El ‘capo’ irlandés que no tenía con quién dejar a sus hijos al ser detenido
La Policía arresta a Liam Christopher Byrne, supuesto cabecilla del clan Kinahan, en Mallorca, donde había acudido para reunirse con su familia desde su refugio en Dubái
La Policía Nacional detuvo el domingo en Alcúdia (Mallorca, 20.717 habitantes) a Liam Christopher Byrne, de 42 años, al que las autoridades del Reino Unido consideran un destacado integrante del clan irlandés de los Kinahan, un grupo con un amplio historial delictivo y judicial que ha utilizado desde 2001 España como zona de operaciones y que está vinculado con varios asesinatos en la Costa del Sol. Byrne, catalogado por la Agencia Nacional contra el Crimen británica (NCA en sus siglas en inglés) como “objetivo prioritario”, y buscado, entre otros delitos, por tráfico de armas, había abandonado recientemente su refugio en Dubái para reunirse con su familia en Baleares.
Cuando fue arrestado, el presunto capo cenaba con dos hijos menores de edad en un pub irlandés y no opuso resistencia. El delincuente no iba armado y se limitó a mostrar a los agentes su preocupación por los dos pequeños, de 10 y ocho años, ya que, dijo, no tenía con quién dejarlos, detallan fuentes cercanas a la investigación. Cinco días antes, el pasado martes, había sido detenido en el aeropuerto de Málaga otro miembro del clan, Jack Kavanagh, de 22 años, quien acababa de aterrizar procedente también de Dubái. En su caso, España solo era punto de paso en un viaje que tenía como destino Turquía, según ha detallado la NCA.
La operación que ha desembocado en la detención de Byrne, en la que han participado agentes de la Sección de Localización de Fugitivos de la Policía Nacional y de la plantilla de este cuerpo en Baleares, se inició hace poco más de una semana, cuando la NCA alertó a través de sus enlaces en el Ministerio del Interior que el capo, que supuestamente se ocultaba en la ciudad-emirato de Dubái ―que se ha convertido en el último lustro en un refugio para delincuentes y fugitivos que buscan un altísimo nivel de vida― había viajado a España y, en concreto a Mallorca. Las autoridades británicas le acusan de liderar una organización que vende armas a gran escala a otros grupos criminales, entre ellas unas con un sistema que evita que queden en ellas las huellas dactilares y, con ello, dificultan las investigaciones policiales, según ha detallado este lunes el Ministerio del Interior español en una nota.
Fuentes cercanas a la investigación señalan que las primeras pesquisas se dirigieron a analizar los pasajeros que habían llegado a Baleares en los días anteriores a la alerta de la NCA desde Dubái. Pese a que Byrne sorteó los controles policiales, supuestamente con documentación falsa, los agentes pudieron determinar que había aterrizado en la isla el 26 de mayo en un vuelo procedente del golfo Pérsico y se desplazaba en un vehículo cuya localización se convirtió en objetivo prioritario.
A favor de los agentes jugaba que al presunto cabecilla del clan de los Kinahan “le gustaba ir de fiesta, salir a restaurantes; no es de los que se encierra en una casa sin moverse”, detallan las mismas fuentes. Hace poco más de un año se desplazó a París para asistir a la final de la Champions League que jugaba el Liverpool FC ―del que es seguidor y con uno de cuyos exjugadores está emparentado― contra el Real Madrid. Imágenes de él en aquel encuentro junto a tres de sus hijos (entre ellos los dos menores que le acompañaban cuando fue arrestado) fueron difundidas poco después en redes sociales y en la prensa irlandesa.
Byrne, contra el que no hay causas judiciales abiertas en España, espera ahora su entrega a las autoridades británicas, que habían dictado contra él una orden de busca y captura desde que, en una operación contra su organización en 2019, fueran detenidos varios de sus subordinados e intervenidas “numerosas armas cortas, subfusiles y gran cantidad de munición” en un zulo. La NCA considera al ahora detenido el cabecilla del clan de los Kinahan en el Reino Unido. La vinculación del capo con este arsenal clandestino fue posible gracias al hallazgo de mensajes suyos encriptados en Encrochat, una aplicación de telefonía supuestamente utilizada por las mafias de todo el mundo para comunicarse sin que sus conversaciones sean interceptadas por la policía y que recientemente ha sido desentrañada.
Huida a Dubái
Tras esta operación y la incautación de activos suyos por valor de 2,7 millones en Irlanda, entre ellos la vivienda cerca de Dublín en la que residía, Byrne huyó a Dubái. Desde allí, supuestamente seguía dirigiendo los negocios, aunque según algunos medios irlandeses, tenía problemas financieros y llevaba tiempo intentando recaudar fondos en Irlanda, por lo que había descuidado sus medidas de seguridad.
Según esta prensa, el ahora capo comenzó su carrera delictiva trapicheando con pequeñas cantidades de droga que le suministraba el clan de los Kinahan. Desde ahí, había ido escalando en la organización, a la vez que los mafiosos que ocupaban los escalones intermedios de este grupo eran detenidos en diversos países, entre ellos España. En febrero 2016, su hermano menor David fue asesinado en un ataque de un grupo rival, el clan de los Hutch, en un hotel de Dublín dentro de una guerra mafiosa por el control del mercado de la heroína, la cocaína y las drogas sintéticas en Irlanda. Aquel crimen había estado precedido unos meses antes, en septiembre de 2015, por la muerte a tiros de un sobrino del jefe del clan de los Hutch en la piscina de un hotel de Marbella.
La relevancia dentro del crimen organizado del clan de los Kinahan quedó de manifiesto en abril del año pasado, cuando el Departamento del Tesoro de Estados Unidos hizo público que había impuesto sanciones al núcleo duro de la organización ―los hermanos Christy y Daniel Kinahan y el padre de ambos, Christopher, presunto padrino creador del grupo― y ofrecía hasta cinco millones de dólares de recompensa por cualquier información que condujera a su arresto. Las autoridades estadounidenses también había puesto el foco en Dubái, a cuyas autoridades habían solicitado colaboración para bloquear bienes.
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