Vox y PP exhiben sus diferencias en una deslucida concentración contra la amnistía
La protesta reúne en Madrid a 15.000 manifestantes según la Delegación del Gobierno, menos que en anteriores convocatorias
En la recta final de la tramitación parlamentaria de la Ley de Amnistía, la protesta en la calle ha perdido fuelle este sábado. Sea por el tiempo desapacible en Madrid (intenso frío y lluvia intermitente) o por cansancio, la concentración en la céntrica plaza de Cibeles no ha tenido el éxito de sus precedentes, las del 21 de enero y el 18 de noviembre. Si entonces asistieron 31.000 y 170.0000 personas respectivamente, según la Delegación del Gobierno, esta vez la cifra se ha quedado en 15.000, según la misma fuente.
Era la primera vez que el Partido Popular y Vox se manifestaban juntos tras el distanciamiento de la campaña gallega, y las dos principales fuerzas políticas de la derecha han exhibido sus diferencias. “Lo que sorprende es que el PP esté hoy aquí y el miércoles esté en Bruselas con [Félix] Bolaños”, ha dicho Abascal a su llegada. Aludía a la negociación que el ministro de Justicia y el vicesecretario popular Esteban González Pons mantienen en la capital comunitaria para la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), paralizada desde hace más de cinco años. “Yo no sé si estará hoy aquí el señor Pons o ya está cogiendo el avión para Bruselas”, ha remachado con ironía. Abascal ha acusado a los populares de practicar una “estafa permanente” a sus electores, “que lo único que hace es crear confusión”, y les ha exigido que “cesen todos los contactos con la mafia socialista aquí y en Bruselas”. “En lo que de Vox depende”, ha apostillado, “no va a haber tregua ni paz para este gobierno de malvados”.
Tras emplazar de nuevo al PP a que se niegue a tramitar la Ley de Amnistía en la Mesa del Senado, donde tiene mayoría absoluta —una medida que los populares descartan por considerarla ilegal e ineficaz—, Abascal se ha remitido al expresidente José María Aznar, quien instó a que todo “el que pueda hacer [algo para frenar la amnistía] lo haga”. “Eso [bloquearla en la Cámara Alta] es lo que puede hacer el PP”, ha remarcado.
A su llegada a la concentración, el líder ultra ha sido recibido como una estrella de rock, entre aplausos, selfis y apretones de manos. El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, que sí acudió a la anterior convocatoria, no ha aparecido. Génova ha explicado que Feijóo se encontraba en Córdoba, en una reunión de dos días con los barones territoriales del partido, y ha optado por enviar una delegación encabezada por la portavoz popular en el Parlamento Europeo, Dolors Montserrat, y tres vicesecretarios: Esther Muñoz, Juan Bravo y Noelia Núñez.
La eurodiputada del PP, que se ha mantenido en segundo plano y ha evitado el cuerpo a cuerpo con Abascal, se ha limitado a glosar las acciones de su partido contra el Gobierno. “El Grupo Popular es la pesadilla de Pedro Sánchez en Europa”, ha presumido, en una rivalidad por ver quién hace más contra el Ejecutivo en la que también han entrado los eurodiputados de Ciudadanos, Adrián Vázquez y Jordi Cañas, quienes han anunciado que pedirán a la Comisión Europea que abra un procedimiento de infracción contra España.
Las banderas de la UE con las siglas del PPE (Partido Popular Europeo) identificaban al sector del público más próximo a Feijóo, mientras otros manifestantes coreaban “¡solo queda Vox!”, el lema con el que los ultras recriminan su supuesta blandura a los populares.
Por la tribuna de oradores han desfilado, entre otros, el abogado y exfiscal de la Audiencia Nacional Ignacio Gordillo —quien ha alabado la reciente decisión del Supremo de encausar por terrorismo al expresidente catalán Carles Puigdemont y se ha mostrado convencido de que los jueces tumbarán la amnistía— o el portavoz de la asociación de guardias civiles Jucil, Agustín Leal. Este ha provocado aplausos cuando ha mencionado a los dos agentes asesinados con una narcolancha en Barbate (Cádiz), y ha asegurado que España, “sin la Guardia Civil, sería la Venezuela de Chávez”. No ha sido la primera alusión al régimen chavista: antes que él ha hablado el estudiante de origen venezolano Diego Alejandro Yáñez Segnalini, presidente de Libertad sin Ira, una organización muy activa en las concentraciones ante la sede del PSOE en la calle Ferraz.
Pero la mayor ovación se la ha llevado el fundador de Vox y expresidente del PP catalán Alejo Vidal-Quadras, que sufrió un atentado el 9 de noviembre. “Antes que nada, permitid que os dé una noticia que espero os satisfaga: estoy vivo”, ha comenzado su intervención, cubierto con una gorra y con la voz aún muy débil. Tras culpar de su intento de asesinato a “sicarios enviados por un régimen teocrático, misógino, totalitario y terrorista”, en alusión a Irán, ha asegurado que España vive “un periodo oscuro” en el que se enfrenta a una “amenaza existencial”. Para hacerle frente, ha pedido “una alternativa” de verdad y no una mera “alternancia”, haciendo suyo el argumento que Abascal emplea para reclamar un pacto del PP con su partido en toda España que Feijóo rehúye. Mientras sonaban los acordes del himno nacional, la lluvia ha acelerado la dispersión del público.
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