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Los fieles de una mezquita de Colonia (Alemania) delataron a ‘El Pastilla’

La policía exploró tres posibles vías de escape de Yousef Lehrech. La cooperación policial, la colaboración ciudadana y, finalmente, la suerte permitieron atraparlo un mes después de su fuga de la cárcel

El Pastilla
A la izquierda, una de las imágenes difundida por la policía tras la fuga de 'El Pastilla'. A la derecha, imagen del ahora detenido grabado por unas cámaras de seguridad de una calle de Colonia (Alemania).Policía Nacional/ EFE
Patricia Ortega Dolz

Desde su audaz huida el pasado 23 de diciembre en el tumulto de la salida de las visitas de la cárcel de Alcalá-Meco (Madrid), Yousef Lehrech, popularmente conocido como El Pastilla, se convirtió en objetivo primordial del grupo de Fugitivos de la Policía Nacional. El joven —y presunto sicario— de 21 años, investigado por dos asesinatos, tenía, a juicio de los investigadores, “al menos tres opciones” para continuar su improvisada fuga. Se escapó aprovechando un posible error en el control del centro penitenciario, que está siendo ahora depurado desde la Dirección General de Instituciones Penitenciarias dependiente del Ministerio del Interior. El Pastilla ha sido detenido este jueves en la estación de tren de Leipzig (Alemania), durante un control de identificaciones rutinario realizado por los agentes de seguridad ciudadana alemanes, según fuentes de la investigación. Unas informaciones “anónimas” habían llegado semanas después de su fuga hasta la policía alemana por parte de asistentes a una mezquita en Colonia, que aseguraban que El Pastilla frecuentaba su templo.

La dos primeras opciones que barajaron los investigadores tras su escapada fueron que intentara llegar a Marruecos, país de origen de su familia, o que volviera a su ciudad natal, Ceuta, “donde sabía como ocultarse”, explican los agentes que han estado al frente del operativo.

Los agentes de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (UDYCO) de Ceuta y Algeciras y del Grupo de Respuesta Especial para el Crimen Organizado (GRECO) en Cádiz, para quienes El Pastilla era un viejo conocido —pese a su juventud— extremaron la vigilancia en su barrio y controlaron los movimientos de “la gente de su entorno”. Todos ellos “conocían la vida y milagros” del joven sicario, además de sus crímenes y sus veleidades. Pronto llegaron a la conclusión de que a Marruecos no cruzaría porque allí gobiernan los Tayena, el grupo que rivaliza por el control del tráfico de drogas en Ceuta con la organización de los Piolín, para la que presuntamente había trabajado como sicario El Pastilla. La policía lo acusa de ser el asesino material de Nayim K. A., alias Tayena y cabecilla de esa banda criminal, a quien presuntamente habría ejecutado de un tiro en el tórax a la salida de su casa en Los Barrios (Cádiz) el pasado 12 de abril. “Irse a Marruecos para él no era una opción, allí está amenazado de muerte”, argumentan los investigadores.

Además, se le imputa un segundo asesinato de un joven a quien presuntamente habría confundido con otra persona de la banda rival. Por ambos crímenes, la policía le detuvo a finales del pasado mes de mayo en el puerto de Algeciras. Ingresó en la prisión de Cádiz pero, debido a “su alto grado de conflictividad”, fue catalogado con un nivel cinco en el Fichero de Internos de Especial Seguimiento (FIES) y trasladado a la prisión de Alcalá-Meco, a la que apenas acababa de llegar cuando se dio a la fuga.

La vigilancia y las indagaciones en Ceuta y Algeciras de los policías, que sabían que El Pastilla es un tipo de delincuente “hecho en la calle, a la intemperie, capaz de pasar días encerrado a base de agua y pan”, dieron sus frutos al cabo de unos días, y abrieron una nueva posible línea de investigación: “Podría haber huido hacia el sur de Francia, donde tenía familiares y amigos”.

En paralelo, los agentes del grupo central de Fugitivos incluyeron a Yousef Lehrech en la Red Europea de Equipos de Búsqueda Activa de Fugitivos ENFAST, donde los agentes están dedicados específicamente, 24 horas, a la localización de huidos de la justicia en Europa. Además, apelaron a la colaboración ciudadana y difundieron diferentes fotografías del fugado, con unos rasgos faciales muy marcados, por si alguien lo veía en algún lugar.

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“Comenzaron a llegar informaciones de todo tipo”, recuerdan los investigadores. “Le habían visto en el supermercado, en plazas, en estaciones de autobús y de tren...”, cuentan. Hasta que dieron con una pista francesa que podría encajar on su huida en Montpellier. Sin embargo, tras alertar a sus homólogos franceses, ese rastro se perdió.

Vida en Colonia

No fue hasta varias semanas más tarde cuando llegaron a los policías alemanes unas informaciones “anónimas” en las que se aseguraba que El Pastilla estaba frecuentando una mezquita de Colonia. Comenzó así una vigilancia de la zona por parte de los agentes germanos, que consiguieron ubicarlo en un apartamento de una familia marroquí en la ciudad y captarlo, oculto bajo una capucha y con la cabeza baja mirando su teléfono móvil, con unas cámaras de seguridad próximas al templo musulmán.

Esa imagen, difundida tras su captura por la policía, fue enviada a la policía científica española, que la analizó con sistemas de reconocimiento facial y confirmó que se trataba de El Pastilla. Sin embargo, la vigilancia del apartamento en el que supuestamente se encontraba resultó infructuosa, según revelan fuentes de la investigación.

Cuando parecía que “el objetivo” se había movido y de nuevo se le había perdido el rastro, irrumpió el factor suerte en la escena: “Unos agentes de seguridad ciudadana de Leipzig le dieron el alto en un control de identificaciones rutinario en la estación de tren”, recuerdan los investigadores. “No portaba documentación y los agentes se alertaron, poco después confirmaban su identidad con su huella dactilar”, relatan los agentes, que de momento no han conseguido descifrar cuáles fueron los pasos que dio Yousef Lehrech hasta llegar a la ciudad alemana desde Madrid.

Con una Orden Europea de Detención en vigor, se espera que El Pastilla sea extraditado a España en los próximos diez días y que ingrese de nuevo en prisión, aunque está por ver en cuál.

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Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".
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