Marlaska, sobre la muerte de al menos 23 personas en la valla de Melilla: “No hubo una masacre”
El ministro del Interior insiste en el Congreso en la violencia ejercida por los migrantes para cruzar la frontera y justifica la respuesta policial española y marroquí
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha comparecido este miércoles en el pleno del Congreso para informar sobre la tragedia ocurrida el pasado 24 de junio en la frontera entre Nador y Melilla. Aunque es la primera vez que el ministro da explicaciones de forma oficial, más allá de declaraciones puntuales a los medios, no ha revelado nada nuevo sobre lo acontecido. El ministro ha vuelto a defender la actuación policial de los agentes españoles con el uso “oportuno y proporcionado” de material antidisturbios y ha evitado cualquier reproche a los socios marroquíes. Hasta 10 veces ha insistido Grande-Marlaska en su primera intervención en la violencia ejercida por el grupo de cerca de 1.700 migrantes y refugiados, provenientes en su mayoría de Sudán, que protagonizó un intento “intolerable y violento” de cruzar la frontera. “No hubo una masacre” en Melilla”, ha asegurado.
El ministro ha comenzado su intervención dando “el pésame” en nombre del Gobierno por la “trágica pérdida de vidas humanas” [23, según Marruecos; hasta 37, según la ONG que las cuente] y a renglón seguido ha expresado su “solidaridad” con los 55 agentes de la Guardia Civil y de las fuerzas de seguridad marroquíes [de estos no concretó el número] que resultaron heridos aquel día.
Marlaska ha tardado casi tres meses en comparecer para dar detalles de aquella trágica jornada y ofrecer una cronología de los hechos que no ofrece grandes novedades. El ministro, además, ha omitido en su descripción de los hechos algunas cuestiones clave, como que, una vez contenida la entrada, los agentes marroquíes golpearon a personas inmóviles y ya en el suelo para después amontonarlas durante horas sin atención médica.
El ministro ha detallado que el 24 de junio de 2022, sobre las cinco de la madrugada, las Fuerzas de Seguridad de Marruecos comunicaron a varias patrullas de la Guardia Civil que un grupo muy numeroso se encontraba “en movimiento a cierta distancia, pero en dirección hacia la zona del vallado”. Dos horas después, ha afirmado, el sistema de alerta temprana de la Guardia Civil confirma que se está produciendo un importante despliegue de vehículos policiales marroquíes en las inmediaciones de la zona precintada y poco después el Centro Operativo de la Comandancia de Melilla detecta la presencia de unas 1.700 personas”, ha arrancado el ministro. “Repito: 1.700 personas, se dirigen, portando objetos ofensivos y palos hacia el vallado por la zona del Barrio Chino de Nador donde el intento de evitar el acercamiento al perímetro fronterizo, por parte de las fuerzas de seguridad marroquíes, se ve respondido con el lanzamiento de piedras, palos e incluso artefactos incendiarios caseros y seguido de carreras hacia el perímetro fronterizo”, ha relatado.
“Grupo extremadamente violento”
El ministro ha asegurado que las fuerzas de seguridad marroquíes [unos 2.000 agentes, según la Asociación Marroquí de Derechos del Hombre (AMDH)] intentaron retener a los migrantes antes de llegar al vallado. Pero que se vieron obligadas a retroceder al verse superadas en número “por un grupo extremadamente violento”. Según Grande-Marlaska, a las 8.20, había dentro del recinto fronterizo 1.700 personas divididas en dos grupos. Uno “conteniendo la actuación de las fuerzas de seguridad de Marruecos mediante el empleo de piedras, palos y objetos ofensivos” y un segundo, “forzando las puertas de seguridad utilizando hachas, mazas e incluso una sierra radial manual”.
Esta no es la versión que dan los sudaneses, que aseguran que la actuación policial dispersó a buena parte del grupo antes de llegar a la valla y que, una vez en el puesto fronterizo, se vieron sorprendidos por un gran contingente de agentes y la violencia ejercida contra ellos sin una vía de escape por la que retroceder.
Ante las dudas sobre dónde se produjo la avalancha en la que se presupone que murió buena parte de las víctimas, Marlaska ha despejado: “Se logra forzar con violencia, permitiendo el acceso a tierra de nadie de parte del grupo, pero actuando como peligroso embudo cuando cerca de un millar de personas intenta atravesarla y, por tanto, generando un embotellamiento que puso en riesgo la integridad de centenares de personas. Hecho que se repite cuando el grupo logra forzar una segunda puerta anexa, también del lado marroquí”. “Los hechos ocurren en territorio nacional de un país soberano y, de manera muy tangencial, en España”, insistió en su réplica.
