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Grupos ultras recrudecen la campaña de bulos masivos contra la inmigración con el crimen de Mocejón

El asesinato del niño de 11 años da rienda suelta al discurso racista, con Alvise Pérez y miembros de Vox al frente de la ofensiva

Alvise Pérez, en Madrid, el pasado 7 de junio, en un acto de su campaña a las europeas.
Alvise Pérez, en Madrid, el pasado 7 de junio, en un acto de su campaña a las europeas.Claudio Álvarez
Xosé Hermida

La voz quebrada de Asell Sánchez, primo del niño de 11 años asesinado el domingo en Mocejón (Toledo), marcará otro hito en la nutrida antología de la infamia en las redes sociales. El periodista que actuaba como portavoz de la familia golpeada por la tragedia rompió a llorar el lunes ante los micrófonos de la Cope al relatar el acoso y las amenazas que estaba sufriendo por pedir que cesasen los bulos sobre el asesinato aventados por grupos ultras. De sembrar el veneno se habían encargado, entre otros, el inevitable Alvise Pérez y un destacado dirigente de Vox, que se apresuraron a vincular falsamente a extranjeros con la autoría del crimen. Desde hace semanas, la extrema derecha ha recrudecido su campaña de odio al inmigrante con la difusión de delitos cometidos por personas extranjeras, en muchas ocasiones puras patrañas.

La intensidad de la campaña xenófoba ha encendido las alarmas, cuando todavía están recientes los graves disturbios en varias ciudades del Reino Unido, después de que grupos ultras atribuyeran falsamente a un inmigrante la muerte de tres niños. La Fiscalía anunció este martes que está examinando el posible carácter delictivo de los “mensajes falsos” puestos en circulación los últimos días con el “propósito deliberado de despertar entre la población sentimientos de odio, hostilidad y discriminación” contra los extranjeros, singularmente los menores no acompañados.

La delegada del Gobierno en Castilla-La Mancha, Milagros Tolón, en la rueda de prensa de este martes en Toledo.Foto: JUAN MORENO (EUROPA PRESS) | Vídeo: EPV

También la delegada del Gobierno en Castilla-La Mancha, Milagros Tolón, señaló a los “sembradores de odio” e hizo un llamamiento a Alvise Pérez y a Vox para que cesen de diseminar bulos. “¿Se puede ser más cruel y miserable?”, se preguntó la delegada gubernamental al comentar los ataques al portavoz de la familia de la víctima por haber pedido, cuando todavía se buscaba al presunto asesino, que no se “criminalice a ninguna etnia”. El ministro de Transportes, Óscar Puente, ya había salido al paso en la tarde del lunes: “Es simplemente asqueroso e inaceptable. Basta ya”.

A las 13,20 horas del domingo, cuando acababa de saltar la noticia del apuñalamiento de un niño en la localidad toledana de Mocejón, el flamante eurodiputado Alvise Pérez ya tenía una conclusión sobre lo sucedido. En el canal de Telegram donde da rienda suelta a sus obsesiones ante una audiencia de casi 700.000 seguidores, Pérez recogió la información y la vinculó al apuñalamiento de un chico de 16 años en Madrid supuestamente “por cinco menas”. Cinco horas después, el líder de Se Acabó la Fiesta profundizaba en la tesis y la amplificaba en su cuenta de X. El lunes 5 de agosto, habían sido alojados 50 inmigrantes africanos en un hotel de la localidad. Y dando voz a supuestos vecinos del pueblo, agregaba: “Somos menos de 5.000 personas y vivíamos tranquilos. Ahora hay violaciones, robos y el asesinato de este niño de 10 años”.

A partir de ahí, fue un no parar. El eurodiputado consignaba una avalancha “en menos de 24 horas” en toda España de apuñalamientos, “violaciones grupales”, “palizas a ancianos” o “asesinatos varios” sin molestarse en detallarlos y con una conclusión: “O hacemos que se acabe la fiesta de los criminales o España se va a la mierda”. Lo siguiente fue reproducir un plano de Mocejón para ilustrar la proximidad entre la mezquita del pueblo y el campo de fútbol donde se produjo el asesinato, junto a datos inflados sobre la población extranjera local. La cosa adquirió luego un tono detectivesco. Pérez se dedicó a divulgar informaciones como la matrícula del coche en el que había huido el atacante.

A media tarde del lunes, llegó la noticia de la detención del sospechoso y la confirmación de que no tenía ningún vínculo con el colectivo inmigrante. Pero Alvise no iba a dejar que la realidad estropease su performance virtual. Difundió una foto del detenido para afear a algunos medios que lo hubiesen descrito erróneamente como “rubio y rapado”. Y como colofón, desempolvó otra teoría para continuar apuntando a la inmigración: “Fuentes cercanas a la Guardia Civil especulan que el asesinato al [sic] crío de 11 años fuera una prueba de acceso a una banda latina”.

La familia de la víctima, según explicaría después su portavoz, ya estaba informada de quién era el sospechoso, pero no podía revelarlo. Por eso el primo del pequeño pidió que cesase la “criminalización” de los inmigrantes. La respuesta de las milicias digitales de la extrema derecha fue abalanzarse contra él. Asell Sánchez dirige un programa en 13TV, canal propiedad de la Conferencia Episcopal, en el que informa de la labor de los misioneros católicos en el mundo. En su perfil de X podían encontrarse fotos de sus viajes a África. La horda ultra se las apropió, las reprodujo y las acompañó de mensajes como “se merecen lo que les pasa” y amenazas de muerte.

Sin participar directamente ni con tanta intensidad, Vox tampoco ha dejado pasar la ocasión de proseguir su propia campaña al respecto. El diputado en el Congreso y vicesecretario de Comunicación del partido, Manuel Mariscal, enlazó en X dos noticias, una que daba cuenta del apoyo del PP de Toledo a la acogida de menores migrantes y otra sobre la presencia de 50 extranjeros en el hotel de Mocejón, para apostillar: “Que no caiga en el olvido”.

Hace ya tiempo que Vox ha institucionalizado un ritual en sus comparecencias en la sala de prensa del Congreso. Su portavoz —antes Iván Espinosa de los Monteros, ahora Pepa Millán— se arranca con un preámbulo para relatar delitos cometidos por extranjeros y acusar a la prensa de ocultarlos. El partido ya incluyó en su programa electoral el compromiso de dar publicidad desde las instituciones a las nacionalidades de quienes cometan crímenes sexuales.

Desde las pasadas elecciones europeas y la ruptura de sus pactos autonómicos con el PP por el reparto de unas pocas decenas de menores inmigrantes en las comunidades donde gobernaban juntos, el discurso xenófobo se ha impuesto a todas las demás cuestiones en el partido de Santiago Abascal. Sus redes sociales están repletas estos días de mensajes para equiparar la inmigración a la delincuencia. Acaba de lanzar un vídeo encabezado por la frase “estos son los niños del PP” que combina imágenes de cayucos, peleas de jóvenes y declaraciones de dirigentes populares. En Cataluña ha creado en X una cuenta llamada Barrios Seguros en la que lleva hasta una contabilidad de apuñalamientos.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.
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