Los barones quieren que Gamarra deje la portavocía y siga como secretaria general
Feijóo medita el perfil de su mano derecha en el Congreso, que marcará su estilo de oposición, mientras la derecha madrileña lo arrastra hacia la mano dura
Pasada su investidura, mientras las cámaras apuntan ahora a la negociación de Pedro Sánchez, Alberto Núñez Feijóo prepara el nuevo PP. El líder del PP está meditando la remodelación interna para la nueva etapa, una vez asumido que se va a la oposición y que tiene por delante varios años de travesía del desierto hasta intentar de nuevo el asalto al poder. Feijóo estudia los cambios internos, que en principio no precipitará hasta que Sánchez alumbre su nuevo Gabinete, sin soltar prenda y sin consultar a los barones. Pero el poder territorial del partido tiene su criterio, que el político gallego, que no ha logrado gobernar, tiene que tener en cuenta. Los barones creen que el PP necesita “un secretario general a tiempo completo” y apuestan por que Feijóo mantenga en ese puesto a la actual número dos, Cuca Gamarra, pero nombre a un nuevo portavoz en el Congreso en sustitución de Gamarra, según distintos líderes territoriales consultados.
Los barones no promocionan a un candidato concreto para la portavocía, aunque varios ponen en duda la idoneidad de Borja Sémper, que aparece en todas las quinielas. El perfil elegido marcará el estilo de oposición que planea Feijóo para la nueva legislatura.
El PP es un hervidero de quinielas y análisis sobre la remodelación interna, a pesar de que todavía se retrasará unas semanas. La primera conclusión a la que ha llegado la mayoría del partido es que Feijóo debe terminar con la “tricefalia” que ha propiciado la estructura que diseñó al llegar a la presidencia del PP, hace año y medio. El político gallego distribuyó el poder de forma bastante horizontal, con tres cargos con funciones que se solapan: la secretaria general, Cuca Gamarra; el coordinador general, Elías Bendodo; y el vicesecretario de Organización, Miguel Tellado. Pasado el tiempo, los barones creen que urge un cambio de modelo, y el líder tiene que empoderar a un solo cargo orgánico para que coordine y sea el interlocutor único de todos ellos, teniendo en cuenta que en la oposición será muy importante para el PP utilizar su poder territorial, una de las armas principales de Feijóo, con 11 presidencias autonómicas de las 17.
La segunda conclusión de los líderes territoriales del PP es que Cuca Gamarra debe perder uno de los dos cargos que acumula, la secretaría general y la portavocía del Congreso. La opinión de varios barones de peso es que la número dos debería mantener el puesto orgánico y ceder el paso a otra figura en el Parlamento. “Cuca se ha ganado el crédito y el respeto de la mayoría para conservar la secretaría general del PP”, apunta un presidente autonómico de los más veteranos. “Ha hecho un trabajo muy serio, callado, en el programa y con los equipos, muy cerca de Feijóo”. El líder heredó a Gamarra del anterior equipo de Pablo Casado, pero ella se ha ganado su confianza. Varios barones creen que Gamarra seguirá en ese cargo, y que lo lógico es que el político gallego reparta juego y nombre a un nuevo portavoz en el Congreso.
Nadie tiene claro cuál será el perfil que elegirá Feijóo para ese puesto, uno de los de mayor proyección del partido, aunque en el mercado de apuestas internas pierde peso Borja Sémper y han aparecido nuevos nombres, como el de Carmen Fúnez, la manchega vicesecretaria de Asuntos Sociales, a quien ven con buenos ojos para ese puesto en varias presidencias autonómicas populares. Fúnez encajaría también con la intención de Feijóo de “feminizar” el PP, un objetivo que el líder claro tiene después de que sus estudios poselectorales revelaran que el PSOE les aventajó el 23-J en el voto de las mujeres. El líder ha contado a los suyos que en el Senado busca a una mujer y por eso relevó al anterior portavoz, Javier Maroto, y lo situó en la Mesa de la Cámara Alta.
Los barones no coinciden en proponer al mismo candidato para la portavocía del Congreso. No obstante, varios de ellos expresan sus dudas sobre que Borja Sémper deba ejercer ese papel. “Sémper es un poco verso libre y todavía tiene que aprender más a someterse a los códigos de la política”, subraya uno. El vicesecretario de Cultura y portavoz de campaña no cuenta con el apoyo del sector duro del partido, que lo ve demasiado moderado, aunque esta semana se ha visto envuelto también en una polémica por una acusación gruesa contra los socios del Gobierno, a los que situó cercanos a Hamás. Los halcones le dispararon cuando habló euskera en el debate sobre las lenguas cooficiales en el Congreso, pero Feijóo demuestra que lo valora porque sigue apostando por él en las ruedas de prensa de los lunes tras el comité de dirección.
En la terna para la portavocía del Congreso sigue presente también el vicesecretario Institucional, Esteban González Pons, asesor áulico del líder, y Elías Bendodo, hombre fuerte del andaluz Juan Manuel Moreno Bonilla. En el grupo parlamentario hay otras figuras a tener en cuenta como Francisco Conde, exvicepresidente de la Xunta de Galicia y a quien Feijóo se trajo a Madrid en previsión de gobernar. “Ahora hay muchos que están atascados porque no hemos gobernado”, apunta un barón. Conde es uno de ellos.
El perfil del portavoz en el Parlamento es clave para definir el estilo de oposición. Ante una legislatura que se prevé de alto voltaje, Feijóo tiene que decidir si apuesta por un perfil duro, del tipo de Cayetana Álvarez de Toledo o Rafael Hernando, o si opta por un rostro más amable, como sería el de Sémper o Fúnez. En todo caso, la dinámica ha arrastrado ya a Feijóo hacia una estrategia de mano dura, condicionado por la derecha madrileña, exaltada con la negociación de Pedro Sánchez para su investidura.
El entorno de la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha difundido esta semana el análisis de que las últimas decisiones del Gobierno en funciones, como tramitar los indultos para los nueve condenados por los ERE (lo que no significa que vaya a concederlos), la posibilidad de aprobar una amnistía “para los golpistas”, y que Sánchez se reúna con EH Bildu son indicios claros de que el presidente en funciones es “un dictador”. La reflexión, que altos cargos del PP madrileño expresan en privado, aunque no llegan a decir en público, da la medida de en qué terreno se mueve Feijóo. El clima en la derecha es también el del “Que te vote Txapote” que gritaron a Sánchez en el desfile de la Fiesta Nacional.
Las elecciones gallegas son el otro hito interno del que está pendiente Feijóo, consciente de que se analizarán con lupa los resultados en su tierra. Su sucesor en el cargo, Alfonso Rueda, medita adelantar los comicios a la próxima primavera, según fuentes próximas al barón gallego. Rueda quiere hacerlas coincidir con las vascas, pero la situación de Iñigo Urkullu es diferente a la suya porque la pujanza de EH Bildu amenaza la hegemonía del PNV, y esta vez puede que no coincidan. El presidente gallego tiene margen hasta el mes de julio del año que viene, pero su intención es ir a las urnas antes, una vez despeje el camino de sus Presupuestos. Marzo o abril ganan peso. Feijóo se volcará en esta cita electoral, que si no sale bien hará “que se mueva el barco”, según señalan en el PP de Madrid. La clave es conservar la mayoría absoluta.
La política concede pocos respiros, pero ahora, mientras Sánchez negocia, Feijóo ha ganado una tregua para repensar qué PP quiere para la nueva etapa.
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