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El embalse de Rules en Granada cumple 20 años sin los 190 kilómetros de tuberías que necesita para distribuir el agua

La presa se construyó para abastecer 15 poblaciones y 19.000 hectáreas de regadío pero no llega a todos estos puntos porque no se han ejecutado las conducciones que cuestan 350 millones

Prensa Rules
Imagen de la presa de Rules, en Granada, en noviembre de 2020.Junta de Andalucía (Europa Press)
Javier Arroyo

Este año hace dos décadas que se terminó la construcción de la presa de Rules, en la zona baja de la Alpujarra granadina, a medio camino entre la capital y Motril. Esa presa se construyó con la idea de llevar agua a 15 poblaciones de la Costa Tropical de Granada y a 19.000 hectáreas de regadío de ese entorno, una zona muy demandante de agua por su especialización en cultivos subtropicales —aguacate, mango, chirimoyo y níspero principalmente— desde mitad del siglo pasado. Pero ya desde el inicio, todo fue despacio: el pantano, que costó 84 millones de euros, no comenzó a acumular agua hasta 2007, cuatro años después de terminado. Pero llevar ese líquido a los pueblos costeros y a todas las comunidades de regantes requiere de alrededor de 190 kilómetros de conducciones de los que, a día de hoy, solo se han puesto unos cinco que, además, se han quedado descolgados, sin uso, hasta que no esté el resto.

Ese enorme entramado de tuberías, gran parte de ellas de casi un metro de diámetro, tiene un presupuesto mucho mayor que el del embalse. Hace algunos años se valoró en 330 millones de euros, cifra que hoy estará, dado el alza de precios, más allá de los 350. El Gobierno, responsable de poner en marcha las obras, no encuentra el momento de iniciarlas. Es cierto que el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico despertó un proyecto dormido durante 20 años como también es cierto que, desde ese despertar, aún no se ha puesto un solo tubo nuevo ni se sabe cuándo ocurrirá.

Durante años se ha hablado del pantano de Rules como la piscina más grande, más cara y más inútil de Europa. Incluso, como una exclusiva balsa de agua para practicar el surf. La realidad, comenta Fernando Moreno, presidente de la Comunidad de Regantes del Bajo Guadalfeo, que agrupa a numerosas comunidades de la zona y representa a los agricultores en las reuniones con las diferentes instituciones, es que el agua sí llega a la costa, “pero por las mismas canalizaciones que lo hacía a mediados del siglo pasado”. Estos caminos de agua son canales construidos en los años sesenta del siglo XX y el cauce del río Guadalfeo, que provee al pantano de agua procedente del deshielo de Sierra Nevada y que permite que la nieve derretida viaje desde la falda de Sierra Nevada hasta la costa para acabar regando fruta subtropical. La presa de Rules (111 hectómetros cúbicos de capacidad) es especialmente interesante en momentos de sequía porque no depende de las lluvias sino del deshielo de la sierra, bastante más regular. Además, junto al cercano embalse de Béznar (53 hectómetros cúbicos), conforman el sistema Rules-Béznar que ofrece bastante seguridad hídrica a su entorno. De hecho, ahora Rules está esta semana al 58% de su capacidad y Béznar el 74%.

Dos magníficos pantanos disponibles y, sin embargo, el agua no alcanza aún todos los rincones para los que se planificó. “El trazado antiguo lleva agua a entre 10.000 y 12.000 hectáreas de las 16.500 que deberían regarse según el actual Plan Hidrológico que, por otro lado, nosotros queremos que sean 19.000, que es para lo que se planificó la presa”, afirma Moreno. Esas conducciones antiguas hacen que el agua de Rules no llegue al poniente, en la zona de Almuñécar, al límite con la provincia de Málaga. Esto supone alrededor de 4.000 hectáreas regadas con agua de pozos, “sobreexplotados y con problemas de abastecimiento”, añade. Las conducciones, cuando se hagan, podrían llevar el agua a esta zona y permitirían a los acuíferos recuperarse.

