa misma madrugada la Junta coordinó el desalojo de unas 3.000 personas en la ribera del río Guadalhorce.
La rapidez del envío contrasta con el escepticismo que mostró Moreno en septiembre de 2023 tras una alerta de Protección Civil en la Comunidad de Madrid, en un episodio en el que incluso se visibilizó una discrepancia entre el presidente andaluz y su homóloga madrileña, Isabel Díaz Ayuso. Moreno pidió “rigor” en las alertas, después de un caso en el que no se cumplieron los peores pronósticos. Después del drama de poblaciones como Paiporta, es difícil imaginar comentarios así. Hay un antes y un después.
En días como hoy, es necesaria la precaución y no poner vidas en riesgo. Pero también hago una llamada a la reflexión: si un organismo público alerta de “peligro extremo” debe estar muy seguro, porque eso tiene consecuencias sociales y económicas.
— Juanma Moreno (@JuanMa_Moreno) September 3, 2023
Prudencia toda. Rigor, también.
De vuelta al fatídico 29 de octubre en la Comunidad Valenciana, la Aemet había subido a rojo la alerta para varias zonas a las 7.36 horas, ampliándola a las 8.00 y extendiéndolo por el litoral sur a las 8.04. No obstante, el mensaje a los teléfonos no llegó hasta las 20.03. La consejera con las competencias en emergencias, Salomé Pradas, afirmaría más tarde que conoció aquel mismo martes la existencia de ES-Alert.
El otro mensaje de Moreno que pone en aprietos a Mazón fue este: “Si hiciese falta la colaboración del Ejército, no tardaríamos ni un minuto en solicitarla”. La idea que dejaba patente es clara: corresponde a la administración autonómica pedir la ayuda, como siempre ha sostenido el Gobierno, al que el PP ha tratado de presentar como responsable de la tardía llegada de militares.
En realidad, en Andalucía no hacen falta militares ahora. Como explica un portavoz de la Consejería de Presidencia, la comunidad se encuentra en nivel 1 de alerta, en el que la Junta “puede asumir la gestión con sus recursos”. En la Comunidad Valenciana, en cambio, sí hizo falta el Ejército. Pero no puede decirse que la Generalitat no tardara “ni un minuto” en pedirlo. La delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, llamó la mañana del martes 29 tres veces a Pradas antes de que la Generalitat pidiera la UME. Aunque desde que marcó el nivel 2 el Consell podía pedir los militares sin esperar al ofrecimiento, la petición se produjo más de una hora después de la oferta.
Después del acto de Alcalá, Moreno asistió al pleno del Parlamento, que empezó a las 12.30 del miércoles y donde se debatía el Presupuesto. Pero no llegó a quedarse a la votación, algo irrelevante por la holgada mayoría absoluta del PP. A las 19.42, su equipo informaba de que el presidente se desplazaba al Centro de Coordinación de Emergencias 112 de Málaga. Desde ese punto, Moreno ha estado difundiendo mensajes alineados —como destaca él mismo— con lo que va señalando la Aemet.
Aulas cerradas
Una de las medidas de mayor impacto en Andalucía ha sido la anunciada el miércoles ya por la noche por la Consejería de Educación: no habría clases este jueves en las provincias de Huelva y Málaga, así como en 29 municipios de Cádiz, 126 de Granada y 76 de Sevilla, medida que se sumaba a la suspensión de las clases ya acordada para el miércoles en Málaga. La notificación llegó a las familias a las 21.35 del miércoles a través una aplicación llamada Ipasen. Al filo de las 23.00 lo publicó Educación en la red social X. Moreno lo reforzó en una entrevista a Canal Sur Televisión. Una veintena de ayuntamientos de la provincia de Valencia también suspendieron las clases en los colegios el 29 de octubre, pero la Generalitat no adoptó una medida preventiva similar a la andaluza.
En cuanto a las universidades, las de Málaga y Granada suspendieron la actividad presencial el miércoles. A la medida se sumaron el jueves las de Sevilla, Cádiz y Huelva. En todo estos casos la Junta se encargó de amplificar los anuncios. En el caso de Valencia, tanto la Universidad de Valencia como la Politécnica sobresalieron en prevención al suspender las clases el 29 de octubre. Como publicó EL PAÍS, Mazón, en un corrillo con motivo de una reunión con patronal y sindicatos antes de irse a su famosa comida del martes 29 de octubre, se mostró despectivo con esta decisión.
Un “desastre” irrepetible
“Está claro que todo el mundo, viendo lo de Valencia, se ha puesto las pilas. No solo la Junta, todo el mundo: universidades, empresas...”, afirma Raúl Mena, trabajador de la Agencia de Medio Ambiente y Agua de Andalucía (Amaya), que el lunes llegó de Valencia, donde ha estado ayudando. Representante sindical de CC OO frecuentemente crítico con el Gobierno andaluz, en este caso señala que la Junta “ha reaccionado con rapidez, influida por el desastre de Valencia”. A su juicio, la gestión de la Junta y de la Generalitat son “difícilmente comparables” porque lo ocurrido en Valencia es mucho más grave. Pero añade que, aunque las inundaciones en Valencia eran inevitables, “sí se podrían haber salvado vidas con una prevención que no se produjo”.
Beatriz Gallardo, experta en comunicación de crisis, señala que Moreno partía con varias ventajas para destacar por comparación, como la menor magnitud del problema y un mayor conocimiento de la administración al ser presidente desde 2019, cuando Mazón lo es desde 2023. “El desastre de Mazón había sido tal que [Moreno] ya sabía que era necesario ir con pies de plomo. La ausencia de Mazón —hay una ausencia presencial el primer día, pero una ausencia comunicativa de todo el Consell durante la crisis— y su actitud de echar culpas a los demás no eran repetibles”, afirma Gallardo, catedrática de Lingüística de la Universidad de Valencia, que entre 2020 y 2022 fue secretaria autonómica de Prospectiva y Comunicación con el Gobierno del Botànic en la Generalitat.
Ni la dirección nacional del PP ni el equipo del president respondieron a las preguntas de EL PAÍS. Un portavoz del PSOE señala que para poner en evidencia el discurso del PP tratando de culpar al Gobierno del desastre de la Comunidad Valenciana “no hay que irse” a Andalucía, ya que “cualquiera puede” ver que la propia gestión de la Generalitat ante la actual dana es diferente a la de octubre. “Nosotros no vamos a confrontar. En el PP, si tienen diferentes opiniones en su seno sobre cómo gestionar estas emergencias, deberían hablarlo”, añade.
El Ministerio de Transición Ecológica, a través de un portavoz, evita entrar en comparaciones entre la gestión de la Generalitat valenciana en octubre y la de la misma institución en noviembre, y también evita las comparaciones con la llevada a cabo por la Junta. El departamento que dirige Teresa Ribera (PSOE) se limita a señalar que este segundo episodio ha puesto de relieve el “gran margen de autonomía” que tienen los gobiernos regionales para prevenir y poner a salvo a la población atendiendo a las advertencias de la Aemet.
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