Sánchez promete trabajar por una “investidura real” tras el fracaso de Feijóo y evita citar la amnistía
“Tengo más ganas, más fuerzas y más argumentos que nunca para cuatro años”, se postula el presidente en un acto con más de 3.000 personas en Sevilla
Pedro Sánchez ya calienta motores a la espera de que el martes, si se cumplen las previsiones, Felipe VI le encargue ir a la investidura. Sin que hayan transcurrido aún 24 horas del final del intento fallido de Alberto Núñez Feijóo, el presidente del Gobierno en funciones y secretario general del PSOE ha dado un paso al frente. Y lo ha hecho arropado por la plana mayor del PSOE andaluz, en un acto multitudinario en La Rinconada (Sevilla) ―uno de los pocos bastiones socialistas que resistieron el tsunami de las derechas el 28-M—, solicitando la oportunidad de presentarse a una investidura que, en el escenario soñado en Ferraz y La Moncloa, podría adelantarse a mediados de octubre. El calendario dependerá en gran medida de ERC y Junts, que en estos últimos días han elevado sus exigencias, añadiendo a la amnistía la palabra tabú de la que ningún socialista habla: el compromiso de celebrar un referéndum de autodeterminación. El PSOE ya ha dejado claro que esa es una línea roja que no traspasará. La amnistía a los encausados del procés es otro cantar. A falta de que los socialistas bajen al detalle ―Sánchez ha dicho que hablará con “transparencia” una vez reciba el encargo del Rey―, la medida estaría condicionada a la renuncia a la unilateralidad, según fuentes gubernamentales.
“Feijóo ha dicho que puede ser presidente del Gobierno, pero que no quiere… Está tan acostumbrado a mentir a todo el mundo que se miente a sí mismo. Pero allá él. Nosotros aquí decimos que los socialistas sí queremos. Que sí vamos a trabajar por una investidura real, no por una investidura postiza, que vamos a trabajar por una investidura para que haya un Gobierno progresista, con cuatro años más de avances sociales y de derechos para los españoles”, ha proclamado el presidente en funciones ante 3.000 militantes y simpatizantes llegados de toda Andalucía. “Y por cuatro años más de convivencia y de concordia”, ha concluido, pidiendo su turno para intentar reunir la confianza del Congreso para continuar con su agenda reformista: entre los compromisos a los que se ha referido, incluidos en el programa electoral del 23-J, está garantizar que el salario mínimo sea siempre el 60% del sueldo medio de España, inyectar 5.000 millones anuales a la hucha de las pensiones, la emergencia climática o la aprobación de la ley de representación paritaria de mujeres y hombres en la política, la administración y el sector empresarial.
El mitin no era un mero acto provincial, sino que se ha convertido en un evento regional al que han acudido todos los secretarios provinciales del socialismo andaluz. “Tengo más ganas que nunca, más fuerzas y más argumentos que nunca para cuatro años. No podemos recuperar el tiempo perdido, pero sí garantizar todo el esfuerzo para que haya una investidura real. A eso nos vamos a dedicar en cuerpo y alma”, ha reiterado Sánchez bajo la carpa de El Abrazo, el espacio municipal donde ha celebrado su primera puesta en escena como aspirante a recibir el encargo de la investidura, tras el fracaso de Feijóo. El mensaje pretendido con la elección de La Rinconada, donde los socialistas encadenan cuatro décadas de mayorías absolutas, era el orgullo por el “patriotismo de partido” frente a la tesis de la derecha de que el sanchismo está por encima del PSOE.
El PSOE de Andalucía, la federación socialista más numerosa (45.000 militantes), ha demostrado que está unida detrás de Sánchez. Ahora mismo no es posible detectar alguna fisura ante el inicio formal de las negociaciones con las formaciones independentistas para renovar el Gobierno. Los secretarios provinciales, alcaldes y otros altos cargos consultados comparten que, según su percepción, la amnistía no es un problema prioritario en la calle, a diferencia de la inflación y los precios de la compra o los tipos de interés, pero reconocen estar a la expectativa de conocer los pormenores de en qué consistiría el acuerdo con ERC y Junts. Que Sánchez hubiera roto su silencio sobre la amnistía, una palabra que ni pronunció el domingo pasado en la Fiesta de la Rosa del PSC en Gavà (Barcelona), habría sido toda una sorpresa en un acto de partido en el Bajo Guadalquivir.