Por otro lado, el uso de las antiguas conducciones tiene un coste muy elevado, se quejan los agricultores. Las nuevas tuberías y un trazado bien diseñado permitirían que el agua baje por gravedad a la costa, explica el presidente de los regantes, “con un ahorro enorme en electricidad”. “Con los viejos canales y para llegar a todos los sitios solo en la zona de Motril-Carchuna, apenas una cuarta parte de los agricultores, nueve estaciones de impulsión del agua”, dice Moreno, que añade que mover el agua con electricidad les costó “millón y medio de euros en electricidad” el año pasado.

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La instalación de los 190 kilómetros de conducciones se ha dividido en 11 proyectos –desglosados los llaman–, de los que hay mucha documentación pero poca obra, con solo dos aparentemente en la línea de salida: el nueve y el tres. El desglosado nueve es el que bajará el agua para riego a los dos extremos de la costa –Almúñécar en el poniente y Albuñol en la linde con Almería–. Una tercera tubería llevará agua a la Estación de Tratamiento de Los Palmares, en el pueblo de Molvízar, para su potabilización. Desde allí, será la mancomunidad de la Costa Tropical la que distribuirá el líquido entre 15 localidades y 325.000 habitantes en temporada baja, cifra que se duplica en verano. Este proyecto nueve tiene un coste de 61,8 millones de euros y es nuclear porque distribuye el agua potable y será el punto de partida de muchos kilómetros de tuberías que llevarán riego a los alrededor de 10.000 regantes que lo necesitan. El desglosado tres, el segundo en el que se ha avanzado algo más, está presupuestado en algo más de 40 millones de euros. Así que, de los más de 300 millones apenas está en marcha, aunque sin fecha en el horizonte, una tercera parte de la inversión.

La previsión más optimista para la llegada de las primeras máquinas y obreros es la de María José Sánchez, presidenta de la mancomunidad de la Costa Tropical. Cree que las obras se iniciarán a final del próximo otoño. La de Fernando Moreno es más etérea: “Quién sabe cuándo empezarán”. El gran retraso, el de los 20 años, sí genera una opinión común en todas las partes y sirven las palabras de María José Sánchez: “Todos los gobiernos guardaron este proyecto en el cajón, hasta que el actual lo ha sacado de ahí”. Este diario ha contactado con el Ministerio de Transición Ecológica para hablar de plazos, presupuestos y todo lo relacionado con este asunto pero, días después de la petición, la respuesta ha sido que “no hay comentarios”.

Detrás del retraso, no obstante, está la enorme inversión necesaria. El modelo habitual en estas infraestructuras es el copago al 50% entre el Gobierno y las comunidades de regantes. En este caso, y aunque en la realidad no se perciba, la aparición de fondos europeos facilita, o debiera, el comienzo de las obras, ya que el Gobierno quiere pagarlo con ellos y eso requiere que estén terminadas antes de agosto de 2026. También reduce la cuota de los regantes. Los dos proyectos que están más avanzados se pagarán en un 80% con dinero de la UE y el resto, o bien por regantes y mancomunidad -el que involucra agua potable- o solo por los regantes. Y ahí es donde, tras rescatar el Gobierno el proyecto, ha entrado la Junta de Andalucía, aunque su competencia se limita a mantener la presa de Rules en buen estado porque es su titular.

En principio, tanto los agricultores como los 15 pueblos intentaron que el Gobierno andaluz asumiera su porcentaje en el caso del proyecto inicial. Algo más de 12 millones entre los dos. La Junta declinó en ambos casos asumir el coste. Sí ha aceptado anticipar los 15 millones que corresponde a los regantes por los dos proyectos en marcha (nueve y tres). Según cuenta Fernando Romero, “se negociará la cuantía y se devolverá cuando llegue el agua a nuestras fincas”. El porcentaje que corresponde a las conducciones de agua potable se financiará a través de la Sociedad Estatal Aguas de las Cuencas de España (Acuaes), responsable de instalar los 190 kilómetros de tubos.

La irrupción del Gobierno de Andalucía en el asunto ha sido utilizada por el Ejecutivo central para acusarla de ralentizar los proyectos. Según Inmaculada López Calahorro, subdelegada del Gobierno en Granada, “la Junta lleva un año mareando a la ciudadanía y dando vueltas y haciendo promesas vacías”. El delegado de la Junta en Granada, por su parte, Antonio Granados, le ha respondido que “no falte a la verdad porque la Junta es la única que ha formalizado acuerdos y desbloqueado el estancamiento de la presa”.

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