El tirador acusado de querer matar a Pedro Sánchez: “Estaría bebido”
Manuel Murillo, al que intervinieron un arsenal de armas, se defiende en el juicio en la Audiencia Nacional: “No soy un asesino”
Manuel Murillo Sánchez ha llegado encapuchado a la Audiencia Nacional. El sexagenario vigilante de seguridad ha tratado este martes de ocultar así su rostro a los periodistas que lo esperaban a las puertas del tribunal, donde afronta un juicio acusado de querer asesinar al presidente Pedro Sánchez y buscar ayuda por ejecutar sus planes tras acopiar un arsenal. “Yo soy normal. No podría hacer estas cosas”, se ha defendido en la vista, tras admitir que pudo enviar algunos mensajes donde amenazaba con quitar la vida al jefe del Gobierno. “En esa época empecé a beber orujo y cada vez bebía más [...] Son animaladas. Si lo dije, es porque estaría alucinando”, ha alegado. La Fiscalía rechaza que fuesen simples bravuconadas y pide que se le condene a 18 años y seis meses de cárcel.
Hijo del último alcalde franquista de Rubí (Barcelona), Murillo fue arrestado por los Mossos en septiembre de 2018. Los agentes lo calificaron como un nostálgico de la dictadura y consideraron verosímiles las amenazas que había empezado a compartir con sus conocidos tras saberse que el Gobierno pretendía exhumar a Franco del Valle de los Caídos —labor que se llevó finalmente a cabo en 2019—. En los mensajes que envió a grupos de WhatsApp y a otros contactos podía leerse: “A Sánchez hay que cazarlo como un ciervo y poner la cabeza en la chimenea”; “Nos hemos de mojar y actuar. Yo estoy dispuesto. Mi mayor ilusión es meter al traidor de Sánchez debajo de la lápida de Franco”; “Tal como está todo, para salvar España no me daría pena hacer lo dicho”; o “Soy un francotirador y con un tiro preciso se acaba el Sánchez [sic]”.
La Fiscalía ha apuntado que Murillo, que tenía tres permisos de armas distintos, llegó incluso a buscar ayuda para pasar a la acción y se la pidió a una coordinadora local de Vox, a la que comentó sus planes con la “creencia de que disponía de la capacidad para proporcionarle” los “medios y contactos para materializar el plan”. “Necesito ayuda y tienen que ser patriotas”, le dijo a esta persona: “Lo haría particularmente, solo necesito periodistas que siempre están allí donde hay la noticia, para ir como ellos al punto en el lugar y hora que estará Sánchez, para tener preparado el disparo. [...] Necesito alquilar un piso cerca y preparar todo como la peli de Una bala para el Rey [...] Hace tiempo que lo pienso, pero solo es muy difícil”. “No sé donde está Sánchez cada día en cada momento, Los periodistas, sí”, rezan los mensajes que le envió, según consta en el sumario.
Pero la coordinadora de Vox, según ha declarado ella este martes en el juicio, decidió acudir a la policía catalana con los audios y los mensajes que le había enviado tras consultarlo antes con un abogado, un guardia civil y un mosso.
“Francamente, no recuerdo enviar esos mensajes”, ha dicho Murillo nada más comenzar su interrogatorio como acusado. Pero el fiscal, que le ha mostrado la foto de perfil del número desde el que se enviaron esos wasaps y donde aparece él con un rifle en las manos, lo ha cercado hasta que el procesado ha admitido que pudo escribirlos. Entonces, ha tratado de alegar que estaba borracho: “Yo mismo dije, estos [mensajes] son de un loco. Estaría bebido... Jamás me he pegado con nadie. Yo mismo me pongo las manos en la cabeza [al leerlos]. No soy francotirador, ni soy bueno tirando... Era un rifle que tenía...”. “Hacíamos como de broma, a ver quien la hacía mas gorda”, ha remachado en su defensa: “No soy un asesino”.
Sin embargo, la tesis de la bebida no ha convencido al fiscal, que ha destacado que Murillo enviaba este tipo de mensajes a “todas horas” y sin faltas de ortografía o erratas.
—¿Cómo escribía estos mensajes si estaba tan bebido? —ha cuestionado el representante del ministerio público.
—También conducía y estaba bien [...] En el teléfono tenía un corrector de faltas —ha respondido el sexagenario.
“Soy muy patriota”
Murillo ha justificado también así su actitud: “Eran ensoñaciones. Yo estaba oyendo noticias de [Federico] Jiménez Losantos, [locutor de radio], que él habla mucho criticando a los que van contra España. A mí se me metía. Y yo sentía también pasión por España. Soy muy patriota”.
—Pero en la radio, Jiménez Losantos no habla de matar al presidente Sánchez —le ha dicho el fiscal.
—Pero ya aquí mezclé las películas... Como no hice la mili ni nada, he querido ver todas las películas de la Primera Guerra Mundial, de la Segunda... Las he vivido todas en película. Y en aquel momento me sentí un héroe, como Rambo, y venía a decir a lo mejor cosas de estas.
Cuando arrestaron a Murillo, que también practicaba tiro deportivo, en su coche llevaba una carabina calibre 22; un puñal; útiles diversos para la practica del tiro, como trípodes y soportes; gafas de tiro; dianas de papel; prismáticos; perdigones; tres visores telescópicos; balines; unas esposas; y un cuchillo. En su casa de Terrassa (Barcelona) hallaron más material, según el ministerio público: tres revólveres, una escopeta, un fusil de asalto, una ballesta, numerosa munición, ocho recipientes con pólvora, un artefacto explosivo, un “supresor de sonido” para arma corta” y visores telescópicos. El fiscal ha destacado que una de las armas automáticas, que adquirió inutilizada, llegó a repararla para que funcionase.
Las sesiones del juicio no han acabado aún este martes y continuarán el 29 de marzo.
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