Moreno aumenta a 14 las consejerías y cambia de destino a los consejeros más cuestionados
La titular de Salud pasa a Medio Ambiente y Cultura se desgaja de Turismo y vuelve a manos de la anterior consejera con cartera compartida con Deporte
El presidente de la Junta de Andalucía comunicó este lunes la crisis de Gobierno que lleva meditando tres meses, desde que el 2 de mayo la responsable de Agricultura formase parte de la lista del PP al Parlamento europeo y él asumiera esas competencias en Presidencia. Moreno no ha querido prescindir de ninguna de las personas que nombró tras las elecciones de 2022, que ganó por mayoría absoluta, pero sí las cambia de sitio. También abre una consejería nueva hasta sumar 14.
Catalina García deja la Consejería de Salud para asumir la de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul; y Arturo Bernal se mantiene en Turismo, pero sin Cultura y Deportes. Con estos dos cambios, el presidente intenta resolver un entuerto que se estaba enquistando, porque tanto la gestión de García como la de Bernal en Cultura, estaba contaminando a todo el Gobierno autónomo. Ambos consejeros se habían convertido en la diana principal de la oposición.
Moreno ha dado a conocer la crisis del Ejecutivo en una comparecencia sin preguntas y a la que no estaban convocados los medios. El presidente andaluz no se ha limitado a hacer unos meros ajustes, como venían trasladado de su entorno, sino una crisis más amplia cuando el Gobierno autónomo acaba de cumplir la mitad de la legislatura.
El líder andaluz ha citado, por separado, en su despacho en el palacio de San Telmo a cada uno de los consejeros. Ninguno ha salido de la reunión con una visión global de los ajustes, solo el que les afectaba, si era el caso, a sus departamentos. Según fuentes del Gobierno, el presidente andaluz sí ha aprovechado para hacer balance de cada consejería con sus titulares.
La nueva consejera de Salud es Rocío Hernández Soto, independiente y hasta ahora directora del distrito sanitario Aljarafe Sevilla. La otra incorporación es Carmen Castillo, también independiente, que asume la Consejería de Desarrollo Educativo, del que fue viceconsejera en la etapa de Javier Imbroda. De este departamento sale Patricia del Pozo para asumir Cultura y Deporte, cargo que ya desempeñó en la anterior legislatura. Al consejero de Turismo, Arturo Bernal, le quita Cultura. La gestión de Bernal en esta área ha sido muy cuestionada por el sector y por la oposición en el Parlamento andaluz. Moreno ha revestido la amputación de las competencias de Cultura, añadiéndole otras materias en acción exterior —fue consejero delegado de la antigua agencia andaluza de promoción exterior―, por lo que esta consejería se llamará Turismo y Andalucía Global.
Moreno refuerza a la consejera de Economía, Hacienda y Fondos Europeos, Carolina España, que asumirá también a partir de hoy la portavocía del Gobierno andaluz. España, que ha sido diputada del PP en el Congreso durante cuatro legislaturas, tiene un perfil mucho más político, curtido y duro que su antecesor, Ramón Fernández-Pacheco. Moreno mantiene a este en el Gobierno, pero lo cambia de consejería. Deja Medio Ambiente y asume la Consejería de Agricultura (que estaba descabezada desde el 2 de mayo), Pesca, Agua y Desarrollo Rural, puesto del que se hizo cargo de manera transitoria el pasado mes de mayo por la salida de Carmen Crespo a las listas europeas.
Durante este tiempo, Moreno no ha compartido sus planes y no se ha dado ninguna prisa. Ningún consejero o dirigente del Partido Popular ha reconocido saber lo más mínimo qué tipo de remodelación tenía planeada el presidente, si bien había unanimidad en negar ceses de consejeros a mitad de la legislatura. El propio Moreno siempre ha empleado la palabra “ajustes” en relación con las competencias distribuidas entre las 13 consejerías para no crear demasiadas expectativas.
Quienes más inquietos han vivido este largo compás de espera han sido la mayoría de los miembros del Consejo de Gobierno ya que desconocían la profundidad de los cambios y cómo les podía afectar. Fuentes del entorno de Moreno señalan que esa intranquilidad personal le ha sentado bien al Ejecutivo porque los consejeros se han “tensionado” en el ecuador de la legislatura. Llegada la mitad del mandato, el cronómetro empieza a funcionar para muchos proyectos que de no tramitarse a tiempo no podrán verse en 2026 cuando tocan de nuevo elecciones autonómicas.
Esta es la segunda crisis de Gobierno de Moreno en la actual legislatura. El presidente andaluz prescindió para las elecciones municipales últimas de su consejera de Fomento, Marifran Carazo, quien ganó la alcaldía de Granada.
Salud y Cultura, dos consejerías en la diana
Catalina García, la consejera de Salud saliente, ha sufrido el mayor desgaste de esta última legislatura, a cuenta de una gestión de la sanidad pública andaluza que ha sido duramente criticada no solo por los partidos de la oposición, sino por todos los sindicatos del sector y por los ciudadanos que, de la mano de Marea Blanca, han protagonizado hasta tres manifestaciones multitudinarias en todas las provincias andaluzas en contra de su deterioro y de la privatización. En el entorno del presidente de la Junta, muchos consideraban que era conveniente mantenerla en su puesto, porque cesarla era reconocer que la situación de la sanidad pública era mala y porque atraía todas las críticas sobre ella, desviándolas del líder popular.
Cuestionada también internamente por ser enfermera y no profesional de la medicina, su primer desencuentro con los profesionales sanitarios fue la orden de tarificación en la que se abrían las puertas a la privatización de la atención primaria, sumida en un caos tras la pandemia, y la posibilidad de que los centros sanitarios públicos fueran empleados por profesionales de la privada. Aunque estas medidas trataron de justificarse con distintos argumentos, finalmente la Consejería dio marcha atrás a esta iniciativa —que el propio Moreno dijo desconocer— para conseguir lograr un pacto con los principales sindicatos para la atención primaria.
La relación entre el ya exconsejero de Cultura con el sector empezó torcida desde que se conoció su nombramiento y salió a relucir un mensaje de Facebook de 2018, en el que Bernal calificaba al cine español de “cuadrilla de ingratos” y a la gala de los Goya de “infumable e impresentable pantomima”. Su percepción mercantilista de la Cultura levantó las críticas de los máximos representantes del sector que cuestionaron desde el primer momento su estrategia de industrialización de la cultura a través de la internacionalización y la descentralización.
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