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El padre del autor del tiroteo en Ciudad Real, a un hombre que quiso auxiliarlo: “¡Métete en el coche, que te va a matar!”

Testigos y vecinos narran el suceso en el que un hombre ha matado a un agricultor y a un policía antes de caer abatido a tiros

Miembros de la funeraria reecogen el cadáver de Alfonso Lamas, el hombre abatido por la policía tras tirotear a dos personas. Foto: DAVID EXPÓSITO | Vídeo: EPV

Hacia las diez y media de la mañana de este miércoles, un octogenario pedía ayuda en mitad de una carretera de Ciudad Real. “Estaba ensangrentado”, cuenta Antonio López Gómez, que detuvo su vehículo para socorrerlo, creyendo que alguien lo había atropellado y que luego se había dado a la fuga, dejándolo herido. López Gómez se bajó de su coche para acercarse al hombre, pero inmediatamente este le gritó: “¡Métete, métete, que te va a matar!”. El conductor miró bien a su entorno y avistó, a unos 100 metros, a otro hombre que, escopeta en mano, se movía de un lado a otro de una valla de madera frente a una casa: era el hijo de quien le pedía ayuda.

“Me resguardé al otro lado del coche”, cuenta horas después. “Entonces el hombre disparó. Fueron dos tiros que impactaron en la parte trasera del vehículo”, afirma. “Me podría haber matado”, recuerda con el susto y la pena metidos en el cuerpo. Un policía local de 41 años, Alejandro Congosto, y un agricultor de 61, José Luis Fernández, no pudieron esquivar las balas que salieron de la misma arma. Y ambos han fallecido este miércoles a consecuencia de esos balazos, disparados por Alfonso Lamas G., un vecino de la zona que la emprendió a tiros tras discutir con su padre, que logró huir del tiroteo. Otras tres personas han resultado heridas. Alrededor de las 12.30, el autor de los disparos resultó abatido, según fuentes de la subdelegación del Gobierno en Ciudad Real. El teniente coronel jefe de la comandancia provincial de la Guardia Civil, Juan Antonio Valle, ha asegurado que no hubo “opción a negociar con el tirador, porque todo el que se ponía a su alcance le disparaba con un fusil”.

La carretera CR-4116, que une Argamasilla de Calatrava y Villamayor de Calatrava, dos pueblos de Ciudad Real, ha sido el lugar del suceso. El origen, una discusión entre un padre, el octogenario que pedía ayuda, y su hijo, el autor de los disparos. En esta zona de paisajes amarillos y cultivos de cereal, a padre e hijo los conocen como Los Alfonsos, cuentan los vecinos, que aseguran que ambos solían ir juntos. Su domicilio habitual está en Ciudad Real, pero tienen una casa al lado de la carretera, y en la mañana de este miércoles estaban trabajando en el huerto, cuenta Jesús Ruiz, el alcalde de Argamasilla (unos 5.900 habitantes). En aquel inmueble ocurrió todo.

Antes que a Antonio López Gómez, el padre salió a pedir ayuda a José Luis Fernández, que trabajaba en los campos de la zona. Pero, cuando este intentó mediar en la disputa, recibió un disparo, que le causó la muerte.

Los primeros agentes en llegar al lugar de los hechos fueron policías locales, tras una llamada al servicio de urgencias 112. Poco después, policías nacionales, a los que el francotirador apuntó con su fusil de caza, posiblemente del calibre 30-06 (springfield, con cartucho de camisa metálica), capaz de atravesar chalecos antibalas y la chapa de los vehículos. Los agentes locales Alejandro y Javier aprovecharon entonces para acercarse a auxiliar a José Luis Fernández, que estaba tendido en el suelo. Pero Alfonso Lamas se dio cuenta y comenzó a dispararles. Hirió de muerte a Alejandro y alcanzó en el abdomen a Javier, que se recupera de esas heridas, ya fuera de peligro, en hospital de Puertollano.

El regidor se deshace en elogios hacia Alejandro, el policía fallecido. “Era un chico muy agradable. Era representante sindical y estaba muy involucrado con el servicio de policía”. Vivía en Argamasilla desde hacía 14 años, pero procedía de Talavera (Toledo). Tenía una niña. Su pareja, de 43 años, estaba siendo atendida este miércoles en el Ayuntamiento. Hasta allí se han desplazado psicólogos de Cruz Roja de Guadalajara, Toledo y Albacete. El pueblo le va a conceder la medalla de oro al mérito policial categoría de oro, anuncia el alcalde.

