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Los coches se convirtieron en una trampa mortal. Primeras lecciones de una catástrofe

Profesionales de las emergencias con amplia experiencia en desastres dentro y fuera de España explican las dificultades para minimizar los riesgos y atender a las víctimas de la dana en Valencia

Miembros de la UME buscan desaparecidos en un aparcamiento subterráneo de Picanya, este sábado.Foto: Pablo Blazquez Dominguez (Getty Images) | Vídeo: EPV
Natalia Junquera

—Si más gente hubiera evitado coger el coche el peor día de la dana, ¿se habrían salvado muchas vidas?

—Seguro. Dentro del coche hay una falsa sensación de seguridad, porque piensas que pesa mucho. Pero en cuanto el agua supera el eje de la rueda, ya es inestable, y aunque tendamos a tener menos miedo al agua que al fuego, por ejemplo, el agua en movimiento es muy peligrosa porque tiene mucha fuerza y hace mucha presión.

Annika Coll, arquitecta de formación y bombera con casi 25 años de experiencia, es la jefa de Ericam, el equipo de Emergencia y Respuesta Inmediata de la Comunidad de Madrid. Participó en los operativos por los terremotos de Haití, Chile, Turquía y Marruecos; en grandes incendios forestales en España, en la gran nevada de Filomena... Forma parte de los distintos eslabones de los servicios de emergencia a los que EL PAÍS ha consultado tras la devastadora dana para explicar cómo funcionan los sistemas de alerta y de respuesta y qué se puede mejorar para minimizar los daños en el futuro, ya que los expertos coinciden en que ese tipo de fenómenos adversos serán cada vez más frecuentes. La magnitud de la catástrofe es tal que España tardará aún días en saber la cifra total de víctimas mortales, y este sábado, más de 72 horas después de la tragedia, todavía había lugares incomunicados a los que no había podido llegar la ayuda oficial, entre otros motivos, por acumulación de vehículos que quedaron atrapados. Coll pide que se haga, con el tiempo, “una investigación transparente y profunda, independiente y valiente”, para analizar qué pudo fallar en esta ocasión y, sobre todo, qué se puede hacer para evitar que el horror vuelva a escalar hasta los niveles de destrozo humano y material de este desastre natural. Pero ya hay algunas evidencias, factores que pudieron contribuir a disparar el saldo mortal —como las vidas perdidas en el interior de vehículos— o que impidieron una respuesta más eficaz a los avisos -como la desconfianza en los políticos-.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, explicó este sábado que se habían retirado “más de 2.000 vehículos” en las carreteras y que la inspección de garajes, carreteras, viviendas y cauces fluviales había dado lugar al levantamiento de 211 cadáveres. El coche fue, en muchos casos, una trampa mortal. Tanto en la carretera como en los aparcamientos, para intentar salvarlo. Y en este punto, advierten los expertos consultados, tan importantes son los mensajes tempranos de alerta con recomendaciones por parte de las autoridades, como hacerles caso cuando nos llegan. Qué ocurre antes de la emergencia va a ser determinante en lo que pase después. “El terremoto de Chile de 2010 [8,8 grados en la escala de medición]”, explica Coll, “fue mucho más fuerte que el de Haití ese mismo año [7,3], pero los efectos fueron mucho más devastadores en el segundo caso [525 muertos frente a 316.000]. ¿Por qué? Porque en un país eran muy conscientes del riesgo, habían trabajado sus vulnerabilidades y había una educación previa de qué hacer y en el otro no”.

Annika Coll
Annika Coll, bombera, en el campamento de N'Yacoub, tras el terremoto de Marruecos en septiembre de 2023. Moeh Atitar

Los avisos. Aemet, DGT y Protección Civil

La Agencia Española de Meteorología (Aemet) tiene un sistema de avisos estandarizado, el de los colores del semáforo —verde, naranja, rojo—, que sigue los criterios europeos (EMMA-Meteoalarm). El que activó, tras varias alertas los días previos, el martes a las 7.36, de color rojo, significa “riesgo extremo por fenómenos meteorológicos no habituales de intensidad excepcional y con un nivel de riesgo para la población muy alto”, según recoge el Plan Meteoalerta. Este sistema, que se instauró en 2006, tiene como objetivo “facilitar a todos los ciudadanos y a las instituciones públicas, muy singularmente a las autoridades de Protección Civil, la mejor y más actualizada información posible sobre los fenómenos atmosféricos adversos que se prevean, con un adelanto de hasta 72 horas”. La comunicación está protocolizada, como explica Rubén del Campo, portavoz de la Agencia: “El envío se hace a través de la red de alerta nacional, de manera automática, a través de un formato estandarizado a nivel internacional. Luego, además, entre las delegaciones territoriales de la Aemet y Protección Civil de las comunidades autónomas hay una comunicación continua que refuerza el mensaje automático”. Y añade: “La Aemet pone los avisos, la materia prima, digamos. Y con esos avisos, es Protección Civil de cada comunidad la que realiza sus procedimientos y lanza esos mensajes a los móviles de los ciudadanos en la zona a través del sistema ES-ALERT”.

