‘Agroinfluencers’, la vida en la España rural a través de las pantallas: “Hay que desterrar la idea de que no queremos estudiar”
La Unión de Agricultores y Ganaderos de Navarra (UAGN) financia una formación para que seis profesionales del sector cuenten su día a día a través de las redes sociales
La palabra agroinfluencer les hace reír. “Vamos a enseñar lo que hacemos, pero de ahí a ser un influencer con un montón de seguidores, de los que se van a Andorra, yo creo que no”, ríe Alberto Alfaro (Cascante, 39 años). Agricultor e ingeniero agrónomo, lleva toda la vida trabajando en el sector primario y cultiva, fundamentalmente, cereal de invierno, leguminosas y olivo. Es uno de los seis elegidos por la Unión de Agricultores y Ganaderos de Navarra (UAGN) para cursar un itinerario de 12 horas de duración, financiado por Gobierno de Navarra a través de la convocatoria Cosmos, para formarse en habilidades de comunicación y comunicación digital. Lecciones que se complementan con visitas a entidades del sector que aplican las nuevas tecnologías y con un grupo de apoyo para “tejer una red con espíritu de permanencia”. El objetivo es que, a través de sus historias personales, pongan en valor y den visibilidad a la vida y el trabajo en el campo.
La idea del proyecto surgió al detectar que “faltaba algo” en la comunicación institucional. Ese algo, describe Susana Villanueva, responsable de comunicación de la UAGN, era “el carácter personal de sus historias”. De ahí que se haya apostado por formar a estos profesionales para que “a través de sus redes sociales, de sus canales digitales, nos cuenten sus historias”. Los seis nuevos agroinfluencers han sido elegidos por Villanueva siguiendo dos criterios fundamentales: su juventud y su sensibilidad hacia los temas comunicativos. “No buscábamos que tuvieran redes sociales, ojo, porque no todos las tienen, pero para ellos tenía que ser importante la comunicación porque se dedican a la agricultura y a la ganadería y para ellos esto es un plus. Y si no les gusta, no le van a dedicar tiempo”. Son personas que se dedican al cultivo de cereales, del maíz, pero también a la cría de ganado ovino y están distribuidos por buena parte de la comunidad foral. No es un intento de sustituir a los medios de comunicación, añade Villanueva, sino un modo de “generar valor añadido que es complementario a los medios de comunicación tradicionales”.
La formación está convenciendo a los participantes porque ya han pedido una formación más extensa de algunas temáticas, cuenta Hodei Flores (Lakuntza, 37 años), educadora infantil de formación que regenta una explotación ganadera en Etxarri Aranatz junto con su marido. Se dedican a la cría de ganado ovino y a la producción y venta directa de leche y quesos. Flores tiene sus redes sociales particulares, pero hasta ahora no se había lanzado a la comunicación digital con la empresa (@pokegaztak). En su caso, una buena estrategia comunicativa sí podría ayudarle a mejorar su posicionamiento en el mercado. Sin embargo, todavía no ha decidido la vía que va a trabajar. No descarta la finalidad didáctica de sus publicaciones por su propia formación y porque uno de sus objetivos es que “se conozca lo que hacemos. Antes se decía que un niño de ciudad no sabe de dónde viene la leche. Igual ya no es tan literal, pero a lo mejor no saben que, por ejemplo, para hacer el queso, estos animales tienen que comer cierta comida o cómo hay que ordeñarlos”. De momento, sí sabe qué red utilizará: “Voy a empezar con Instagram, iré aprendiendo poco a poco. Yo empiezo como muy novata”, se ríe.
Alfaro (@alberto___alfaro) sí tiene experiencia en redes sociales ―Instagram y LinkedIn―, pero a nivel particular. Quiere difundir en “qué consiste la agricultura, sobre todo las nuevas tecnologías”, como “las imágenes de satélite, la agricultura de precisión para reducir el uso de fertilizantes y abonos”. “Luego, quiero divulgar el tema de la digitalización. Es algo que está entrando en la agricultura y de aquí a dos años todo el mundo va a tener que estar muy familiarizado con los procesos”, asegura. Para publicar, reconoce, es necesario tener buenas habilidades comunicativas. Esta es una de las partes de la formación que más le ha gustado porque “es un trabajo en el que se pasa mucho tiempo solo o con poca gente y luego cuesta más hablar en público”. Todavía no se ha lanzado a grabar un vídeo en Instagram, pero tiene claro que quiere probar. En su caso, prefiere LinkedIn por ser “más profesional, más técnico. Lo técnico me gusta más”. No obstante, no descarta seguir impulsando Instagram por su potencial visual y su utilidad para llegar a más gente.
En la misma línea, el agricultor Guillermo Asín (Peralta, 37 años) narra su día a día en su cuenta de Instagram (agro_blog86). Cultiva maíz, espinacas y, sobre todo, cereales. “Yo soy agricultor, no soy comunicador. Soy autodidacta. Cuento lo que me funciona, lo que creo que va bien en esta zona y lo que no”. Se lanzó a publicar en redes sociales con idea de mejorar el rendimiento de sus tierras, pero también para compartir sus experiencias y ayudar a otros. “Empecé a mirar por internet qué funciona, qué no funciona, dónde mejorar, y como tampoco había nadie que te lo contara, dije, pues voy a crear una cuenta”. Hoy tiene casi 2.300 seguidores en su cuenta e interactúa con personas de todo el mundo, desde Sevilla hasta Argentina o Uruguay. Las temáticas varían, desde las sondas de riego hasta los abonos de aminoácidos. “Agroinfluencer, pero a pequeña escala”, dice, con humor.
Asín empezó el curso con el objetivo de mejorar el modo de transmitir su mensaje. Está satisfecho con la formación y ya trabaja en uno de sus retos principales: “Soy mucho de decir muletillas e intento corregirme”, reconoce. Se define como una persona “supervergonzosa”, pero ha optado por la “terapia de choque. Hala, venga”. Así comenzó a grabar vídeos cortos, explicativos, de contenido técnico, que tienen un fundamento básico claro: “Sabemos que en agricultura dos más dos nunca son cuatro, porque un año va bien y otro va mal, pero vamos aprendiendo”, dice.
El proyecto tiene otro objetivo más: “Lograr que la ciudadanía destierre la idea de que el agricultor o ganadero es aquel que no quiere estudiar y que por eso se va al campo”, dice Villanueva. Es más, subraya: “Ahora, el agricultor es una persona que se forma, que controla las nuevas tecnologías y que quiere realmente trabajar en el campo”. Para transmitir este mensaje cuenta con un equipo de seis profesionales, por el momento, dispuestos a difundir los pormenores del trabajo en el campo. “Ojalá”, concluye, “en unos años sean muchos más”.
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