La Guardia Civil centra en una narcolancha de Huelva la investigación del ‘caso Barbate’

Hay fragmentos del casco con raspones, las hélices de los motores fueraborda, dos tubos de pasta de dientes, una botella de yogur líquido, el envase de un medicamento contra el asma, un pasamontañas... En total, son 61 vestigios que el Servicio de Criminalística de la Guardia Civil ha recogido meticulosamente de una narcolancha que fue interceptada el pasado 17 de marzo frente a las costas de Huelva y que ahora se ha convertido en la principal sospechosa de haber protagonizado la embestida que más de un mes antes, el 9 de febrero, asesinó a los agentes Miguel Ángel González y David Pérez e hirió a tres de sus compañeros en el puerto de Barbate (Cádiz). Un informe incorporado el pasado 2 de julio al sumario del caso, y al que ha tenido acceso EL PAÍS, detalla a lo largo de 282 páginas la recogida de las muestras por parte de los especialistas para someterlas a análisis de ADN, químicos o de trazas. Estos estudios, aún no finalizados, deben despejar las dudas de si esta fue la lancha que pasó por encima de la zódiac de las víctimas.

Hasta que el pasado mayo un informe elaborado por un equipo conjunto de la Comandancia de Cádiz y la Unidad Central Operativa (UCO) diera un vuelco a la investigación del doble crimen y exonerara a los seis primeros detenidos, las pesquisas se habían centrado en la embarcación en la que viajaban estos y que había sido localizada en una playa de La Línea de la Concepción (Cádiz). Tras descartarse que esta hubiera tenido una participación directa en los hechos, la Guardia Civil enfocó la investigación hacia otras dos narcolanchas intervenidas. Una fue encontrada abandonada en un arenal de Chiclana (Cádiz) y otra, interceptada en el mar frente a las costas de Huelva. Tras comprobar que la de la localidad gaditana tampoco pudo ser, las sospechas han recaído en esta última al reunir las características de la que en las grabaciones de vídeo de aquella noche aparecía pasando por encima de la patrullera de los agentes: cuatro motores fueraborda y una antena de radar.

El nuevo informe de Criminalística detalla que esta embarcación fue interceptada a 20 millas al sur de la playa onubense de La Antilla (Huelva) cuando transportaba 2.350 libros de combustible en 94 garrafas supuestamente para suministrar a otras narcolanchas en lo que se conoce como petaqueo. Esta embarcación neumática de alta velocidad (ENAV, como se las denomina formalmente en el ámbito policial) estaba tripulada por cinco personas que fueron detenidas entonces y están acusados por un juzgado onubense de tráfico de drogas, contrabando, estragos y atentado contra la autoridad, pero a los que por ahora no se les ha implicado en el asesinato de los dos agentes. Las sospechas sobre la autoría siguen recayendo en un ciudadano de nacionalidad marroquí llamado Karim, al que se sitúa oculto en su país de origen desde que se produjo el suceso.

La embarcación ―de 7.000 kilos de peso, 13 metros de eslora y con una potencia de 1.200 caballos de potencia― se encuentra desde entonces en un depósito judicial de la localidad de Lepe, donde fue escudriñada el pasado abril durante más de 24 horas por los expertos de la Guardia Civil. En el rastreo se ha tenido en cuenta que, cuando fue intervenida en marzo, la patrullera del instituto armado que la interceptó impactó con ella por la zona de estribor y, por tanto, una parte de las marcas de pintura de color verde que pudiera tener corresponderían con esta acción y no con el suceso de Barbate, según detalla el documento policial.

De los 61 indicios recogidos en el interior de la embarcación, 58 ―entre ellos envases de productos o el pasamontañas― van a ser sometidos pruebas para localizar ADN y cotejarlos, posteriormente, con las bases de datos de restos biológicos existentes para lograr la identificación de los tripulantes. Además, los fragmentos extraídos del casco de la narcolancha donde aparecían marcas de un supuesto impacto serán sometidos a un estudio químico para “establecer posibles coincidencias” con la pintura de la zódiac del instituto armado arrollada. A idéntico análisis, además de otro de trazas, van a ser sometidas las hélices de los motores, en este caso para determinar si fueron ellas las que provocaron los cortes que presentan tanto el traje de neopreno como el casco de uno de los agentes fallecidos.

Mientras llega el resultado de estos análisis, el juez Ángel Rojas, encargado de la investigación, ha ordenado el sobreseimiento provisional de la causa para los seis detenidos que inicialmente fueron acusados del doble crimen al considerar que el informe de mayo los exoneraba del asesinato de los dos guardias civiles. A todos ellos, que siguen en prisión, se los investigará ahora en una pieza separada como presuntos autores de los delitos de contrabando, pertenencia a organizaciones criminal y resistencia o desobediencia grave a los agentes, por estar a bordo de una de las narcolanchas que la noche que ocurrieron los hechos se refugiaron en el puerto de Barbate del temporal.