Interior desobedece una orden de la Audiencia Nacional y expulsa a un argelino que denunció torturas
Abderrahim pidió asilo porque corría riesgo si volvía a su país, pero se le denegó. Ahora la Audiencia ha dictaminado que se garantice su retorno a España
El Ministerio del Interior devolvió a Argelia el pasado 24 de marzo a un argelino que había solicitado asilo tras denunciar que sufrió torturas en su país. La devolución se realizó a pesar de que existía una resolución de la Audiencia Nacional que ordenaba que se suspendiese, según ha adelantado El Mundo. El director del Centro de Internamiento (CIE) de Valencia, donde el hombre estaba encerrado, alegó que desobedeció la resolución por “un error de interpretación”. La Audiencia Nacional, sin embargo, no ve cómo su orden podría malinterpretarse, pues se expresó en términos “tan unívocos que no precisan sino una somera lectura”. Los magistrados han ordenado a las autoridades españolas, en un auto del pasado 11 de abril, que garanticen la vuelta a España del argelino.
El hombre, de 25 años, llamado Abderrahim, había llegado en patera a Almería el pasado 14 de febrero con signos evidentes de tortura. De la embarcación fue llevado al CIE, donde pidió asilo. Su abogada, Carmen Cabrera, que le atendió de oficio y ha batallado su caso durante casi tres meses con la ayuda de la organización Campaña CIEs No, relata algunos detalles de su solicitud: “Contó cómo un grupo criminal que actúa en la ciudad donde vivía lo secuestró durante 21 días y lo sometió a abusos diarios. Sufrió torturas que le han dejado marcas físicas y psicológicas. Le hicieron un corte profundo en la axila y le amenazaron con sacarle el corazón, le rompieron la nariz, tiene la cara deformada, quemaron su casa y su familia tuvo que huir… A él lo dieron por muerto y por eso pudo escapar”. Para los criminales, explica Cabrera, se trataba de un ajusticiamiento por un crimen de honor: Abderrahim había mantenido una relación con la hija de uno de los jefes de la mafia.
La petición de asilo fue denegada en una primera fase el 5 de marzo y también en un segundo examen, a pesar de que la agencia para los refugiados de la ONU (Acnur) dio su parecer favorable para que, al menos, se admitiese a trámite. El informe de Acnur, al que ha tenido acceso EL PAÍS, mantiene en el segundo examen: “Según las alegaciones del solicitante y los informes periciales aportados, habría indicios de que el solicitante haya sufrido trato inhumano y degradante y que requiera un apoyo psicológico especializado”. Acnur señala que hay “dudas sobre la veracidad de aspectos del relato del solicitante”, pero que estas deberían ser aclaradas en un procedimiento ordinario [y no con el procedimiento exprés que se aplica dentro de los CIE] y en las “condiciones adecuadas”.
Tras conocer la denegación del asilo y la orden de abandonar España, la abogada recurrió a la Audiencia Nacional el pasado 18 de marzo y pidió medidas cautelarísimas (de ejecución urgente) para evitar la expulsión de su cliente. La Audiencia rechazó las cautelarísimas porque el responsable del CIE ―dependiente de Interior― informó de que el retorno de Abderrahim no estaba previsto hasta el 16 de abril. Los magistrados consideraron que habría tiempo suficiente para estudiar la medida cautelar de suspensión, pero pidieron expresamente que no se expulsase al interesado. Fue en vano. Cinco días después de la repatriación, el director del CIE comunicó que Abderrahim ya estaba en Argelia porque él no había interpretado bien el auto.
Abdelrrahim fue llevado a Argelia en el mismo avión que el Ministerio del Interior fletó ese día de urgencia para entregar a las autoridades argelinas a Mohamed Benhalima, un exmilitar perseguido por el régimen por su actividad opositora. Benhalima, que tenía una legión de seguidores en las redes sociales donde denunciaba la corrupción del Ejército, también pidió asilo dos veces y le fue denegada, aunque advirtió que sería víctima de torturas si era devuelto a su país. El exmilitar permanece preso desde entonces, ha deslizado que fue torturado y penden sobre él varias causas que pueden mantenerlo en la cárcel de por vida.
Giro en la política sobre el Sáhara
En aquellos días se venía abajo la relación amistosa entre España y Argelia. Las autoridades argelinas rompían puentes tras el anuncio del Ejecutivo español de apoyar la solución de Marruecos para el Sáhara Occidental que pretende convertirlo en un territorio autónomo pero bajo su soberanía y sin posibilidad de que sus ciudadanos participen en un referéndum de autodeterminación. Argelia, principal valedor de la causa saharaui, reaccionó airada, retiró a su embajador, deslizó que subiría el precio del gas a España y suspendió las expulsiones de sus emigrantes en situación irregular. El retorno de Abderrahim y Benhalima, de hecho, fue uno de los últimos que se ejecutaron.
Abderrahim permanece actualmente escondido en Argel a la espera de obtener un visado que, siguiendo las instrucciones dadas por la Audiencia Nacional en el auto del 11 de abril, le permita volver a España. Hasta ahora, aguarda, sin éxito, a que le den una cita en la Embajada.
El auto de la Audiencia acepta parcialmente la petición de la abogada que solicitó que el Ministerio del Interior se encargase del retorno a España y cubriese los gastos al tratarse de un error reconocido por la autoridad policial. Aunque esta fórmula le resulta “excesiva” a los magistrados, estos sí ordenan a las autoridades españolas que permitan la entrada del hombre y su permanencia, como solicitante de asilo, para que pueda continuar con su proceso. También abren la puerta a que Abderrahim haga una reclamación de responsabilidad patrimonial al Estado.
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