Antes de que Protección Civil, a las órdenes de la Generalitat, lanzase el mensaje masivo, a las 20.03, que pedía “evitar cualquier tipo de desplazamiento en la provincia de Valencia”, la DGT ya había publicado en su cuenta de X hasta 76 avisos desde la mañana por inundaciones, desprendimientos, lluvias y vehículos accidentados en las carreteras a consecuencia de la dana. A las 16.23, ya alertaba de “retenciones” a la altura de El Rebollar y Requena; a las 16.43, en Utiel; a las 17.33 en Picassent; a las 19.08 en Pai i Capellans y el polígono industrial sur... Testimonios de los afectados en los últimos días revelan que cuando recibieron la advertencia de Protección Civil en el teléfono ya tenían “el agua al cuello” o estaban “subidos a un árbol”. Maribel Albalat, la alcaldesa de Paiporta, con más de 60 víctimas mortales en su municipio, explicó: “Los primeros avisos llegaron cuando el agua estaba a dos metros y el mal ya estaba hecho”. Virginia Barcones, directora general de Protección Civil y Emergencias, insiste: “Los coches, en estos casos, son una trampa, y dificultaron el acceso. Por eso es tan importante tener una cultura preventiva, que los ciudadanos sepan qué no deben hacer y qué pueden hacer hasta que lleguen los equipos de rescate”.

Íñigo Vila, director de Emergencias de Cruz Roja.
Íñigo Vila, director de Emergencias de Cruz Roja.

Íñigo Vila, director de Emergencias de Cruz Roja que ha participado en operativos como el del camping de Biescas (87 muertos); las grandes inundaciones en Badajoz; el 11-M, el accidente del Alvia, el huracán Katrina, el terremoto de Haití o el tsunami de Indonesia, explica: “Nuestros equipos estaban prealertados en toda la cuenca mediterránea por lluvias torrenciales y en cuanto empezamos a ver la gravedad, alrededor de las seis de la tarde del martes, intentamos tener más equipos en la calle, pero el corte de vías y las riadas dificultaron enormemente la movilidad. En esos momentos, poco se puede hacer. Y mientras hay posibilidad de encontrar a gente con vida dentro de los vehículos no se puede entrar a limpiar las vías con maquinaria pesada. La llegada de la ayuda ha tenido una serie de condicionantes muy complejos. Ha sido una tormenta perfecta”. Han atendido a 5.700 afectados en Valencia y poco a poco van ayudando a más.

Marta Grijalba, coordinadora de los Institutos de Medicina Legal y Ciencias Forenses del Ministerio de Justicia, explica que las autopsias también ayudarán a entender qué pasó y a mejorar la prevención. “El levantamiento del cadáver, dónde se ha producido la muerte, es muy importante. Esta mañana [por el sábado] había 16 equipos de forenses para desplazarse con las fuerzas y cuerpos de seguridad, que hacen fotografías del lugar”. En Valencia se ha movilizado más de un centenar de profesionales, incluyendo a forenses de otras ciudades que se encontraban en la ciudad de vacaciones y decidieron quedarse a ayudar. Trabajan tres días y después se turnan con otros para descansar, explica Grijalba, “porque la labor es dura física y emocionalmente”. Hasta las cinco de la tarde de este sábado se habían practicado 178 autopsias.

Un miembro de la Unidad Militar de Emergencias, durante los trabajos de rescate de las víctimas de la dana en Sedaví (Valencia).
Un miembro de la Unidad Militar de Emergencias, durante los trabajos de rescate de las víctimas de la dana en Sedaví (Valencia). Miguel Ángel Polo (EFE)

