El Bigotes, en el juicio contra Camps: “Yo le pedí que me ayudara y él me ayudaba”
El integrante de la trama Gürtel apunta al expresidente autonómico, al que la red corrupta señala como la vía de entrada en la Comunidad Valenciana para lograr contratos
La defensa de Francisco Camps, expresidente de la Comunidad Valenciana, ha recibido un segundo duro golpe este lunes, en la tercera sesión del juicio contra el exdirigente del PP por su presunta implicación en el caso Gürtel. Como se esperaba, su antiguo “amiguito del alma”, Álvaro Pérez, alias El Bigotes, ha ratificado el escrito de confesión que envió a la Audiencia Nacional antes de la vista oral y ha señalado de nuevo al político popular como la vía de entrada de la trama en la región. Su testimonio respalda la versión que ya ofrecieron el líder de la red corrupta y su número dos, Francisco Correa y Pablo Crespo, respectivamente. “Yo le pedí a Camps que me ayudara. Y él me ayudaba”, ha sentenciado contundente Álvaro Pérez .
Con Camps sentado a sus espaldas, atento a cada palabra que pronunciaba, El Bigotes ha trazado al detalle el camino que recorrió la trama Gürtel para adentrarse en la Comunidad Valenciana y en su Administración, gobernada por el PP en aquellos momentos. Un recorrido en el que, según ha incidido, el entonces presidente regional tuvo un papel importantísimo.
—¿En qué momento se decide trasladarse y abrir una sucursal en Valencia? —le ha preguntado la fiscal, Concepción Nicolás.
—Cuando pierde las elecciones el PP [en 2004] y se hace cargo Mariano Rajoy. Correa ya tenía algunos problemas en el PP, y yo tuve alguna discrepancia con la jefa de prensa de Rajoy. Yo no estaba a gusto. Entonces, en un hotel de Madrid, me encontré con Camps, estuvimos charlando un rato y le dije que no estaba a gusto. Y fue la primera vez que me propuso ir a Valencia a trabajar. [...] Él me ofrece irme a la Comunidad Valenciana.
—¿Cuáles eran los términos de ese acuerdo?
—En un principio, lo que yo hablé con Camps es: “Vente a Valencia y haces todos los actos del partido”.
Pero, después, ese pacto se amplió, según ha expuesto Álvaro Pérez al tribunal. La representante de la Fiscalía Anticorrupción se lo ha preguntado sin ambages: “¿El acuerdo se extendió a otras contrataciones con la Administración?”. “Sí, porque había empresas que se dedicaban a lo mismo que yo en Valencia y hacían para la Administración valenciana 200 trabajos al año. Y yo hice, entre 2004 y 2009, 10 trabajos. Entonces yo le pedí a Camps que me ayudara, y él me ayudaba”, ha respondido tajante El Bigotes, que actualmente se encuentra en prisión condenado por otras líneas de investigación de la trama Gürtel. En su escrito de confesión, añadía: “Me protegió y me cuidó, así como yo a él”.
La Fiscalía pide una pena de dos años y medio de cárcel para Camps por delitos de prevaricación y fraude. El ministerio público y el juez instructor José de la Mata mantienen que el presidente, que mantenía una profusa relación de amistad con Álvaro Pérez, intervino para amañar contratos en favor de las empresas de Correa, concediéndole así adjudicaciones de la feria de turismo Fitur 2009, “como venía haciendo desde 2005”. El político del PP lo niega y acusa a Anticorrupción de impulsar una campaña para “destruir” su “trabajo como presidente”.
El libro de Camps
Pese a que no ha podido evitar hacer aspavientos y chascarrillos en algún momento del interrogatorio a El Bigotes, provocando incluso que el tribunal le llamase la atención (“señor Camps, por favor, guarde silencio y respeto a la sala”), el expresidente ha escuchado toda la declaración con un libro en las manos. Pasaba las páginas de Dios y el mundo, del fallecido papa Benedicto XVI, mientras Álvaro Pérez destripaba su cercana relación. Sus afirmaciones se sucedían contra la defensa del exjefe del Gobierno regional: “Yo era consciente de que [Camps] me apreciaba y quería. Yo era su amigo”; “me parecería obsceno negar lo evidente”; “había mucha gente en Valencia que sabía cuál era mi relación con Camps”; “yo le llamaba a menudo”; “yo solo tenía una persona de referencia que me ayudaba: la misma persona con la que yo hablé para irme a Valencia, [en referencia al exdirigente del PP autonómico]”.
“Estoy pagando lo que me toca”
La tercera sesión del juicio ha arrancado con Pablo Crespo, exsecretario de Organización del PP gallego y número dos de la trama. Crespo ―que comenzó su declaración el pasado 31 de enero y la ha acabado este lunes, antes de que le tocara a Álvaro Pérez― ha aprovechado su turno de palabra para insistir en que su testimonio no se encuentra dirigido por nadie. Y ha asumido, también, responsabilidades: “He sido una persona que respetaba y he respetado la ley. Pero me he dado cuenta de que hicimos cosas que no debimos hacer. Estoy pagando lo que me toca. Es duro decirlo, pero es lo que me toca”. Crespo, aunque disfruta de unos días de permiso, cumple actualmente pena de prisión.
Camps intenta suspender el juicio
Antes de los interrogatorios de Pérez y Crespo, la defensa del expresidente ha intentado otra vez suspender el juicio. El abogado de Camps ha pedido aplazar la reanudación de la vista después de que el comisario jubilado José Manuel Villarejo, presunto cabecilla de una trama de corrupción policial, afirmase en una entrevista en Abc que el fallecido Alfredo Pérez Rubalcaba, exministro socialista del Interior, se encontraba detrás del inicio del caso Gürtel. Una tesis que ya ha rechazado la justicia. Por ello, el tribunal se ha negado a aceptar esa solicitud.
El magistrado José Antonio Mora, presidente del tribunal, se ha referido también al incidente que se produjo el 31 de enero tras la segunda sesión del juicio, cuando Camps se encaró con Correa tras su declaración que le inculpaba, y salió de la Audiencia al grito de “es un hijo de puta”. El letrado del líder de Gürtel presentó un escrito a los jueces informando de lo sucedido, que se ha facilitado a Anticorrupción. El ministerio público ha asegurado entonces que, sin entrar en si podría haberse producido un posible delito de obstrucción a la justicia, se tendría que enviar el documento a un juzgado de Torrejón de Ardoz (Madrid), que sería el competente para investigarlo.
Además de Camps, en el banquillo se sientan otras 25 personas (otros dos procesados ya fallecieron). Entre ellos, tres consejeros de su Ejecutivo y una decena de técnicos de la Administración valenciana, además de los principales miembros de la trama corrupta: Correa, Crespo y El Bigotes, quien logró los contratos a dedo para Orange Market (una de las empresas de la red corrupta) por su amistad con Camps, según las conclusiones de la investigación y las intervenciones telefónicas.
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