El PSC parte con clara ventaja en Cataluña con Junts al alza y la caída de ERC
Salvador Illa ganaría claramente las elecciones catalanas según el sondeo de 40 dB, pero no tiene garantizado formar gobierno | Los independentistas pueden perder la mayoría que han ostentado hasta ahora en el Parlament y necesitarían a la extrema derecha de Aliança Catalana para sumar
Estimación de escaños
Total: 135 escaños
Cataluña entra esta semana oficialmente en campaña electoral todavía con la digestión en curso de los resultados en el País Vasco del pasado domingo y con un panorama mucho menos claro a efectos de los pactos que permitan formar un gobierno estable. Los socialistas de Salvador Illa se impondrán con claridad el 12 de mayo, pero, como ya les ocurrió en 2021, esto no les garantiza poder gobernar, ya que la investidura dependerá de los acuerdos posteriores. Una opción clara y ya ensayada en el pasado sería un ejecutivo liderado por el PSC con formaciones de izquierdas (ERC y Comunes-Sumar). Menos claro está que se pueda reeditar un gobierno de coalición independentista, ya que la suma de partidos que permitió investir a Pere Aragonès (ERC, Junts y la CUP) hace tres años no tiene ahora garantizada la mayoría. Las urnas, pues, decidirán si se mantiene viva la confrontación soberanista derivada del procés o si se pasa página tras los indultos a los condenados por el referéndum ilegal de 2017 y la amnistía que entrará en vigor previsiblemente el mes que viene. Así lo refleja el sondeo de 40 dB. para EL PAÍS y la Cadena SER elaborado a partir de 1.200 entrevistas entre el 16 y el 19 de abril, cuyos datos internos pueden consultarse en abierto aquí.
La encuesta indica que los socialistas llegan primeros a la cita electoral con 38 diputados, cinco más que en los anteriores comicios. La pugna entre los partidos independentistas, que es el otro gran frente de estas elecciones, se inclinaría a favor de Carles Puigdemont, de Junts, que sumaría un diputado a los logrados hace tres años y se quedaría con 33. Esquerra Republicana, la gran perjudicada por esta situación, pasaría a ser tercera fuerza al perder seis de los 33 diputados de 2021. Además del PSC, el otro partido que recibe un fuerte impulso es el PP, que abandonaría su posición residual en el Parlament al lograr 13 escaños, 10 más de los que tiene ahora. Eso sí, los populares no logran deshacerse de Vox, que mantiene una fuerte posición con nueve diputados, solo dos menos de los que consiguió en su irrupción de 2021. En el otro flanco, a la izquierda del PSC y de Esquerra, Comunes-Sumar y la CUP se quedarían con siete escaños cada uno, siendo la CUP quien más pierde respecto a los últimos comicios, un total de dos escaños. El sondeo también refleja la probable entrada de Aliança Catalana, la formación independentista de extrema derecha que lidera la alcaldesa de Ripoll, Sílvia Orriols, que lograría un escaño.
Con estos resultados la formación del Gobierno es una verdadera incógnita, ya que los vetos de los candidatos independentistas a Salvador Illa podrían repetir la situación de 2021 con unos socialistas que se fueron a la oposición pese a ganar las elecciones. Ahora Illa, con sus 38 diputados, estaría en mejor posición para pactar, pero en las preferencias de coaliciones los catalanes apuestan prioritariamente por una coalición liderada por ERC y Junts (26,8%), seguida de una liderada por el PSC y ERC (26,2%). A mucha distancia (15,8%) la sigue la coalición que podría liderar el PSC y el PP, pero que requeriría de más socios. La opción que suma más diputados es el tripartito de la izquierda, que tendría una holgada mayoría absoluta de 72 diputados. En cambio, el pacto independentista puede quedarse corto. En la franja media de la encuesta, Junts, Esquerra y la CUP se quedarían con 67 diputados, a uno de la mayoría absoluta. Solo conseguirían llegar a 68 incorporando el escaño de los ultras de Aliança Catalana, algo que tanto la CUP como ERC han descartado totalmente.