La respuesta: medios, coordinación y competencias

Una vez que se produce el aviso meteorológico, la respuesta pasa a los equipos de Protección Civil. El estatuto de autonomía de la Comunidad Valenciana dice, en su artículo 49, sobre las “competencias exclusivas”, que la Generalitat las tiene “sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 149 de la Constitución y, en su caso, de las bases y ordenación de la actividad económica general del Estado”, sobre la “Protección civil y seguridad pública”. La estructura organizativa del Sistema de Protección Civil español prevé tres tipos de situaciones: cuando la “atención puede quedar asegurada mediante el empleo de los medios y recursos disponibles en las zonas afectadas”, activando, en función del ámbito territorial, “el plan de emergencia municipal, provincial o autonómico” (escenario 1); cuando “los daños superan la capacidad de atención de los medios y recursos disponibles, y además se prevé una extensión o agravación significativa de los mismos”, en cuyo caso “se activa el plan autonómico de emergencia, con incorporación de medios estatales” (escenario 2); y para emergencias en las que se considera que está en juego “el interés nacional” (escenario 3). La devastadora dana que ya se ha cobrado 211 vidas sigue tratándose como escenario 2. Es el presidente de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón, quien está al mando y quien pide ayuda al Estado. El viernes solicitó la presencia de 500 militares y pocas horas después, de 5.000 más. El dirigente del PP podía haber solicitado el nivel 3. No lo hizo. El Gobierno central podía haber decretado por su cuenta ese nivel, lo que hubiera supuesto asumir por completo la coordinación del operativo. Tampoco lo hizo.

Coll explica que el objetivo último del sistema de emergencias es “tratar de estar preparado para lo imprevisible, tanto a nivel institucional como personal porque una vez que ya se ha producido, todo es mucho más complicado”. Cree que hay que seguir “mejorando en coordinación”. “En España hay muchos y muy buenos profesionales en emergencias y hay que aprovechar al máximo toda la capacidad de respuesta de las diferentes administraciones para que sea lo más ágil posible”. “Cuando ofrecimos ayuda a Valencia, el martes”, añade, “sus energías estaban centradas en entender lo que les estaba pasando y gestionar sus propios medios y que fuéramos gente de fuera les metía más ruido. Propusimos entonces acercarnos por si nos necesitaban y eso sí lo aceptaron. El equipo salió el miércoles, se posicionó en Requena y el jueves ya les asignaron trabajo en Chiva”. El ERICAM tiene una ventaja, es autosuficiente, como la UME. No necesita que les busquen alojamiento o que organicen sus comidas. “Cargamos el equipo y nos vamos: con tiendas de campaña, comida, agua, herramientas y métodos para arreglarlas si se estropean”.

Sensibilización ciudadana, desconfianza y crispación política

El sistema ES-Alert, el mensaje que llega a todos los móviles en una determinada área geográfica, es una tecnología del Ministerio del Interior puesta a disposición de todas las comunidades autónomas. En septiembre de 2023, se activó por primera vez por una dana en Madrid que supuso el cierre preventivo de parques y la cancelación de actividades de ocio. El mensaje pedía no utilizar el vehículo salvo que fuese estrictamente necesario y permanecer en el domicilio atento a la información. Entonces hubo mofas y críticas en redes sociales. La tormenta, finalmente, tuvo un impacto menor del previsto y el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, se quejó públicamente, pidiendo “rigor”. Sobre esto, Annika Coll, jefa de Ericam, hace la siguiente reflexión: “En España hay gente que no confía en los mensajes de alerta de las autoridades porque no confía en los políticos. En otros países esto no ocurre. Estoy convencida de que las autoridades lanzan las alertas cuando creen que es el momento adecuado, pero esa decisión no es fácil, porque la gente se enfada si le dicen que va a nevar y luego no nieva. Y puede, también, que no haya una cultura suficiente para entender que los avisos hay que tomarlos en serio y para conocer las vulnerabilidades del sitio donde estás, de tu casa o de tu coche. Eso implica un esfuerzo de divulgación y sensibilización de las autoridades y de todos los que estamos implicados en esto, pero también de los propios ciudadanos”.

“La protección civil”, añade el jefe de emergencias de Cruz Roja, “empieza por uno mismo”. “En Valencia tenemos un proyecto piloto desde hace un año en algunos barrios de la capital para sensibilizar sobre el riesgo ante fenómenos meteorológicos adversos. El control absoluto no existe, como no existe el riesgo cero ante una situación tan extraordinaria como esta, cuando en ocho horas cayó, en algunos sitios, el agua de año y medio. Cruz Roja es una organización muy autocrítica y analizaremos al detalle la operación”.

Decenas de vehículos apilados tras el paso de la dana en una calle en Alfafar, este sábado.
Decenas de vehículos apilados tras el paso de la dana en una calle en Alfafar, este sábado.Associated Press/LaPresse Angel Garcia (APN)

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Sobre la firma

Natalia Junquera
Reportera de la sección de España desde 2006. Además de reportajes, realiza entrevistas y comenta las redes sociales en Anatomía de Twitter. Especialista en memoria histórica, ha escrito los libros 'Valientes' y 'Vidas Robadas', y la novela 'Recuérdame por qué te quiero'. También es coautora del libro 'Chapapote' sobre el hundimiento del Prestige.
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