El ‘caso Vidal-Quadras’: un intento de asesinato no tan profesional
Los tres detenidos por su implicación dejaron un reguero de pistas que permitió a la policía llegar a ellos en 13 días
La detención este martes de tres personas por su presunta relación con el intento de asesinato, el pasado 9 de noviembre, del expresidente del PP de Cataluña y fundador de Vox Alejo Vidal-Quadras ha sido posible por la eficaz labor policial, pero también por el reguero de pistas que dejaron los supuestos implicados antes, durante y después del atentado. Las pruebas recuperadas en una moto que no se quemó del todo, la localización de un coche de alquiler que circulaba con exceso de velocidad entre Madrid y Andalucía en fechas claves, y las imágenes grabadas por las cámaras de seguridad cercanas al lugar donde fue tiroteado el político han permitido a los responsables de la investigación atar cabos en un suceso en el que aún se busca al sicario que disparó y a aquellos que presumiblemente lo encargaron. La llamada pista iraní, que apunta a que el atentado pueda estar relacionado con los lazos que el político mantiene con la disidencia iraní desde su etapa de europarlamentario del PP (1999-2014), sigue siendo la principal hipótesis de los investigadores tras verse reforzada con los arrestos.
Una motocicleta quemada. La primera pista que manejó la Policía fue la moto en la que el autor del tiroteo huyó junto a un segundo individuo que le espera a los mandos del vehículo. Las primeras noticias apuntaban que ambos habían escapado del lugar en una Yamaha T-Max de color negro. Sin embargo, horas después los investigadores encontraron una motocicleta de otra marca, en este caso BMW, en un descampado de la calle Canario, de Fuenlabrada (Madrid), cercano al célebre polígono industrial Cobo Calleja. Los autores del intento de asesinato habían intentado destruirla para borrar huellas, pero el vehículo no quedó totalmente calcinado y la policía pudo recuperar el VIN (número de identificación del vehículo, en sus siglas en inglés), los 17 caracteres grabados en el bastidor que son únicos para cada vehículo.
Esta información reveló que la misma había sido matriculada en la provincia de Málaga y llevó a los agentes hasta la persona que era o había sido su propietario, que fue uno de los detenidos este martes. En su declaración ante la Policía, este admitió su relación con el vehículo, pero se escudó en que se lo habían robado. Los investigadores, que no descartan aún el uso de una segunda motocicleta en el suceso, intentan determinar cuál fue en realidad su grado de implicación en el intento de asesinato.
Un coche de alquiler multado. La Policía llegó a los otros dos detenidos a través de otro vehículo, en este caso un coche de alquiler color azul metalizado que estaba mal aparcado en Lanjarón (Granada). El automóvil, que había sido arrendado a una empresa con sede en Málaga, fue hallado estacionado en la calle Eras del Salado de esta localidad de modo casi casual. Los servicios del Ayuntamiento querían despejar esta vía de vehículos para proceder a la tala de los árboles y la Policía Local introdujo su matrícula en el sistema informático para proceder a su retirada. Al hacerlo, los responsables de la investigación del atentado, que buscaban este coche tras haber sido detectada su presencia en lugares claves del suceso, recibieron una alerta y, con ello, centraron sus pesquisas en esta localidad. Los agentes habían visionado las grabaciones de las cámaras de seguridad de locales comerciales tanto del día del atentado como de las jornadas previas del lugar del atentado, así como de la zona donde apareció la moto calcinada en busca, precisamente, de vehículos sospechosos. Fuentes cercanas a la investigación añaden que este vehículo fue también detectado por los radares de Tráfico y multado después de que sobrepasase los límites máximos de velocidad en un trayecto entre Madrid y Andalucía.
Un chiita en las Alpujarras. Uno de los detenidos en Lanjarón es un ciudadano español que profesa la rama chiita del islam, la mayoritaria en Irán. Arrestado junto a su pareja ―una mujer de nacionalidad británica cuya madre alquiló la vivienda de la localidad granadina donde fueron localizados―, los investigadores lo consideran el presunto organizador del atentado y la persona que supuestamente contrató el sicario que disparó. Además de su relación con el vehículo de alquiler, el visionado de las imágenes grabadas por las cámaras de seguridad han permitido situarlo en los días previos al atentado en los alrededores de la vivienda de Vidal-Quadras, presuntamente recopilando información para cometer el asesinato. Los agentes no tienen tan clara la relación con los hechos de su pareja sentimental, más allá del alquiler de la vivienda donde residían desde hacía tan solo un par de semanas. Su detención se produjo para tomarle declaración.
Un sicario extraviado. La Policía está convencida de que ninguno de los detenidos es el autor material del disparo que dejó malherido al político al destrozarle la mandíbula. Los agentes creen que para ello el arrestado en Lanjarón contrató, supuestamente a instancias de terceras personas no identificadas, a un asesino profesional, un sicario. Las sospechas se centran en un hombre de nacionalidad francesa, pero de origen tunecino, contra el que las autoridades de París habían dictado con anterioridad a los hechos una requisitoria europea [orden de detención o búsqueda] por asesinato. Si bien el día que tiroteó a Vidal-Quadras cubrió su rostro con un casco de moto, las imágenes de las cámaras de seguridad de la zona han revelado que no tomó esa misma precaución los días anteriores, cuando supuestamente fue a reconocer el lugar, lo que ha permitido a los investigadores ponerle rostro. La Policía cree que se desplazó ex profeso a España para cometer el crimen y que posiblemente haya salido ya del país.
Esta persona supuestamente es la misma que un día antes del atentado protagonizó un hecho aparentemente fortuito cerca del Palacio de La Zarzuela. Ese día el servicio de seguridad de la Casa Real detectó una moto de color negro de similares características a la utilizada en el ataque cuando circulaba por la llamada carretera del hipódromo en dirección al palacio. Su ocupante, que hablaba en francés, explicó a los agentes que se había perdido, por lo que estos le indicaron cómo salir sin darle entonces más relevancia al episodio. Solo tras conocerse el intento de asesinato de Vidal-Quadras, los vigilantes vincularon al protagonista del incidente con los hechos por el vehículo en el que viajaba.
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