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La ‘rave’ ilegal de Fuente Álamo termina tras cinco días de fiesta

El cierre del evento se está haciendo de forma organizada, aunque todavía quedan unos 50 vehículos en el recinto municipal ocupado por los participantes

Asistentes a la 'rave' de Fuente Álamo (Murcia).
Asistentes a la 'rave' de Fuente Álamo (Murcia).ALFONSO DURAN
Diego Sánchez

La macrofiesta ilegal celebrada en Fuente Álamo (Murcia) bajo el nombre Big Fucking Party 2024, ha llegado a su fin este viernes tras cinco días de fiesta ininterrumpida. Durante el mediodía se ha desmontado el último escenario que aún seguía en pie en el interior del circuito de velocidad municipal, en desuso desde hace años y ocupado desde el pasado sábado por miles de personas. La rave, que ya se celebró de una forma muy similar el año pasado en las mismas fechas en La Peza (Granada), se ha dado por concluida un día antes de Reyes, cuando se esperaba que acabase. El final de la fiesta se ha realizado de manera organizada y cumpliendo medidas de seguridad, aunque la alcaldesa de Fuente Álamo, Juana María Martínez (PP) ha advertido de que el operativo no puede darse por finalizado mientras queden asistentes en el recinto y hasta que no se hayan evaluado los daños o se hayan retirado los residuos derivados de la fiesta.

La celebración apenas ha afectado a los pueblos de la zona y tampoco se han registrado grandes incidentes, pero se ha saldado con un total de 200 sanciones administrativas y una persona ha sido detenida por tráfico de drogas, según información facilitada por la Delegación del Gobierno en la Región de Murcia. Los guardias civiles de Tráfico han interpuesto 57 denuncias tras practicar pruebas de detección de drogas a conductores y otras 14 por infracciones de Seguridad Vial. También se ha denunciado 92 veces la tenencia o el consumo de drogas y han tramitado 14 denuncias por infracciones a la Ley de Seguridad Vial. La Policía Local de Fuente Álamo ha interpuesto, además, 20 denuncias por acampar en zonas no permitidas.

El evento dio el pistoletazo de salida el pasado sábado, cuando los organizadores rompieron el candado que da acceso al circuito y comenzaron a instalar los equipos de sonido, los escenarios, las tiendas y los puestos de comida rápida que durante la semana han conformado una ciudad nómada de 10.000 habitantes; una sociedad paralela con sus propias normas y sistema económico. A partir de ese momento, comenzó el llamamiento a través de plataformas de mensajería y redes sociales como WhatsApp, Telegram o grupos de Facebook como Teknival. Poco a poco, miles de vehículos y de personas fueron sumándose a una rave cuyos recursos, capacidad organizativa y despliegue material no tiene nada que envidiar al de un festival gestionado por una promotora, con grandes escenarios, un sonido potente y de calidad, y una variedad de food trucks que vendían crepes, pizzas o hamburguesas caseras. Ninguno de los asistentes consultados han ofrecido detalles para identificar a los organizadores.

Aunque los asistentes han claudicado un poco antes del día de Reyes, como se esperaba después del precedente de la Big Fucking Party 2023 —extendida hasta el día 6 de enero—, han sido cinco días de fiesta ininterrumpida. Casi la mitad de los participantes provenían de otros países —sobre todo de Francia, Italia y Alemania— y llegaron en autocaravanas. Algunos venían a exprimir sus vacaciones y otros eran nómadas que van de fiesta en fiesta esgrimiendo que esta es una “cultura” y una “forma de vida” completamente legítimas.

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La estrategia seguida por la Guardia Civil ante esta situación ha sido más de desgaste que de choque. El miércoles, la Delegación de Gobierno descartó un desalojo para evitar males mayores, y se optó por impedir el retorno a todos los vehículos que abandonasen el recinto para garantizar la seguridad en las carreteras y para ir disminuyendo el volumen de la fiesta. De este modo, la rave fue perdiendo fuelle y este jueves, seis de los siete escenarios ya fueron retirados en camiones de los organizadores. Además, la mitad de los vehículos abandonaron el recinto, en una muestra de que la fiesta podía terminar antes de lo previsto.

Aunque la música podía escucharse a varios kilómetros, el lugar fue elegido estratégicamente por los organizadores y la macrofiesta apenas ha tenido incidencia en la normalidad de los pueblos circundantes. El más poblado de la zona (17.589 habitantes), Fuente Álamo, está a 13 kilómetros del recinto y sus ciudadanos coincidían al señalar que, siempre que no dejasen residuos, no veían con malos ojos la celebración de la fiesta.

La Big Fucking Party 2024 tampoco ha estado exenta de trifulca política. El líder regional de Vox, José Ángel Antelo, ha venido exigiendo la disolución del evento desde el comienzo. La postura fue rápidamente tildada como “represiva” por el diputado regional de Podemos, Víctor Egío, quien animaba a los organizadores a volver a organizar una fiesta similar en el mismo recinto el próximo año en un vídeo difundido a través de su cuenta en X (antes Twitter) y grabado desde el interior de la propia fiesta ilegal.

Si bien la duración de la rave ha sido algo menor a la del año anterior, la mayoría de los asistentes coincidían en que había sido una experiencia muy positiva y expresaban su voluntad de repetir el año que viene. Es esperable, pues, que haya una nueva edición de la Big Fucking Party en 2025. Las fechas y el nombre del evento son previsibles. Pero para conocer el lugar donde se celebrará falta un año.


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Sobre la firma

Diego Sánchez
Redactor en la sección de Nacional. Graduado en Estudios Ingleses por la Universidad de Salamanca, su ciudad natal. Vivió en Irlanda, Francia, Reino Unido, Granada y Tenerife antes de trasladarse a Madrid para cursar el Máster UAM-EL PAÍS. Le interesan la política, la música, el deporte y la Educación.
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