Feijóo acusa a Sánchez de tener un “tic patológico” en su comportamiento

Los primeros compases de la legislatura no pueden empezar con un peor clima entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo. El presidente de los populares está profundamente molesto con la actitud del líder socialista durante su duelo parlamentario en el debate de investidura de la semana pasada, cuando Sánchez se rio a carcajadas desde la tribuna de la declaración de Feijóo de que no se había convertido en presidente porque no había querido, al no haber aceptado las condiciones de los independentistas. Este martes, Feijóo ha acusado al presidente del Gobierno de revelar un “tic patológico” en ese comportamiento, aunque no ha querido especificar cuál. El líder del PP sigue en paralelo sin revelar los cambios orgánicos que planea para la nueva etapa, lo que inquieta al partido.

Feijóo insistió el lunes en una entrevista en Antena 3 en atribuir a Sánchez algún tipo de problema por haberse reído en el Congreso de sus declaraciones. “Sería bueno que consultes a un especialista”, le ha dicho a la periodista Susanna Griso, “y que le preguntes si este tipo de carcajada en el Congreso de los Diputados es una risa normal o, por el contrario, hay algún indicio patológico que no es menor”. Fuentes de su equipo directo no han querido aportar más explicaciones de a qué patología se refería el líder del PP, visiblemente molesto con el presidente. “Se ha reído de la oposición, de todo y de todos”, se ha quejado antes de reconocer su “bochorno”.

El PSOE ha reaccionado con enfado a esa declaración de Feijóo, que considera un insulto al jefe de filas socialista. El portavoz parlamentario, Patxi López, se ha quejado: “Cuando las urnas te rechazan y sigues diciendo que eres el ganador. Cuando no sabes qué decir porque no hay argumentos. Cuando el respeto no te alcanza… solo queda el insulto. ¿Hasta dónde está dispuesto a llegar Feijóo?”.

El líder de los populares sigue endureciendo su tono de oposición mientras perfila los cambios orgánicos para la nueva etapa sin soltar prenda, lo que ha desatado el nerviosismo interno. Este martes solo ha confirmado que su número dos, Cuca Gamarra, perderá uno de los dos cargos que ostenta, la secretaría general o la portavocía del Congreso, algo que ya se da por hecho hace casi un mes. Fuentes de su equipo directo apuntan hace días ya, como publicó EL PAÍS, a que “todo indica” que Gamarra conservará el puesto orgánico y dejará la portavocía del Parlamento, aunque las mismas fuentes insisten en que “no hay nada cerrado al cien por cien”.

El nuevo portavoz parlamentario es el puesto abierto de mayor enjundia y el que ha desatado las especulaciones internas. En la última terna aparecen los nombres de los vicesecretarios Carmen Fúnez, Miguel Tellado y Esteban González Pons, pero en el equipo de Feijóo insisten en que puede haber otros encima de la mesa. Eso sí, el líder, subrayan, piensa en alguien que ya tenga “peso orgánico” y “trayectoria parlamentaria nacional”. Es decir, un “perfil incontestable” para liderar el Grupo Parlamentario Popular, lo que descarta experimentos con figuras nuevas. Las mismas fuentes del entorno de Feijóo descartan por tanto a algunos de los dirigentes que se trajo a Madrid desde Galicia, como Pedro Puy o Francisco Conde, porque ninguno de los dos tiene trayectoria parlamentaria nacional previa.

“Perfiles que llevan 25 años en política”

El PP es un hervidero de quinielas y de teorías sobre qué perfil conviene para la portavocía del Parlamento. Dirigentes de la vieja guardia no comparten que ese puesto deba ocuparlo alguno de los miembros de la última terna, porque todos llevan mucho tiempo en política y asociados a Feijóo. “No sé qué renovación es barajar perfiles que llevan 25 años en política”, opina uno de ellos, que cree que hacen falta apuestas nuevas y aporta el nombre de Nacho Martín Blanco, exdirigente de Ciudadanos y número uno del PP al Congreso por Barcelona. Otros dirigentes que han vivido experiencias que terminaron mal con la portavocía, como la de Cayetana Álvarez de Toledo, quien fue cesada por sus desavenencias con Pablo Casado, inciden en que la decisión es una responsabilidad indelegable de Feijóo y de mucho calado con la que no se puede equivocar.