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El azote contra el narco del Estrecho a golpe de informes de inteligencia

Más de 20 analistas integrados en el órgano de inteligencia de la Guardia Civil CRAIN elaboran paquetes de información clave para los operativos contra la droga

El comandante jefe de la unidad CRAIN de la Guardia Civil, en sus instalaciones de Sevilla.
El comandante jefe de la unidad CRAIN de la Guardia Civil, en sus instalaciones de Sevilla.PACO PUENTES
Jesús A. Cañas

El narco Jesús Heredia, El Pantoja, ni siquiera era el investigado principal de la Operación Barros, hasta que aparecieron esos 3.000 mensajes extraordinariamente explícitos, supuestamente publicados por él en Encrochat, el chat europeo del crimen. Justo cuando más apretaba el cerco policial en el Estrecho, uno de los reyes del hachís, Antonio Tejón, El Castaña, cayó acusado de bifurcar por toda la costa andaluza —y por todas las vías posibles— sus portes de hachís. Todavía impacta la escena de 16,5 millones en billetes de 50 euros, procedentes de la cocaína, desparramados en cajas de cartón y bolsas de supermercado a las puertas de la Comandancia de Algeciras. Los tres operativos —sucedidos entre 2019 y 2022—, además de enredar a narcos en serios problemas con la ley, tienen en común haber salido adelante —junto a las diferentes comandancias y unidades— gracias a los informes que el CRAIN, el órgano de inteligencia de la Guardia Civil para luchar contra el narco del Estrecho.

Dos puertas y una angosta escalera dan acceso a la ascética oficina del cuartel de Eritaña, en Sevilla, en las que se cocinaron las pesquisas que dieron lugar a operaciones como esta. Hasta 20 analistas formados en diferentes especialidades forman parte del Centro Regional de Análisis e Inteligencia contra el Narcotráfico, el órgano creado a la sombra de OCON Sur, la unidad de élite contra el narco, en septiembre de 2018 como respuesta a la escalada de actividad y violencia que había emprendido el narcotráfico en Andalucía. “Fue algo temporal y pionero”, asegura Ernesto Segura, el comandante jefe del CRAIN. Tanto es así que lo que surgió para seis meses duró cuatro años, en el caso de OCON, y se ha convertido en permanente para el brazo de inteligencia, que ahora elabora sus informes en estrecha colaboración con las comandancias que han tomado el relevo de las investigaciones tras la reorganización. El Ministerio del Interior argumentó que se trataba de una reestructuración destinada a reforzar los equipos de cada comandancia, dado que el OCON se creó con un carácter temporal.

“Aquí no se desecha nada”, avanza Segura, mientras más de una decena de subordinados trabajan sin levantar la vista de unos grandes monitores panorámicos. En las pantallas, se escudriñan a duras penas mapas, informes y documentos sensibles que los agentes custodian con celo. En una plantilla conformada por especialistas en blanqueo, crimen organizado, policía judicial, Asuntos Internos, Servicio de Información, el GAR (el grupo de élite que lucha contra el terrorismo) e incluso del Servicio Marítimo cualquier hilo es susceptible de desmadejar una operación. Una simple identificación de una patrulla, informaciones procedentes del GAR o de colaboraciones internacionales o la pista de un rastro económico son susceptibles de convertirse un paquete de inteligencia que CRAIN deriva a alguna de las nueve comandancias andaluzas para dar pie a una posterior operación policial contra el narco.

“Toda la información se centraliza aquí. La tratamos y se la damos a una unidad o trabajamos a demanda de una unidad y la desarrollamos nosotros. Al final, somos un centro de apoyo para que la información les llegue de forma ágil y coordinada”, detalla a Segura. De forma paralela, el centro elabora informes fiables a los mandos “para que sepan cómo va la deriva del narco”, añade el comandante, “la finalidad es que la inteligencia se aproveche al máximo”. En esa toma de pulso constante, Segura reconoce que el tráfico de drogas en el sur poco tiene que ver a lo que se encontró cuando se incorporó al inicio del equipo, en septiembre de 2018. “El incremento de presión nuestro y de la policía les ha complicado el negocio, han cambiado sus acciones, su logística y su seguridad, cada vez más reforzada con sistemas de aviso anticipado y radares”, explica el jefe del centro.

Un agente de la unidad CRAIN consulta su ordenador.
Un agente de la unidad CRAIN consulta su ordenador.PACO PUENTES
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El CRAIN ha tenido hitos de inteligencia que ha hecho aprender a los especialistas sobre sus objetivos en una carrera constante. Segura rememora cómo el decreto de prohibición de las narcolanchas llevó al CRAIN a descubrir que las organizaciones usaban las islas Chafarinas para guarecer sus caras embarcaciones: “Y ya no están en nuestras aguas. Les lanzamos el mensaje constante que, de dónde estén, les vamos a pillar”. La Operación Dismantle —la que enredó a Antonio Tejón y se convirtió en una macrocausa de más de 150 acusados que se ha enjuiciado en Algeciras hasta hace semanas—, les permitió descubrir las alianzas entre organizaciones locales para seguir alijando más allá del Estrecho. Y los mensajes de Encrochat, en el que supuestamente narcos como El Pantoja hablaban con claridad y sin circunloquios sobre cómo preparaban los alijos, les proporcionó valiosos datos de cómo operaban y su seguridad. “Se sentían seguros y no se lo esperaban”, detalla el comandante.

En 2022, Cádiz fue la provincia en la que más droga se incautó de Andalucía, el 50% de hachís y el 78% de la cocaína, según datos de la Memoria de la Fiscalía General del Estado. Con todo, la Fiscalía Antidroga alertó en ese informe de la “notable reducción” de hachís intervenido, casi la mitad que en 2021. Eso derivó en descenso de los procedimientos penales en Cádiz, lo que la delegación atribuye “a una menor presión policial y a la desaparición del grupo operativo OCON Sur que se produjo sorpresivamente y sin comunicación previa”, según abunda el mismo escrito.

Sin embargo, Segura asevera que su carga de trabajo no ha disminuido: “Lo que se concentraba en el Campo de Gibraltar se ha derivado hacia zonas como el Levante o Portugal. Pero muchas son organizaciones de aquí que se han reinventado buscando zonas de menor presión y subcontratando servicios”. De hecho, en el CRAIN tienen seguro que los grandes nombres del hachís, como los Castaña, Kiko El Fuerte o El Messi “siguen operando”, aunque estén a la espera de juicio, detenidos o fugados en terceros países. “Lo que sí que tenemos claro es que en el momento en el que se levante el pie del acelerador, las organizaciones volverán al Estrecho. No se puede disminuir la presión”, zanja el comandante Segura.

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Sobre la firma

Jesús A. Cañas
Es corresponsal de EL PAÍS en Cádiz desde 2016. Antes trabajó para periódicos del grupo Vocento. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Sevilla y es Máster de Arquitectura y Patrimonio Histórico por la US y el IAPH. En 2019, recibió el premio Cádiz de Periodismo por uno de sus trabajos sobre el narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar.

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