Illa es el único candidato que se abre a pactar con todo el mundo menos con Vox y Aliança Catalana. Su discurso está centrado en “pasar página” a lo que llama “década perdida” del proceso independentista. Y, a priori, lo que manifiestan los encuestados podría dar alas a esta opción. En este sentido, hay un 40,3% de ciudadanos que creen que la gestión del Gobierno de Pere Aragonès ha sido mala o muy mala, frente a un 14,5% que opinan lo contrario. La agenda independentista también parece quedar relegada cuando se pregunta a los ciudadanos por sus principales preocupaciones. La lista la encabeza la inflación y el coste de la vida, continuando por la sanidad y los servicios públicos, las desigualdades sociales, el paro, la seguridad, el cambio climático y la vivienda. Hay que bajar hasta la décima posición para encontrar la “cuestión territorial”. Y, mientras que los asuntos de carácter más social preocupan de manera similar a los votantes de los grandes partidos, el problema territorial moviliza básicamente a los independentistas.
Pero que la agenda soberanista pueda quedar en segundo término no implica que un nutrido grupo de ciudadanos deje de apostar por la independencia o como mínimo por mayores cotas de autogobierno. En este sentido, la fórmula de organización territorial que recibe más apoyos es el del Estado independiente para Cataluña (32,3%), seguido de la opción de tener más autonomía (25,65). La tercera opción es mantener el actual grado de autonomía (22,3) y solo un 10% pide retroceder en el autogobierno o, directamente, anularlo.
Es en este punto que los independentistas esperan incidir durante la campaña electoral. Tanto Esquerra Republicana como Junts se van a presentar como garantes de que no haya una recentralización y competirán por sus propuestas a favor de avanzar hacia la independencia, si bien ERC se ha desmarcado claramente de la vía unilateral y Junts no aclara cómo piensa hacer el camino prometido. Junts, sin embargo, intenta sustituir estas omisiones poniendo la figura de su candidato, Carles Puigdemont, casi como único reclamo. No en vano, Puigdemont —que vive fuera de España desde 2017 para evitar la acción de la justicia— es el candidato más conocido por toda la población y arrasa en apoyos internos. El 87,8% de los votantes de Junts tienen una buena o muy buena opinión de él. Ello contrasta, por ejemplo, con el más discreto 60% de Pere Aragonès o el 59% que cosecha Salvador Illa en el PSC. Eso sí, Illa se mantiene en cabeza como presidente preferido empatado con Puigdemont.
El llamado efecto Puigdemont ha servido para movilizar a los votantes de Junts. Pero los socialistas mantienen una buena fidelidad de voto entre sus bases. En este sentido, el sondeo refleja que el 74% de los votantes de Junts repetirán su voto y que el 66% de los socialistas también ya lo han decidido. Más atrás se queda Esquerra Republicana, que antes de arrancar la campaña tiene pendiente movilizar a sus bases con solo un 53% de convencidos de repetir el voto.
Fuera de los partidos con opciones de hacerse con la presidencia de la Generalitat destaca el reflote que vive el Partido Popular. El sondeo refleja la total extinción de Ciudadanos en la comunidad que vio nacer a la formación naranja, y ello beneficia sobre todo al PP, que casi multiplica por cuatro su representación. Con todo, el PP sigue teniendo problemas para imponerse a Vox. Lo refleja, por ejemplo, el hecho que para sus votantes, el candidato de la ultraderecha siga siendo la segunda mejor opción como presidente catalán después de su candidato, Alejandro Fernández.
En el flanco más a la izquierda, los Comunes, que ahora incorporan la marca Sumar a la papeleta, pasarán la prueba de fuego de haber tenido un papel clave en el adelanto electoral catalán tras haberse negado a apoyar la ley de Presupuestos de Pere Aragonès. Su tendencia es claramente a la baja y podrían llegar a dejarse tres escaños por el camino, aunque la tendencia es que puedan perder solo uno. Algo parecido le pasa a la CUP, que en las pasadas elecciones fue decisiva a la hora de investir a Pere Aragonès, pero que luego siempre ha actuado como fuerza de oposición. Las elecciones han sorprendido a los anticapitalistas en pleno proceso de refundación y sin liderazgos claros, algo que pagarían perdiendo dos escaños.
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