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Chaves, el impulsor de la ‘paz social’ que derivó en un fraude

El Tribunal Supremo confirma la condena a nueve años de inhabilitación especial por prevaricación

El expresidente andaluz, Manuel Chaves, salía de la Audiencia de Sevilla el 19 de noviembre de 2019, tras conocer la sentencia en el caso de los ERE.
El expresidente andaluz, Manuel Chaves, salía de la Audiencia de Sevilla el 19 de noviembre de 2019, tras conocer la sentencia en el caso de los ERE.Alejandro Ruesga Sanchez
Lourdes Lucio

Manuel Chaves (Ceuta, 77 años) fue candidato a la presidencia de la Junta de Andalucía en 1990 a regañadientes. No quería asumir el encargo de Felipe González de liderar la comunidad más poblada de España, pero “por disciplina de partido” aceptó un puesto en el que permaneció 19 años tras ganar todas las elecciones andaluzas a las que se presentó. Suya, de su Gobierno y de su partido, el PSOE, fue la idea de rescatar a los trabajadores despedidos por sus empresas en plena crisis económica, con unas políticas de las que derivó el fraude de los ERE, el gran caso de corrupción que afectó a la cúpula del Gobierno socialista de 2000 a 2009.

El presidente más longevo de Andalucía fue condenado a una pena de nueve años de inhabilitación por prevaricación por la Audiencia de Sevilla, un fallo que el Tribunal Supremo ha confirmado este martes. En los 13 años que ha durado el proceso judicial, Chaves ha vivido una pesadilla, pero al contrario que José Antonio Griñán, el otro presidente de la Junta procesado, sobre él no pendía ninguna petición de pena de cárcel y esa circunstancia le ha hecho que su vida cotidiana fuera más llevadera.

Nunca ha dejado de relacionarse con sus amigos y conocidos ni de asistir a presentaciones de libros, actos o premios e incluso acudió a la primera toma de posesión del primer presidente del PP de la Junta, Juan Manuel Moreno. Siempre ha intentado estar informado de la actualidad política. El 19 de noviembre de 2019, cuando Chaves leyó la sentencia, no entró en estado de shock, sino que se indignó. Tenía planes para recuperar en cierto modo su actividad política, porque no le gustaba que el PSOE de Andalucía hubiera perdido la centralidad de antaño en el conjunto del partido tras el enfrentamiento entre Susana Díaz y Pedro Sánchez. La condena le cortó esa vía y se refugió en sus nietos. Citar a Chaves como fuente de autoridad y referente (fue 14 años secretario general del PSOE andaluz y 12º presidente federal del partido, ministro de Trabajo con Felipe González y vicepresidente tercero del Gobierno con José Luis Rodríguez Zapatero) empezó a estar proscrito.

“Hasta el día en que me muera, hablaré de la convicción de legalidad de todas las decisiones que se han adoptado en el Consejo de Gobierno (…) No tengo conciencia de haberme equivocado. Ante una etapa de cierres de empresas, como consecuencia de la crisis, tomas una decisión de ayudar a los trabajadores. Es una decisión política. Y punto. A partir de ahí, el Consejo de Gobierno ya no tiene ninguna otra intervención en el tema”, afirmó en una entrevista a EL PAÍS menos de un mes después del fallo de la Audiencia Provincial de Sevilla.

Chaves mantuvo serias discrepancias con Griñán sobre cómo afrontar judicial y políticamente el caso de los ERE, un arma en la que el PP basó casi toda su oposición a los entonces imbatibles socialistas andaluces hasta que el hoy presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, ordenó bajar la intensidad de la crítica. Esas diferencias los distanciaron y la relación de amistad se resintió, como ocurre con tanta frecuencia en la política. Chaves y su equipo creían completamente errónea la estrategia del caiga quien caiga puesta en marcha por los de Griñán y de desvincularse de lo hecho por los gobiernos socialistas. “Van a por todo el PSOE, Pepe, también a por ti”, le dijo un veterano alcalde a Griñán.

Chaves nunca entendió que su partido orillara el motivo principal por el que se pusieron en marcha los ERE, el de pagar las prejubilaciones de trabajadores de empresas en crisis y que desde todos los terminales del PSOE no se defendiera una política que garantizó la llamada paz social, pero que también generó lo que el PP denunciaba como una red clientelar que, según los dirigentes populares de entonces, era lo que les impedía llegar al Gobierno andaluz.

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“Faltó el relato de cuál era el fondo del procedimiento”

“El PSOE no tiene por qué avergonzarse del caso de los ERE”, aseguraba Chaves en la entrevista con este periódico. Y añadía: “Cuando mi partido intenta marcar distancia señalando que esto es de otra etapa, mejor hubiera sido explicarlo. Faltó el relato de cuál era el fondo del procedimiento que se puso en marcha para salvar a empresas en crisis, sin obviar que hubo ilegalidades o abusos”.

Tras las últimas elecciones andaluzas, en las que ha ganado el PP con mayoría absoluta y ha horadado aún más el suelo electoral del PSOE andaluz, muchos se preguntan cuándo empezaron los socialistas andaluces a perder apoyo electoral. Fue a partir de 2008, cuando Chaves se presentó candidato a la Junta por sexta y última vez. Sacó entonces 2,1 millones de votos, mayoría absoluta, pero desde esa fecha el PSOE empezó a caminar hacia abajo, casi sin darse cuenta de la pérdida paulatina de apoyos; primero con Griñán, luego con Susana Díaz y ahora con Juan Espadas. La sentencia del Supremo pone fin a la pieza política de los ERE, pero la pesadilla para los socialistas aún continúa: todavía quedan pendientes de juicio 132 piezas, una por cada ayuda del fondo para empresas en crisis de la Junta andaluza.

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