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Albares enfría el acuerdo sobre Gibraltar y dice que habrá que esperar al nuevo Ejecutivo británico

El ministro de Exteriores afirma que las “negociaciones técnicas” se mantienen, pero aleja la posibilidad de una firma inminente

El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, este lunes en Madrid.
El ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, este lunes en Madrid.Borja Sánchez-Trillo (EFE)
María Martín

El “último empujón” para lograr un acuerdo sobre el Gibraltar pos-Brexit vuelve a posponerse. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha dado por hecho este lunes que no habrá acuerdo hasta que se forme el nuevo Ejecutivo británico que saldrá de las urnas el próximo 4 de julio. El adelanto electoral extendió el temor de que las negociaciones entre España y Reino Unido, que se encuentran en su recta final, se aparcasen; y, aunque el ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo, aún veía factible una firma antes de los comicios, Albares la ha descartado definitivamente. “Las negociaciones técnicas se mantienen y en cuanto el nuevo Gobierno esté al frente me reuniré con mi nuevo colega para dar ese último empujón que, al menos de parte española, queremos desde el primer momento, y que estoy seguro de que será beneficioso para Gibraltar y para el Campo de Gibraltar”.

El ministro de Exteriores, que ha comparecido en una rueda de prensa junto a su homólogo egipcio, Sameh Shoukry, se reunirá mañana martes con los alcaldes del Campo de Gibraltar para seguir avanzando en el “trabajo técnico”, pero sin perspectivas de un cierre definitivo inminente. Si ese acuerdo se produce más adelante, aún quedará pendiente su ratificación por parte del nuevo Parlamento Europeo que salga de las urnas este fin de semana. Y, dependiendo de si el texto final afecta a competencias compartidas, no se descarta que sea necesario el respaldo de los 27 parlamentos nacionales.

Las negociaciones para determinar cuál será el estatuto de la colonia británica de Gibraltar tras la salida de Reino Unido de la UE se arrastran desde hace dos años y medio y, aunque se han anunciado “notables avances”, no terminan de cerrarse. Hace algunas semanas reinaba cierto optimismo que apuntaba a que pudiese rubricarse un texto antes de las elecciones europeas, pero el pasado 16 de mayo volvió a desinflarse. Ese día, Albares viajó a Bruselas para sentarse con su homólogo británico, David Cameron, así como con Fabian Picardo y el vicepresidente de la Comisión Europea Maroš Šefčovič, pero, tras seis horas de reunión, no pudieron anunciar más que una “intención compartida” de alcanzar el pacto sobre la colonia británica, sin fijar plazos. Tampoco se han dado detalles de las discrepancias, aunque Albares ya ha afirmado que no ve “escollos” que impidan la firma. “No hay ningún asunto en el que ninguna de las partes rechace, excluya o tenga una oposición frontal a llegar a un acuerdo en algunos aspectos”, aseguró el ministro en Bruselas.

Pero el acuerdo sobre Gibraltar afecta, aunque sea tangencialmente, a la cuestión de la soberanía, un asunto muy sensible para Reino Unido y España y que implica un constante tira y afloja. La decisión clave de derribar la verja que separa el Peñón de La Línea de la Concepción (Cádiz), para permitir el paso de personas y mercancías, obliga a imponer los controles en el puerto y en el aeropuerto. Y eso ha convertido en crucial el papel que tendrán los agentes de Frontex, la agencia europea de fronteras, y los de los cuerpos y fuerzas de seguridad españoles en el control de los pasajeros que llegan a Gibraltar procedentes de terceros países. También es clave el uso conjunto del aeropuerto, construido sobre un istmo cuya titularidad reclaman Madrid y Londres.

El futuro tratado contemplará cuestiones relativas a los derechos de los trabajadores, la armonización fiscal y de impuestos, que inciden en productos como el tabaco, seguridad, medio ambiente y la equiparación de las pensiones de los gibraltareños (unos 465 euros de media más altas) con la de los empleados transfronterizos en el Peñón.

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Sobre la firma

María Martín
Periodista especializada en la cobertura del fenómeno migratorio en España. Empezó su carrera en EL PAÍS como reportera de información local, pasó por El Mundo y se marchó a Brasil. Allí trabajó en la Folha de S. Paulo, fue parte del equipo fundador de la edición en portugués de EL PAÍS y fue corresponsal desde Río de Janeiro.
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