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Dos reyes con sus cortes separados por una ría

Juan Carlos I celebró este fin de semana con 40 amigos a bordo de un bateeiro su reciente campeonato del mundo mientras que Felipe VI comió en A Toxa con los adalides del bipartidismo

Juan Carlos I, en la mesa presidencial a bordo del barco Deiramar II en Sanxenxo este sábado, conversando con el empresario Juan Carlos Escotet.
Juan Carlos I, en la mesa presidencial a bordo del barco Deiramar II en Sanxenxo este sábado, conversando con el empresario Juan Carlos Escotet.José Ramón Hernando (Europa Press)
Javier Casqueiro

El rey emérito confesó este lunes directamente, poco antes de las nueve de la mañana y cuando emprendía en coche su traslado al aeropuerto de Vigo para regresar otra vez hacia Abu Dabi, que “por supuesto” desea establecerse en España. Tras una semana de regatas en Sanxenxo (Pontevedra), Juan Carlos I admitió que se encuentra “estupendamente”, pero en privado concedió con pesar a sus amigos, con los que celebró varios homenajes, que no había recibido “ni una llamada” de su hijo, Felipe VI. Ambos coincidieron el pasado jueves a pocos metros en el municipio de O Grove, el rey emérito cenando en una reputada marisquería y el actual jefe del Estado comiendo en el Gran Hotel de A Toxa con los impulsores del Foro que defiende las virtudes del bipartidismo y de los pactos de Estado en España. Juan Carlos I comentó a varios comensales que tiene en duda aceptar la invitación para acudir a una celebración privada en El Pardo el 31 de octubre tras la jura de la Constitución por su nieta, la princesa Leonor.

Ha sido una semana intensa de Juan Carlos I en Sanxenxo, con su participación en varias regatas y entrenamientos con la tripulación de su barco, el Bribón, y con varios homenajes y celebraciones de su triunfo a finales de agosto en el campeonato del mundo de vela en la clase 6mR en la isla británica de Wight. En estos días, además, ha podido disfrutar de la visita de su hija Elena, de su hermana, la infanta doña Margarita, y de los dos hijos de esta, con los que cenó el jueves por la noche, en su restaurante preferido en O Grove, la reputada marisquería D’Berto, que está en la recta de entrada a la exclusiva isla de A Toxa, donde ese mismo día, por la tarde, inauguró su hijo, el rey Felipe VI, la quinta edición de un foro consagrado a poner en valor los créditos del bipartidismo político y el espíritu de la transición que su padre protagonizó. Ni quedaron ni se llamaron, un dato que no pasó desapercibido para Juan Carlos I, que lo comentó con pena a varios de sus amigos, según comentaron los mismos a EL PAÍS.

Juan Carlos I, en la mesa presidencial a bordo del barco Deiramar II, en Sanxenxo este sábado.
Juan Carlos I, en la mesa presidencial a bordo del barco Deiramar II, en Sanxenxo este sábado.José Ramón Hernando (Europa Press)

El viernes por la noche la celebración se repitió con la tripulación, autoridades locales y autonómicas y empresarios que patrocinan estas regatas en el restaurante del Real Club Náutico de Sanxenxo, que preside el patrón del Bribón y amigo del rey emérito, Pedro Campos, en cuya casa reside cuando acude a esta localidad gallega.

El sábado, el propio Campos, con el apoyo del empresario Juan Carlos Escotet, presidente de Abanca (la antigua Caixa Galicia), organizaron para esa noche un festejo especial, a bordo de un barco bateeiro, el Deiramar II, con base en A Pobra do Caramiñal, sobre cuya cubierta se montó una cena para unas 40 personas, entre componentes de la tripulación, sus esposas, el alcalde de Sanxenxo, Telmo Martín, y algunos amigos especiales.

En la mesa presidencial del Deiramar II, que partió del muelle de Sanxenxo a las 19.30 horas del sábado y no regresó hasta medianoche, junto a Juan Carlos I se sentaron Escotet y su hijo. Pero también se reservó ubicación preferencial para el médico traumatólogo Mikel Sánchez, que ha intervenido al monarca en anteriores ocasiones en el hospital Vithas San José de Vitoria, y que aprovechó la circunstancia para revisarle un dolor en una pierna. Y para el empresario Manuel Piñera Gil-Delgado, yerno del fundador del whisky DYC y propietario de un campo de golf en Mallorca, que durante años acogió a Juan Carlos I en su palco de plaza de toros de Las Ventas.

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Varios de los comensales presentes clasifican la cena en barco por la ría de Pontevedra de “espectacular y fantástica, por la noche que hizo, cómo estaba el mar” y por las viandas. Los organizadores contrataron a un jamonero de Joselito y degustaron mejillones gigantes, sardinas, percebes y mero. El mero, precisamente, proporcionó un buen contratiempo a su hijo, Felipe VI, en el almuerzo del Foro ese jueves en el Gran Hotel de A Toxa, porque se derramó en la pernera de su pantalón una buena cantidad de salsa justo antes del acto de inauguración del evento, lo que provocó una crisis entre la decena de invitados que le arropaban en la mesa y que solventó con presteza el maitre del hotel.

Trofeos

El domingo, al finalizar la VIII regata Juan Carlos I-El Corte Inglés Master, en la que el Bribón quedó quinto, se entregaron los trofeos en el Club Náutico de Sanxenxo, con la presencia del presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, y varios cargos de la Diputación Provincial. Alguno de los empresarios presentes escuchó que Juan Carlos I aprovechó la ocasión para convocar ese mismo día a una charla más reservada a Rueda.

Juan Carlos I y la infanta Elena, este sábado en la ceremonia de entrega de trofeos en Sanxenxo.
Juan Carlos I y la infanta Elena, este sábado en la ceremonia de entrega de trofeos en Sanxenxo. Lavandeira jr (EFE)

Juan Carlos I disfrutó mucho y habló poco. No pronunció palabras en público ante los respectivos auditorios. Alguno de los de los presentes sí le escuchó alguna frase sobre “el fregado que tenemos en España”, y que interpretó en clave de política nacional. Y a otros les transmitió sus dudas sobre si debería aceptar la invitación que le ha realizado la Casa Real para acudir el 31 de octubre a una celebración privada en el Palacio de El Pardo tras la jura de la Constitución de su nieta, la princesa Leonor, ese día en un acto solemne en las Cortes. No ha tomado aún esa decisión. El lugar escogido para ese encuentro privado, en El Pardo, no le parece “el más idóneo”.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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