El aborto enreda de nuevo al PP de Castilla y León
Las medidas contra la interrupción del embarazo devuelven al partido conservador a una vieja polémica, ahora junto a Vox. Mañueco ha aguardado dos días a pronunciarse sobre la polémica
La historia no se repite, pero rima en Castilla y León. La nueva polémica creada por Vox, al impulsar medidas antiabortivas conforme a su plan de natalidad firmado con el PP, devuelve a los conservadores al mantra de los últimos meses: apartarse o desmarcarse ante las controversias que crea su socio de extrema derecha. El presidente autonómico, el popular Alfonso Fernández Mañueco, se ha mantenido en silencio dos días sobre un tema históricamente sensible entre los suyos. La actitud del mandatario se ha convertido en habitual cuando sus aliados de la extrema derecha forman escándalos, aunque en algunos casos anteriores intervino para alejarse del entuerto. Esta vez, el dirigente no se ha pronunciado hasta que no lo había hecho el consejero de Sanidad, Alejandro Vázquez, que aseguró la noche del viernes a EL PAÍS que el polémico nuevo protocolo en atención de embarazos sí se aplicará, a partir del lunes. Vázquez explicó que consistirá en “instar” a los sanitarios a que ofrezcan a las embarazadas, incluidas las que quieran abortar, la posibilidad de escuchar el latido del corazón del feto, recibir asistencia psicológica específica y acceder a una ecografía 4D.
Este sábado, en el cónclave del PP en Zaragoza para presentar a los candidatos a las autonómicas de mayo, el presidente de la comunidad, Alfonso Fernández Mañueco, finalmente se ha referido a la cuestión. Ha negado que los cambios en el protocolo tengan propósito antiabortista. El líder autonómico del PP ha hablado un minuto tras dos días sin pronunciarse después de la polémica generada para defender que estas medidas van dirigidas a que las mujeres tomen decisiones “mucho más conscientes”. Pero Mañueco ha rechazado valorar las palabras de su socio: “No soy quien tiene que analizar palabras ni intencionalidad. Los hechos son estos: libertad absoluta de la mujer para elegir, respeto absoluto a sus derechos, respeto absoluto a los derechos de los sanitarios”. El dirigente ha ceñido el protocolo a buscar aumentar la natalidad y ha esgrimido que cualquier actuación se hará conforme a criterio médico.
Vázquez acabó admitiendo el viernes que la norma entrará en vigor de manera inmediata, pese a que la Consejería de Sanidad se estuvo desmarcando durante toda la jornada del anuncio del vicepresidente García-Gallardo. Ahora, el consejero asegura que la diferencia con lo expresado por García-Gallardo es que este aseguró que se obligaría a los facultativos a que le plantearan estas opciones a las mujeres, algo que Vázquez niega que se pueda hacer y sostiene que solamente será una instrucción en la que se les inste a hacerlo.
Fuentes del PP recuerdan lo ocurrido hace algo más de dos años en las Cortes de Castilla y León, cuando al principio de la pandemia el PSOE presentó una proposición no de ley pidiendo que se garantizara el derecho a abortar en los hospitales públicos de la comunidad. Entonces hubo una importante división en el grupo conservador, que acabó apoyando la iniciativa socialista. El responsable de Presidencia de la Junta, Jesús Julio Carnero, que se ha remitido constantemente al comunicado de Sanidad en apoyo a las embarazadas, matiza el anuncio de Vox negando que se vaya a obligar a los médicos a ofrecerles a las gestantes la posibilidad de escuchar el latido del feto: “Están respetando la ley y los protocolos para apoyar a las mujeres”.
El exprocurador en las Cortes Pablo Trillo, que perdió su acta en los comicios adelantados de febrero, se plantó: él no iba a unirse a un posicionamiento del PP a favor de la interrupción voluntaria de las gestaciones. Voces conocedoras de esa disputa recuerdan que él reclamó el voto en conciencia alegando que su partido ha sido históricamente detractor del aborto y exclamó que acudiría a la Comisión de Garantías del PP nacional, que tiene recurrida en el Tribunal Constitucional la ley del aborto.
Entonces medió el entonces secretario general, Teodoro García Egea, con quien resolvieron un apaño: Trillo se ausentó del Pleno para no dar su “sí” a una medida con la que disentía. Vox, que entonces solo tenía un representante, votó en contra. Fuentes del PP en las Cortes explican que en ese momento el hoy consejero de Sanidad, entonces simple procurador, pedía firmemente oponerse a la propuesta del PSOE, si bien acabó transigiendo y se mantuvo en la línea del grupo parlamentario. “El aborto es el tema por excelencia de división interna en el PP”, sentencian esos informadores. Pese a esa mayoría en aquella votación de 2020, Castilla y León es una de las comunidades de España donde menos abortos se practican en los hospitales públicos, un 2,2% en 2021.
La dirección nacional de los conservadores, presididos por Alberto Núñez Feijóo, tampoco ha querido manifestarse sobre lo ocurrido en tierras de Mañueco, poco valorado en Madrid. Fuentes internas han zanjado el tema sosteniendo que no pueden “valorar continuamente las decisiones de los gobiernos autonómicos” y aluden a que, pese a lo que asegura García-Gallardo y el plan de natalidad firmado entre ambos partidos, ha sido iniciativa de la extrema derecha. El nuevo portavoz del PP, Borja Sémper, ha avisado de que no van a “tragar con cualquier cosa” y que se opondrán a “imposiciones” con las que no comulguen. Para él, es “compatible” fomentar la natalidad con el “respeto a la libertad de la mujer”.
El PSOE ha censurado que “la inclusión de las estrategias de la ultraderecha en el sistema de salud de Castilla y León supondría un terrible retroceso para los derechos de las mujeres” y la procuradora autonómica Patricia Gómez ha acusado a Feijóo de aliarse con Vox, como Mañueco, si tiene oportunidad. La exconsejera de Sanidad con Ciudadanos, Verónica Casado, se escandaliza ante lo ocurrido: “Es una auténtica barbaridad, está todo establecido con programas realizados por profesionales, introducir esta historia a personas que toman decisiones duras de por sí es una locura y aberración. No conozco a nadie que aborte por gusto, son situaciones terribles, los profesionales tenemos que acompañar”, agrega la especialista, que entiende como “paso atrás” estas políticas.
El primer pulso del año entre PP y Vox llega, añaden voces cercanas a la coalición, en un momento “tranquilo” tras varios episodios críticos. El último, hace tres semanas, al equivocarse ambos en una votación de las Cortes y tumbar su propia ley fiscal, que finalmente quedó aprobada este jueves. “El PP de Castilla y León no cree mucho en el aborto, así que Mañueco tiene dónde acogerse. Además, ni uno ni otro tienen ganas de conflicto”, explican esas fuentes, con las elecciones municipales asomando en mayo. Castilla y León, salvo ruptura del pacto de Gobierno, no tiene previsto celebrar comicios autonómicos. El líder nacional de Vox, Santiago Abascal, no ha querido valorar la desautorización a las palabras de Gallardo para no enturbiar la “buena relación” con el PP. La iniciativa planteada el jueves carece de presupuesto asignado ni fecha de implantación. Gallardo, al preguntársele sobre en qué semana se haría la ecografía de 4D, calló unos segundos y zanjó, risueño: “Ese dato no lo tengo, pero estoy seguro de que pronto lo podremos hablar, yo es que no sé mucho de embarazos”.
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