La investigación evalúa si el joven detenido por el asesinato del niño de 11 años en Mocejón tiene una discapacidad intelectual

La Guardia Civil continúa con la investigación del crimen a puñaladas de un niño de 11 años en Mocejón (Toledo, 5.000 vecinos) cuando apenas han pasado 48 horas de la muerte del menor en un polideportivo del municipio. La detención de un joven de 20 años, en la misma localidad, y el hecho que haya reconocido ser el autor de lo ocurrido, ha aliviado la presión sobre los investigadores, que este martes siguen buscando el arma con el que se produjo el ataque. Los agentes evalúan si el arrestado tiene una discapacidad intelectual, como manifestó su padre durante su declaración, según han indicado fuentes cercanas al caso. Están pendientes de documentación que lo acredite y que sea sometido a los exámenes que se consideren necesarios.

El joven, de 20 años, fue arrestado este martes por la mañana en el domicilio de su padre, donde pasa temporadas, aunque reside en Madrid con su madre. Durante su declaración, en la que habló de sí mismo en tercera persona, mostró algunas conductas poco coherentes. “Dijo que se sintió como en un videojuego”, asegura una fuente. A pesar de ello, indicó que había tirado el arma, un cuchillo, en un canal o acequia cercana al recinto donde se produjo el ataque, añaden estas fuentes. Desde ayer a mediodía, los agentes de Guardia Civil rastreaban la zona y los alrededores en un amplio dispositivo.

El padre del arrestado ha acudido este martes a la Comandancia de Toledo, donde el joven permanece desde que fue detenido. El hombre ha explicado a los medios que su hijo tiene una discapacidad intelectual del 75% y que no toma medicación. Según su testimonio, el joven no tiene habilidades sociales y fue respondiendo afirmativamente a lo que le planteaban los agentes. También ha añadido que había hablado con él y que decía “cosas que no tenían sentido”.

Según el relato aportado por el padre, llamado Fernando, su hijo salió el domingo por la mañana, como hacía todos los días, al campo, donde suele correr y caminar. Después fue a casa de la abuela, como era habitual en él, y la abuela le cambió de ropa. Sobre las 11.00, cuando ya se había producido el crimen de Mateo, padre e hijo fueron juntos a misa y después regresaron a casa de la abuela. “Allí comió tranquilamente”, ha manifestado el hombre, que llevaba una bolsa en la mano e iba acompañado de una abogada de oficio.

Tras el arresto, también se han registrado dos domicilios en el mismo Mocejón, el del padre y el de la abuela, al que el detenido acudió en un momento del domingo a cambiarse de ropa. En estos lugares se han buscado las prendas que el arrestado llevaba el día del suceso y que serían claves para la investigación, tanto para su identificación por parte de los testigos, como por el posible análisis de restos de ADN que lo puedan relacionar con la agresión mortal al grupo de niños que se encontraban jugando al fútbol.

La rápida investigación para encontrar al responsable de estos hechos en apenas 24 horas, a cargo de la Unidad de Policía Judicial de la Comandancia de Toledo, y en la que ha participado el Grupo de Información, ha recibido las felicitaciones del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; el presidente autonómico, Emiliano García-Page; y la delegada del Gobierno, Milagros Tolón. El juzgado de instrucción número 3 de Toledo ha declarado las actuaciones secretas, por lo que los datos de la investigación y la forma con la que lograron llegar hasta el arrestado se conocen con cuentagotas.

El ataque se produjo a las diez de la mañana del pasado domingo, cuando la víctima jugaba con otros dos menores en la instalación deportiva Ángel Tardío, ubicada en una colina a las afueras del pueblo, junto a una zona de chalés residenciales. En ese momento, un joven con el rostro cubierto accedió a las instalaciones, se dirigió hacia el grupo de menores y atacó al chico. Tras el apuñalamiento, huyó. Desde el primer momento, tanto el portavoz de la familia, Asell Sánchez-Vicente, como los vecinos de esta pequeña localidad indicaban que el autor debía conocer la localidad, ya que accedió a través de un hueco una alambrada del recinto, que estaba cerrado en esos momentos.