“Rechazos en frontera”
El titular de Interior ha reconocido la devolución en caliente de varios de los jóvenes que consiguieron traspasar la frontera. Marlaska, sin embargo, las llama “rechazos en frontera”. “Una vez se estabiliza y se desescala la violencia del grupo, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado proceden al rechazo en frontera, conforme a los procedimientos establecidos y al marco normativo y jurisprudencial de referencia, de aquellas personas que se interceptaron intentando entrar de forma irregular Y violenta en territorio nacional y antes de poder hacerlo”. Fueron 103 devoluciones, según datos que ya hizo públicos el ministerio, entre ellas solicitantes de asilo, menores y heridos que ya estaban en suelo español cuando fueron expulsados o por guardias civiles o por agentes marroquíes a los que se les permitió entrar en España, según los testimonios que EL PAÍS y diversos medios españoles han ido recabando desde el día del suceso.
El ministro ha recibido críticas directas de todos los grupos parlamentarios, menos de Unidas Podemos, su socio de Gobierno. El diputado Enrique Santiago, que habló en nombre de UP, ha exigido un protocolo para poder pedir asilo en la frontera, recordó que lo sudaneses que cruzan la valla viven realidades que les convierten en refugiados y criticó a Marruecos por sugerir [en la única investigación que se ha hecho al respecto] que España agravó la tragedia. Santiago, sin embargo, ha evitado cualquier crítica al ministro y al Gobierno, que apoyaron desde el primer momento la actuación marroquí. El diputado Genís Boadella, del PdeCat, hasta se ha declarado sorprendido por “el tono amable” de Santiago. El diputado cambió el tono en su contrarréplica: “Lo que ha ocurrido es una barbaridad y no hay una respuesta proporcional cuando hay 37 muertos. Decir que los medios fueron idóneos es comprar el discurso de la invasión de la ultraderecha. Un medio es proporcional cuando preserva una vida humana antes que una valla”.
Vox y PP han aprovechado la ocasión para cargar contra Marlaska, por este y otros asuntos, como el acercamiento de presos de ETA. Ambos han reclamado más efectivos para defender las fronteras ante la entrada de “inmigrantes ilegales”. Ana Vázquez, del PP, ha criticado la opacidad del ministerio y ha reclamado las imágenes de ese día, que siguen sin ser públicas. Vox, en el turno que ha asumido Teresa López, ha cuestionado la actuación marroquí: ¿era posible evitar la concentración de tantas personas en el puesto fronterizo cuando se sabía con horas de antelación que se aproximaban a la valla?. “[Los marroquíes] esperaron para actuar. Marruecos le está tomando el pelo haciendo el paripé a pie de valla. No se puede dejar en manos de un tercer país, que ya ha demostrado que no es de fiar, el control de las fronteras y la soberanía”, ha sentenciado la diputada.
Los discursos más indignados han venido de la mano de los grupos nacionalistas. “España paga y Marruecos mata”, ha señalado Maria Dantas, de ERC. “¿Por qué no abrieron las puertas [para evitar la avalancha]?”, le ha cuestionado. “¿No se pueden controlar las fronteras sin infligir tratos deshumanos y degradantes”, le ha inquirido la diputada de Junts per Catalunya Mariona Illamola. Néstor Rego, del BNG, ha hablado directamente de “brutal violación de derechos humanos con el aplauso del Estado español”. El diputado del PNV, Mikel Legarda ha rechazado de plano que, con entre 23 y 37 muertos, pueda decirse que fue una “actuación adecuada” y ha señalado el “fracaso” de la investigación, pues no hay detalles, entre otras cosas, de la información que se intercambió entre países o los procedimientos y planificación de los agentes. Jon Iñarritu, de EH-Bildu, ha pedido al ministro otra vez que publique las imágenes como ya hizo el PP cuando tuvo que responder a la tragedia del Tarajal, en la que 15 personas murieron ahogadas mientras la Guardia Civil les lanzaba pelotas de goma. Imágenes, que según ha lanzado después el diputado socialista David Serrado, se publicaron manipuladas.
El ministro ha respondido a las críticas y ha pedido a los diputados que eviten la “demagogia”: “No hubo una masacre en Melilla ni eran personas que quisieron entrar pacíficamente en territorio nacional”. El ministro ha rechazado que se pueda afirmar, como hicieron algunos diputados, que el grupo de migrantes y refugiados no tenía otra opción que intentar cruzar de forma violenta la frontera. No ha explicado, no obstante, qué vía tienen esos sudaneses para pedir refugio en España de forma legal. “No nos van a dar lecciones de derechos humanos porque todos los días salvamos vidas”, ha dicho el ministro entre aplausos de sus compañeros de partido.
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