La ejecutiva de Ciudadanos tumba el blindaje de Arrimadas: tendrá que presentarse a primarias
La cúpula de Cs rechaza la propuesta inicial de la presidenta, que quería mantenerse como líder política en la nueva bicefalia sin someterse a las bases
La escalada de tensión vivida en el seno de Ciudadanos durante los últimos días ha hecho saltar por los aires el plan de Inés Arrimadas. La ejecutiva ampliada ha tumbado en la tarde de este viernes la estrategia inicial de la presidenta de Cs para mantenerse como líder política sin primarias en enero con el pretexto de implantar una bicefalia —orgánica y política—. La propuesta de Arrimadas, que blindaba su figura, ha sido atacada por buena parte de los dirigentes, entre ellos el portavoz en el Congreso, Edmundo Bal, y el exvicepresidente de Castilla y León, Francisco Igea, que se han opuesto en rotuno a la propuesta por la que abogaba el entorno de Arrimadas, en el que cada vez se encuentra más sola. Tras una dura reunión, de casi siete horas, se ha alcanzado un acuerdo “al verse arrinconada”, revelan asistentes al cónclave. Finalmente habrá bicefalia pero con un modelo híbrido.
Habrá dos líderes, uno al frente de la parte orgánica y otro de la política, pero tendrán que trabajar mano a mano. Y no en departamentos estancos. Esto supone que de las primarias del próximo 9 y 10 de enero saldrá elegido tanto el líder político (se baraja la denominación de portavoz en lugar de presidente) como el orgánico (secretario general). Pero quienes quieran concurrir a uno y otro cargo tendrán que presentarse con una papeleta en común, ya que dirigirán el partido codo con codo. Por tanto, si Arrimadas quiere continuar como la máxima dirigente política de Cs tendrá que presentarse a esas primarias. El secretario general no podrá ostentar un cargo público ni presentarse a presidente del Gobierno ni durante su mandato ni en los seis meses posteriores.
De esta forma, se ha evitado un modelo de bicefalia en el que Arrimadas fuera la cabeza de la acción política automáticamente. Lo que pretendía inicialmente, de facto, era no supeditar su nuevo cargo al refrendo de las bases. Durante la reunión se ha exigido qué dato concreto avalaba la propuesta de bicefalia. Como adelantó EL PAÍS este viernes, el porcentaje de cargos que, según los cuestionarios, demandaba esta estructura no llegaba al 10%. Varias fuentes del equipo de refundación confirmaron, además, que sus conclusiones no habían incorporado expresamente dividir la organización en un equipo dedicado a las cuestiones orgánicas y otro a las políticas —con una cabeza al frente de cada uno y con la garantía de que Inés Arrimadas continuase como líder política—, como así afirmaron en una conversación informal fuentes de la dirección a periodistas de diversos medios el pasado 14 de noviembre.
La soledad de Arrimadas respecto el resto de diputados se ha visto reflejada en los apoyos que ha sumado su propuesta inicial durante la reunión. Solo su mano derecha en el Congreso, Guillermo Díaz; la secretaria general, Marina Bravo; el recién nombrado secretario de Organización, Carlos Pérez Nievas; el portavoz en el Ayuntamiento de Valencia, Fernando Giner, el vicesecretario general, Daniel Pérez o la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, se han puesto de su parte. La resistencia del resto ha provocado finalmente la concesión de la presidenta. Fuentes de la dirección contradicen a los críticos y afirman que hay “unidad” en la cúpula.
El “atrincheramiento” de Arrimadas, según denuncian varias fuentes, ha provocado, así las cosas, un cisma en el grupo parlamentario, de nueve diputados, que también son parte de la ejecutiva. Ninguno, salvo Díaz, se ha mostrado del lado de la dirigente. Hace meses que muchos apostaban por una eventual candidatura de Bal a primarias si Arrimadas no daba un paso al frente. La propuesta de bicefalia colmó el vaso. Aunque el también portavoz en el Congreso ha sido de los menos vehementes durante su intervención. La fractura es total en un momento en el que el partido está por los suelos en las encuestas y después de meses en los que miembros de Cs de distintos territorios habían exigido la dimisión de la presidenta. “El partido está roto ahora mismo”, sentencia un miembro de la ejecutiva. Queda por ver si Arrimadas decide concurrir en enero.
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