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Sevilla lanzó 20 millones de caramelos en su cabalgata de Reyes, 83 veces más que Madrid y cinco fueron a la basura

La capital andaluza prevé redactar una ordenanza para reducir sus 100.000 kilos de golosinas hasta niveles “sostenibles”

Un rey mago lanza caramelos desde una cabalgata en Sevilla, donde cada 5 de enero se regalan 20 millones de golosinas.
Un rey mago lanza caramelos desde una cabalgata en Sevilla, donde cada 5 de enero se regalan 20 millones de golosinas.Raúl Caro (EFE)
Javier Martín-Arroyo

Sevilla ofrece cada 5 de enero una escena asombrosa: los Reyes Magos lanzan 20 millones de caramelos desde las carrozas de su cabalgata principal y tras su paso cubre las calles una espectacular alfombra de azúcar que a continuación recogen los operarios de la limpieza. Una de cada cuatro golosinas envuelta en plástico va directamente a la basura porque la gente ya no se agacha y el malgasto se repite, año tras año.

Pero ni siquiera todos los dulces recogidos por las familias se consumen: “Mis hijos no suelen comer caramelos y tal y como llegué a casa eché en la mesa las dos bolsas, separé algunos, y la gran mayoría de mis seis kilos fueron a la basura. Las tradiciones se tienen que adaptar a los tiempos porque al final la cabalgata se convierte en un vertedero de basura”, critica Carmen Parra, vecina del barrio Tiro de Línea en la capital andaluza, que acudió a la última cabalgata con sus dos hijos. “Siempre me ha sorprendido que se tiraran tantos caramelos a manos llenas, como si no hubiera un mañana, pero también la manta de caramelo aplastado que queda en el suelo cuando acaba”, añade perpleja.

Uno de cada cuatro caramelos lanzados quedó tirado en las calles porque los servicios de limpieza recogieron ese día 24.000 kilos de residuos. El Ayuntamiento quiere reducir esos 20 millones de caramelos (con 5 gramos de peso medio y 100.000 kilos repartidos) hasta “niveles sostenibles”, según fija el borrador de su próxima ordenanza municipal de limpieza. El Consistorio no aclara el alcance de esa reducción prevista porque alega que “negociará y debatirá con todas las partes” afectadas, según aduce un portavoz.

Al margen del “desperdicio alimentario” que busca evitar, el dispositivo de limpieza cuesta al Ayuntamiento 40.000 euros entre los 270 operarios y las reparaciones de los 115 vehículos de limpieza, algunas atascadas con los caramelos. La ordenanza municipal prevé la prohibición de arrojar “caramelos duros y masticables”. Para predicar con el ejemplo, la carroza de Lipasam (la empresa municipal de limpieza) no arrojó caramelos en la última cabalgata.

Un niño recoge un caramelo tras el paso de la cabalgata de 2023 en Sevilla.
Un niño recoge un caramelo tras el paso de la cabalgata de 2023 en Sevilla. PACO PUENTES

Esa lluvia de 20 millones de caramelos es aún mayor, dado que esa cifra es la que se lanza en la cabalgata principal, con 33 carrozas y organizada por el Ateneo, pero luego salen otras 21 cabalgatas en los distintos barrios con 180 carrozas y 7.600 participantes. En la del barrio de Triana por ejemplo, con 25 carrozas y 650 niños, se lanzaron este año tres millones de caramelos. “La gente los deja en el suelo y es una lástima. Este año ha sido el que menos hemos tirado con 15.000 kilos, reducir la cantidad era nuestro objetivo, porque el año pasado se pudieron tirar 30.000 kilos”, explica su director Manuel Pérez.

Para esta veintena de cortejos paralelos, el Ayuntamiento añade unos 2,8 millones de caramelos (14.000 kilos) y más de 28.000 juguetes y obsequios, según cifras oficiales. En total, los operarios de limpieza recogieron unos 14 millones de caramelos (71.000 kilos) entre el 5 y el 6 de enero, según el Consistorio.

“En Sevilla la imagen del Rey Mago desde hace 107 años, cuando empezó la cabalgata, es de dadivoso y generoso. Vemos la evidencia y tenemos que estar pendientes, pero no podemos erradicar [los caramelos] de la noche a la mañana, salvo que la ordenanza lo prohíba. No me imagino a los Reyes saludando con las manos”, alega Manuel Sainz, director de la cabalgata principal que organiza el Ateneo.

Ecologistas en Acción ha criticado el malgasto de recursos que supone lanzar millones de caramelos a sabiendas de que muchos acaban en la basura. “Es un desperdicio ridículo y anunciado que es complicado de recoger y ensucia. Me pregunto quién tiene interés en comprar ese dineral de caramelos duros, sabiendo que se quedan en el suelo”, censura su portavoz Leticia Baselga.

Un rey mago lanza cientos de caramelos en la cabalgata de este año en Sevilla.
Un rey mago lanza cientos de caramelos en la cabalgata de este año en Sevilla. Raúl Caro (EFE)

La cantidad de azúcar hecha caramelo lanzada por los aires en Sevilla, 100.000 kilos, contrasta con las cantidades de Madrid (1.200 kilos), Barcelona (5.000 kilos) Valencia (3.000 kilos) o Málaga (12.000 kilos). Los caramelos están formados por azúcar, el hilo conductor, la glucosa como la levadura que los compacta, y el edulcorante, que les da color y sabor.

La mayoría de los millones de caramelos que se lanzan en las cabalgatas de Andalucía provienen de Ucrania, como gran país productor de maíz, por delante de otros países como Grecia, Turquía o Portugal. “No me sorprende la prohibición de los caramelos duros porque todo evoluciona y ahora gana el masticable”, ilustra Juan Antonio León, dueño de Menta y Limón, empresa que cada año distribuye la friolera de 1,4 millones de kilos de caramelos a 1.300 municipios, además de ocho millones de balones y otros regalos como peluches.

Hace años que las cabalgatas andaluzas incorporaron otros regalos para los niños al margen de los caramelos y pelotas: bufandas, pasteles o mojama de atún, chacina y queso empaquetados. Eso sí, de momento los caramelos siguen siendo el grueso del lanzamiento de regalos, a pesar de que la mayoría de familias restrinja en casa el consumo de azúcar para los niños, tal y como recomiendan los expertos nutricionistas y en salud pública.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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