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Cataluña reactiva a un Sánchez a la ofensiva

El líder del PSOE deja atrás su amago de dimisión y busca ya una batalla izquierda-ultraderecha para las europeas similar a la de julio de 2023

Pedro Sánchez, en el mitin este sábado, en Barcelona. Foto: Eric Renom/LaPresse
Carlos E. Cué

A veces parece como si no hubiera sucedido. Apenas se habla de ello en el entorno de Pedro Sánchez. En las reuniones internas no se menciona, como mucho de forma irónica, con alguna broma. El episodio del amago de dimisión del presidente, que tuvo en vilo al PSOE porque muchos dirigentes pensaron que la decisión del adiós estaba tomada, ha quedado atrás de una manera sorprendentemente rápida. El resultado de las elecciones catalanas, que ha devuelto a los socialistas a una euforia incluso superior a la que vivieron tras el 23 de julio de 2023, ha borrado por completo las últimas dudas que dejaron esos días en los que muchos pensaron que todo había acabado. Sánchez ha vuelto a la ofensiva, como ha demostrado en sus apariciones públicas estos días, y de nuevo se ha echado a la espalda la campaña, esta vez la de las elecciones europeas.

El PP confía en dar un golpe muy duro al presidente y al Gobierno en estos comicios y sacarle al PSOE hasta siete puntos, tras convertirlos de nuevo en un plebiscito sobre Sánchez y movilizar así a la derecha. Pero después del exitazo del PSC, en La Moncloa creen que las cosas han cambiado mucho y las expectativas son diferentes. Este sábado, en un mitin en Barcelona, el líder del PSOE se dio el lujo incluso de augurar que van a ganarle al PP las europeas. Es un objetivo prácticamente imposible, porque el PP va a absorber todo el voto de Ciudadanos y lo tiene muy fácil para ser el más votado. Pero ahora los socialistas sí creen posible reducir la gran distancia que las encuestas les auguraban en las elecciones más difíciles para cualquier gobierno, donde el voto de castigo es muy sencillo, porque no tiene consecuencias directas, y por el contrario es muy difícil movilizar a los progresistas para que respalden al Ejecutivo.

En cualquier caso, diversos miembros del gobierno y del PSOE consultados señalan que las elecciones realmente importantes, las que tenían consecuencias políticas de fondo, eran las catalanas. Y que el resultado es tan extraordinario ―Salvador Illa llegó a 42 escaños y el independentismo se quedó muy lejos de sumar mayoría, los dos grandes objetivos― que le da a Sánchez y su equipo un aval político tan fuerte que las europeas, sea cual sea el resultado, no impedirán que la legislatura se consolide y el presidente pueda tener varios meses de calma por delante siempre que Junts y ERC, sus dos aliados imprescindibles, no decidan salirse de la mayoría o imposibilitar la aprobación de los Presupuestos a finales de año. El debate interno abierto en ERC es lo que más preocupa en este sentido, pero en La Moncloa confían en que la mayoría aguantará.

Cataluña se ha convertido en nuestro principal argumento. La derecha se ha quedado sin nada. ¿De verdad toda su oposición es sacar a Begoña Gómez en un caso que no se sostiene? ¿Y cuando quede archivado? Lo que ha pasado en Cataluña es muy de fondo y desactiva las críticas de la derecha por mucho tiempo. Nos están dando la razón hasta periodistas conservadores”, reivindica un ministro. En el mitin en Barcelona, Sánchez insistió en esta idea: “Feijóo y Abascal miran al procés independentista con añoranza. Porque cuando gana la convivencia, Feijóo y Abascal se quedan sin discurso”.

El presidente ha dejado atrás por completo el episodio de dudas sobre su futuro y ahora parece decidido a que desaparezca en el PSOE cualquier debate sobre eso, mucho menos sobre una posible sucesión. “A mí no me van a quebrar”, insistió el viernes en La Sexta. Según varias personas que le conocen bien, lo que hizo era completamente atípico en su personalidad de resistente, y ahora ha vuelto a su lugar natural, a la ofensiva y envalentonado por el éxito en Cataluña. Sánchez no se arrepiente de lo que hizo, señalan en su entorno, y de hecho cree que muchos entendieron que mostrara sus dudas, su debilidad, especialmente las generaciones más jóvenes, pero en cualquier caso da por superado ese episodio y ha vuelto a su línea anterior.

El Sánchez de estos días se parece mucho más al de julio de 2023 que al que anunció en una carta que iba a reflexionar si debía dimitir por el acoso a su familia. Y de hecho, desde el punto de vista político, el presidente está intentando recuperar el espíritu de julio de 2023 que llevó a una movilización extraordinaria de los progresistas para frenar a la ultraderecha. Para ello le ayuda el presidente argentino Javier Milei, que precisamente en este momento de arranque de la campaña de las europeas ha viajado a Madrid para participar en un gran encuentro de la ultraderecha europea organizado por Santiago Abascal. “Se reúne en España la internacional ultraderechista. Milei dice que la justicia social es una aberración. Y eligen España para reunirse porque representamos como sociedad todo lo que odian: el feminismo, la justicia social, la dignidad laboral, un estado del bienestar fuerte, la democracia”, clamó este sábado el líder del PSOE en Barcelona. Sánchez y su equipo de campaña buscan precisamente movilizar a los electores progresistas frente al riesgo real, nada ficticio, de una Europa dominada por la ultraderecha, que aspira a todo en estas elecciones y por primera vez podría tener un peso relevante en la Comisión Europea que surja tras las urnas.

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Este miércoles, Sánchez protagonizará un largo debate en el Congreso que él tratará de centrar en esta cuestión, que es decisiva para Europa. Un tercio de los europeos viven ya bajo gobiernos en los que participa la ultraderecha, ya sea nacionales, regionales o locales. Y su llegada a las instituciones europeas, especialmente a la Comisión Europea si la derecha tradicional del Partido Popular Europeo le abre la puerta, podría cambiar por completo la línea política y económica de Europa. El presidente está preparando un discurso en ese sentido, para explicar con detalle qué se está jugando en estas elecciones.

De la salida de la crisis con fondos europeos, con mutualización de la deuda -todos los europeos conjuntamente asumen el riesgo de esa deuda, algo inédito que ha pasado por primera vez tras la crisis del covid- se podría pasar a una nueva etapa de austeridad, ajustes y reducción del estado del bienestar europeo, menos Presupuestos. Además de endurecimiento de políticas en cuestiones sensibles como la inmigración pero también en políticas de igualdad, en derechos LGTBI. Con todo esto, y con el anuncio del día en que reconocerá el estado de Palestina, Sánchez tratará de usar el Congreso para fijar el marco de las europeas que él quiere, pero también tendrá que enfrentarse a una oposición que necesita golpearle, recuperar la iniciativa y cambiar el eje hacia un plebiscito del propio presidente. A partir de ahí, ya todo será campaña. Y solo después de estas elecciones empezará de verdad la legislatura, por primera vez con más de un año por delante sin elecciones, siempre que no haya repetición en Cataluña.

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