José Luis Fernández, el agricultor muerto a tiros, también era muy querido. Los tres heridos fueron atendidos en las urgencias del hospital de Puertollano: el padre del agresor, de 81 años, presentaba heridas leves en la cabeza y contusiones, pero esta tarde, aunque permanecía en observación, seguía consciente y fuera de peligro; el agente de la Guardia Civil y el de la Policía Local, llegaron con heridas de arma de fuego, el primero en la pierna, el segundo en el abdomen. Ninguno de los dos presentaba riesgo vital, según fuentes sanitarias de Castilla-La Mancha.

Pasadas las dos y media de esta tarde, la carretera seguía cortada mientras una docena de agentes trabajaba en los alrededores de la casa blanca con tejas, y un amplio porche. A esa misma hora, una furgoneta negra entraba para llevarse uno de los cadáveres. Un tractor azul seguía apostado justo delante. “Era mi amigo”, decía afectado Antonio Doctor Lozano, en Argamasilla, sobre José Luis.

“Desde el 112 me indican que nadie, repito, nadie use la carretera de Villamayor a Argamasilla. Hay un tiroteo”. Fue el mensaje que empezó a correr de móvil en móvil hacia las diez y media de la mañana entre los vecinos de Villamayor, donde no llegan a los 700 habitantes y cuyo alcalde, Juan Antonio Callejas, decidió tirar de WhatsApp para alertar a la población. “Recibí la llamada del 112, me indicaban que por favor cortara la carretera. Me dijeron que estaba disparando a los vehículos que circulaban por allí”, señala.

Los Alfonsos eran procedentes de Andalucía. El padre fue “guarda rural, funcionario del Instituto Nacional de Conservación de la Naturaleza” y aficionado a la caza, recuerda uno de los vecinos. “Antes de la pandemia tuvo en venta un rifle, no sé si llegó a venderlo, pero puso carteles por el pueblo. Siempre estaba pendiente de su hijo, que había tenido un accidente de joven. Eran gente afable”.

Un joven, colocando una flor en el altar espontáneo que los vecinos de Argamasilla de Calatrava han colocado para homenajear a Javier, el policía local tiroteado esta mañana.
Un joven, colocando una flor en el altar espontáneo que los vecinos de Argamasilla de Calatrava han colocado para homenajear a Javier, el policía local tiroteado esta mañana. DAVID EXPÓSITO

Pasadas las seis de la tarde, Manoli Trujillo, una vecina de Argamasilla de 76 años, mira con cara de pena el vaivén de los coches en la puerta de su casa, a diez metros del cuartel de la Policía Local. Dos mujeres pasan a su lado y le anuncian: “Ya tiene sus flores”. “Pobrecito”, contesta ella con la mano en la boca. Trujillo recuerda con la voz entrecortada que esta misma mañana había saludado a los policías locales Alejandro y Javier, que luego resultaron muerto y herido, respectivamente, cuando estos cortaban el tráfico para que los niños entraran al colegio Virgen del Socorro. La mujer despedía a su nieta con un beso en la mejilla y un abrazo. Javier, con el tono cariñoso que asegura la vecina le caracteriza, le dijo:

—¡Cómo se notan los besos de abuela!

—A ti también te los darán, contestó ella.

—“Yo ya no tengo abuelas, Manoli”, le respondió él.

La pareja desmontó el pequeño operativo y marchó a patrullar. Dos horas después recibirían el aviso más importante de sus vidas. A las siete de la tarde de este fatídico miércoles, los vecinos de Argamasilla han comenzado a montar un altar espontáneo como homenaje al policía local fallecido.

Un silencio sepulcral envolvía a la vecina Ferretería Sánchez. Antonia Sánchez, de 65 años, dueña del local desde hace 50 años, atendía a sus clientes sin mirar a los ojos. “Conocía a todos, a Los Alfonsos, a José Luis y a Alejandro, eran clientes habituales”, explica. “Aquí nunca pasa nada, pero esta mañana vi que [los agentes] recibían una llamada y se pusieron muy nerviosos. Salieron tan deprisa que dejaron la puerta abierta. Parecía un accidente de coche sin más; ha acabado siendo una tragedia”.

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