Un mensaje de WhatsApp y un correo electrónico incendian la relación entre la Policía Nacional y Frontex: “La policía le trató como a un animal”
Los agentes españoles abren un enfrentamiento con la agencia europea por los datos usados en una operación contra la inmigración irregular. Un correo anónimo enviado a docenas de trabajadores desvela el malestar de los agentes extranjeros en España
La primera semana de julio la Policía Nacional celebraba la desarticulación de un grupo criminal que trajo decenas de sirios a las costas almerienses desde Argelia. La Operación Orontes, ejecutada con la Europol, acabó con 15 detenidos y desbarató una red que, con sus principales tentáculos en España, sacaba hasta 20.000 euros por trayecto. Pero los agentes españoles no fueron los únicos que se dieron golpes en el pecho. En privado, los policías de Frontex, la agencia europea de fronteras, destinados en Almería, también se felicitaron por su trabajo. Y un mensaje de ánimo —aparentemente inofensivo— enviado por un agente rumano en un grupo de WhatsApp ha desatado un incendio difícil de apagar. Al mensaje le siguió un correo electrónico anónimo, remitido a cientos de agentes, que destripa el malestar del personal de Frontex en España. “La Policía le trató como a un animal, lo amenazó, lo acosó”, se decía en referencia a las represalias adoptadas contra el agente rumano. El episodio vuelve a airear la complicada relación entre la agencia y las fuerzas de seguridad españolas, tanto la Policía como la Guardia Civil.
La agencia europea de fronteras tiene destinados en España más de 350 agentes en tres operaciones conjuntas para frenar la inmigración irregular. El personal de la agencia, formado principalmente por policías de otros países como Rumania y Polonia, participa en patrullas marítimas y entrevista a los inmigrantes que llegan a las costas españolas. La información que sacan de los recién llegados se vuelca en una base de datos (PeDRA, Tratamiento de Datos Personales para Análisis de Riesgos, en sus siglas en inglés) que se comparte con las fuerzas de seguridad españolas. Pero los agentes de Frontex en Almería tienen además otras vías para compartir información, en concreto un grupo de WhatsApp llamado ‘Almería for fun [”Almería para divertirse”] 2023″.
Fue en ese grupo de mensajería en el que un agente rumano, con categoría de analista jefe, envió un mensaje de WhatsApp a sus colegas de misión: “Chicos, confirmado por PeDRA. El 95% de la información utilizada para la Operación Orantes proviene de [nuestros] interrogatorios. Enhorabuena a todos los compañeros por el gran trabajo”. El mensaje cabreó a la policía. Y el Centro Nacional de Migración y Fronteras (CENIF), adscrito a la Comisaría General de Extranjería, envió el pasado 10 de julio un correo electrónico a la agencia para pedir explicaciones. En la comunicación, a la que ha tenido acceso EL PAÍS, se pide la identificación de la persona que entró en la base de datos para hacer el análisis que se menciona en el mensaje y cómo ha relacionado ese rastreo con el operativo de la Policía Nacional. Se anuncia además que se va a abrir un procedimiento por “incidente grave”, que implica la comunicación inmediata del episodio a la cúpula de la agencia para aclararlo y tomar las medidas necesarias.
El agente rumano ha sido despedido de su misión en España a petición de las autoridades españolas, pero el encontronazo no acabó ahí. Días después del mensaje de WhatsApp, un correo electrónico anónimo llegó a la bandeja de entrada de cientos de trabajadores de la agencia destinados en operaciones en España. En el asunto puede leerse: “Merecemos ser respetados”. El mensaje critica duramente a la Policía Nacional y anima a los colegas a denunciar irregularidades y limitar el desempeño de su trabajo en las misiones. “[El agente sancionado] fue tratado como un animal… Fue amenazado y acosado”, se lee en el correo electrónico. “Frontex, en vez de salir en férrea defensa de este oficial, prefiere no enfrentarse a España”.
El correo electrónico da algunas claves de la tensa relación que mantienen los agentes de Frontex en sus misiones en España: “Este año la imagen que se empieza a tener de la Policía Nacional es todo menos buena. En tantos años de experiencia profesional, en tantos países, nunca había visto algo como esto”. El autor del email mantiene que no es una buena idea entrar en confrontación con los colegas españoles, pero anima a hacerlo “en silencio”. “Podemos limitar nuestro trabajo al mínimo indispensable. No [elaborar] buenos informes, no [hacer] buenos comentarios en las visitas, no interactuar más de lo necesario con los líderes de equipo y no ocultar lo que se debe decir”, se lee en el mensaje. Por último, anima a reportar sin miedo todos los incidentes ante diferentes instancias de la agencia. “Al final de tu misión, ya fuera de España, no tengas miedo de decir la verdad”, concluye.
El envío del correo electrónico agitó aún más los ánimos en la Policía y el CENIF volvió a comunicarse con Frontex para pedirle una investigación interna y comunicarle que ha abierto un segundo procedimiento de “incidente grave”. “Este correo electrónico contiene declaraciones completamente infundadas que son perjudiciales para la imagen de la Policía Nacional, y por tanto para España”, se lee en la comunicación. Y añade: “A modo de resumen, este correo electrónico afirma que la Policía Nacional trata a los agentes de Frontex como animales, los amenaza y acosa. Estas son declaraciones muy graves que no se pueden tolerar”.
La Policía Nacional explica en esta comunicación que la actuación contra el agente de Frontex fue para “asegurar el cumplimiento de la normativa de protección de datos”. Y señala que la investigación de la que surge todo este embrollo aún está judicializada, por lo que la revelación de “datos sensibles” podría llevar a un “resultado contraproducente, con la posible necesidad de rendir cuentas ante los tribunales”.
En el trasfondo de este asunto, según explica a EL PAÍS una fuente conocedora del caso, no solo está la posible imprudencia del agente de Frontex, sino el hecho de que la Policía Nacional, como anunció el enviado de la agencia en su mensaje de WhatsApp, haya hecho uso de una base de datos personales restringida a la realización de informes de riesgo sobre inmigración y no a investigaciones criminales. Fuentes policiales han confirmado la veracidad de las comunicaciones, pero aclaran que todas las diligencias llevadas a cabo para ejecutar la Operación Orontes contaron con la preceptiva autorización judicial. A preguntas de EL PAÍS, Frontex no ha hecho comentarios sobre el episodio.
El conflicto, en cualquier caso, ahonda una relación tormentosa entre la agencia y los agentes españoles. A diferencia de otros países, España es más reacia a implicar en más funciones a la agencia y tanto la Policía como la Guardia Civil recelan de compartir información con sus colegas europeos. “Es complicado trabajar en España”, revela un miembro de Frontex que ha servido en varias misiones en costas españolas. “Es una cuestión de egos y de falta de confianza”.
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