El secretario general del PSOE de Andalucía, Juan Espadas, ha puesto voz a ese “fuerte respaldo” al líder del partido y presidente en funciones. “Dentro de un mes vamos a tener a Pedro investido de presidente”, ha augurado Espadas, que ha defendido con ahínco las negociaciones para llegar a un “gran acuerdo”. “Hay que defender que queremos un Gobierno progresista y no uno de la derecha con la ultraderecha”. “Que no quede ni un socialista en su casa sin defender a este presidente”, ha apostillado.
Los dirigentes socialistas aludieron de manera indirecta a las críticas que dos históricos del PSOE, Felipe González y Alfonso Guerra, han dirigido a Sánchez a raíz de una hipotética amnistía. La presencia de Luis Yáñez-Barnuevo en el mitin, donde ocupó un lugar preferente, les dio pie para reivindicar a la dirección actual. El secretario general del PSOE de Sevilla, alcalde de La Rinconada y presidente de la Diputación, Javier Fernández de los Ríos, ha sido el más rotundo: “Ser socialista es tener opinión diferente, ser controvertido, tener puntos de vista diversos, pero ser socialistas es ante todo ser humildes y leales y tener respeto y consideración a nuestro secretario general. Eso no se puede perder nunca porque todos somos iguales, no hay militantes A y militantes B. Todos somos iguales”.
También la vicesecretaria general del PSOE y ministra de Hacienda en funciones, la sevillana María Jesús Montero, ha reivindicado la figura de veteranos militantes como la de Luis Yáñez, que tuvo que saludar en pie a los asistentes. Pero la número dos de los socialistas ha centrado su intervención ante todo en criticar la incapacidad del PP para ampliar los 172 apoyos (PP, Vox, UPN y Coalición Canaria) con los que partía a finales de agosto a la investidura: “Desde el 23 de julio sabían que no iban a poder gobernar. Lo disfrazan de dignidad, pero son matemáticas”.
“Si alguien tenía alguna duda, esta semana hemos visto a un líder, por decir algo, del PP derrotado. Feijóo no tiene ningún proyecto de país, estuvo desde el minuto uno provocando al presidente del Gobierno, haciéndole ya la oposición a Pedro Sánchez sin plantear una idea, una alternativa. Lo disfrazan de dignidad, pero no tiene ninguna dignidad quien afirma que no acepta condiciones de ningún grupo cuando sabe que no es posible sumar a ningún otro grupo por su alianza con la ultraderecha”, ha arremetido la número dos del PSOE. El respaldo de Vox ha imposibilitado el voto favorable del PNV frente a los intentos denodados de Feijóo. Y el debate de investidura solo le sirvió al PP para empeorar la relación con los nacionalistas vascos.
En un ambiente entusiasta, las críticas de la derecha y las de González y Guerra han tenido el efecto de compactar al PSOE, a la espera del próximo movimiento de Sánchez. Los interrogantes sobre la amnistía siguen sin resolverse. La estrategia del PSOE va por otro camino, con las apelaciones a la convivencia y el diálogo como hoja de ruta a seguir para resolver la crisis política y territorial de Cataluña. Y en esto, el cierre de filas se ha producido sin fisuras. “Ser socialista es ser de izquierdas, pero ante todo es ser valiente. Hay que hacerlo no por el partido ni por sus dirigentes, sino por España y por su gente. No es que sea un derecho de Pedro Sánchez, es que su principal obligación es crear un clima de convivencia en el país. La palabra concordia significa con corazón. Sentirnos españoles vivamos donde vivamos”, ha aseverado el líder de los socialistas sevillanos, que, como Sánchez, ha reivindicado el papel de los socialistas en la elaboración de la Constitución.
El presidente en funciones ha resaltado su compromiso de que el PSOE no se saltará la Constitución para satisfacer las demandas del independentismo a cambio de su apoyo. “Hoy hay más convivencia y concordia gracias al diálogo que hemos impulsado estos años. Nosotros no repartimos carnets de constitucionalismo; nosotros formamos parte de su redacción y cumplimos con la Constitución todos los días del año y con todos los artículos. No como ellos, que secuestran al Poder Judicial pensando que es suya”, ha resaltado Sánchez en una alusión implícita al bloqueo de la renovación del CGPJ por parte del PP. El órgano de gobierno de los jueces cumplirá en diciembre cinco años con el mandato caducado. Para entonces, Sánchez debería ser presidente y buscar un acuerdo que no se barrunta fácil con el PP. Si no lo es antes —el 27 de noviembre termina el plazo para ser investido―, España estará entonces de nuevo en modo campaña.
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