Los grupos de Unidas Podemos aparcan sus diferencias para no comprometer las negociaciones sobre la ‘ley del solo sí es sí'
Desde el departamento de Yolanda Díaz insisten en que “toca seguir intentando” un acuerdo en el Congreso
Los distintos grupos de Unidas Podemos se han afanado en los últimos días en aparcar sus diferencias internas y evitar cualquier disonancia pública para no comprometer las negociaciones con el PSOE sobre la ley de libertad sexual, conocida como ley del solo sí es sí. Aunque la estrategia de las ministras Irene Montero e Ione Belarra de confrontarse públicamente con los socialistas no es compartida por todo el espacio político, nadie ha roto en público la cohesión interna. La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, incluso dedicó la semana pasada encendidos elogios a la titular de Igualdad, pese a las conocidas divergencias entre ambas. El pulso al PSOE —que este lunes registró en solitario una propuesta de reforma a la ley— coincide con un deshielo en las relaciones entre Díaz y Podemos, y de momento ambas partes intentan no abrir nuevas heridas ante el año electoral que se avecina, lo que no impide que algunas voces internas insten a Montero a flexibilizar su posición negociadora para evitar una ruptura con el PSOE que también podría tener consecuencias para la vida interna del socio minoritario de la coalición.
Desde el comienzo de la crisis, las conversaciones entre departamentos han sido constantes y aunque es Igualdad el que ha llevado directamente las negociaciones con Justicia, todo el grupo ha tratado de exhibir una misma postura: abierto a la reforma pero respetando el consentimiento. En realidad, la definición de consentimiento no se toca en la propuesta del PSOE, pero Podemos considera que reintroducir el elemento de la existencia de violencia o intimidación para modular las penas supone desplazar ahí el foco de atención, lo que en última instancia abocaría de nuevo a las mujeres a tener que demostrar que se resistieron a una agresión sexual.
“En el espacio de Unidas Podemos estamos de acuerdo todos en que es necesario proteger el consentimiento como centro de la norma y que no se puede dar ni un paso atrás”, reiteró este lunes una de las portavoces de Podemos, María Teresa Pérez, preguntada por posibles divergencias. Como siempre, los matices se encuentran en la estrategia y el tono de los mensajes de cada grupo. Podemos, más beligerante, responsabilizó directamente al PSOE de “romper” las negociaciones “para volver al Código Penal de la Manada” y anunció que seguirá dando la batalla en el Congreso “como haga falta”. Fuentes de la vicepresidencia segunda, mucho más comedida, insistieron este lunes en que “toca seguir intentando” un acuerdo en la Cámara baja.
Aunque Díaz no ha ofrecido declaraciones sobre este asunto en los últimos días —tampoco lo ha hecho el presidente Pedro Sánchez—, el martes pasado expresó, en una declaración poco usual, su “reconocimiento absoluto” a la labor de Montero y su ministerio para “ensanchar los derechos de las mujeres, de las personas LGTBI y trans”. En su entorno reiteran que la ley es “muy importante” y trae consigo “grandes avances”, por lo que se muestran convencidas de que “alcanzarán un acuerdo que respete el consentimiento y corrija los efectos indeseados”. Para Díaz es fundamental “cuidar la coalición” e insiste en poner el foco del trabajo en las mujeres y las víctimas.
Desde la dirección de Izquierda Unida, que cuenta con varios miembros del partido en el equipo de Igualdad, la respuesta fue similar. “Creemos que hay margen para el acuerdo siempre y cuando se mantenga en el centro como elemento fundamental, imprescindible e irrenunciable el consentimiento”, afirmó su portavoz federal, Sira Rego.
El presidente del grupo parlamentario, Jaume Asens, y destacado miembro de En Comú Podem, uno de los grandes apoyos de Díaz, también rechazó a primera hora del lunes en TVE que haya diferencias internas, minimizó el desacuerdo con el PSOE y reconoció que nadie contempla una ruptura. “No hay que sacar las cosas de quicio. El Gobierno de coalición no está en riesgo porque ninguno de los dos socios está dispuesto a ponerlo en riesgo y menos en este momento de la legislatura, a las puertas de unas elecciones municipales y autonómicas”. A menos de cuatro meses de esos comicios, y en un año en el que la coalición se juega revalidad su mandato, Unidas Podemos es consciente del coste político y electoral de una salida del Gobierno. Pero en plena reconfiguración del espacio a la izquierda del PSOE, con el proyecto que impulsa Díaz en marcha, esta crisis vuelve a poner a prueba las costuras de la coalición de izquierdas.
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