La Audiencia Nacional envía a juicio a los etarras Txapote y Amaia por el asesinato del edil popular Manuel Zamarreño en 1998
El tribunal da por concluido el sumario sobre uno de los crímenes de la banda terrorista que quedan impunes
La Audiencia Nacional ha abierto juicio oral contra los etarras Francisco Javier García Gaztelu, Txapote, e Irantzu Gallastegi, Amaia, por la muerte de Manuel Zamarreño, el concejal del PP de Rentería (Gipuzkoa) asesinado en 1998 con una moto-bomba cuando volvía de comprar el pan en una tienda cerca de su casa. Los magistrados de la Sección Segunda de la Sala de lo Penal han tomado la decisión tras dar por concluido este sumario sobre uno de los crímenes de la banda que permanecen impunes. Txapote y Amaia, dos de los terroristas más sanguinarios de ETA, están actualmente en prisión: entre otros atentados, por el perpetrado contra Miguel Ángel Blanco, también edil popular.
En un escrito de la Sala fechado el 21 de septiembre, al que tuvo acceso EL PAÍS, los jueces dan luz verde a sentar en el banquillo a los dos después de que la Fiscalía “mostrase su conformidad con el auto de conclusión del sumario y haya pedido la apertura del juicio oral para los procesados”. La Fundación Villacisneros, que da apoyo jurídico a la hija de Zamarreño en esta causa, ha celebrado la decisión: “Supone una magnífica noticia que nos reafirma en la necesidad de que el Estado de Derecho jamás debe bajar la guardia en defensa de la ley y en la persecución del delito. [...] Sin justicia no hay reparación del daño causado”.
ETA asesinó a Zamarreño el 25 de junio de 1998. La banda terrorista colocó una bomba con tres kilos de amonal en una motocicleta que aparcó en una acera y activó a distancia. El concejal volvía en ese momento de comprar. “Siempre solía ir él a por el pan... Aunque le habían dicho que tenía que cambiar de tiendas, eso sí. La semana anterior había ido yo a comprarlo pero, claro, no era el objetivo. La panadería de aquel día estaba a 50 metros de nuestra casa. A 95 escaleras, para ser más exactos, que mi ama las tenía contadas”, recordaba su hija Naiara en 2018, en una entrevista en El Correo, donde añadía: “A mi aita le gritaban desde los balcones: ‘Zamarreño, estás muerto”.
El popular decidió asumir el cargo de concejal en un momento de gran riesgo. ETA mantenía a pleno rendimiento la estrategia denominada “socialización del sufrimiento”, que activó en la década de los noventa con el objetivo de aniquilar al discrepante y que convirtió a los ediles de PP y PSOE en objetivo prioritario de sus atentados. En ese marco, por ejemplo, la banda ya había asesinado a Miguel Ángel Blanco y a Gregorio Ordóñez. Y a José Luis Caso, también concejal popular en Rentería, al que un terrorista disparó un tiro en la cabeza sin mediar palabra en diciembre de 1997, cuando se encontraba en el bar Trantxe, en Irún (Gipuzkoa), donde paraba habitualmente antes de ir a cenar a casa. Zamarreño sustituyó a Caso en el puesto.
Zamarreño, que apenas llevaba un mes en el cargo de concejal cuando fue asesinado, había sido compañero de Caso en Astilleros durante 24 años, según la web El mapa del terror, de la asociación de víctimas Covite. Ambos sufrieron intensas campañas de acoso antes de que acabaran con sus vidas. El coche de Zamarreño fue incendiado y su nombre aparecía con frecuencia en pintadas en las calles dentro de una diana.
El 25 de junio de 1998, la explosión de la moto-bomba impactó de lleno en el concejal del PP, que quedó tendido sin vida entre dos coches aparcados en batería. Su cadáver permaneció así, cubierto por una manta, durante dos horas y media, hasta que el juez ordenó su levantamiento.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.