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Egipto califica de “socio principal” a España

Sánchez evita hablar de derechos humanos ante el general Al Sisi, pero La Moncloa observa “avances” del régimen

Carlos E. Cué
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente de Egipto, Abdelfatá al Sisi, este miércoles.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente de Egipto, Abdelfatá al Sisi, este miércoles.POOL MONCLOA/BORJA PUIG DE LA BELLACASA (Europa Press)

Egipto considera a España un “socio principal”, en palabras de su presidente, el general Abdel Fatah al Sisi, en el poder desde 2013, cuando los militares dieron un golpe de Estado y derrocaron al islamista Mohamed Morsi, que había ganado las elecciones en 2012 pero fue detenido y murió en la cárcel en 2019. Al Sisi, en una comparecencia conjunta sin preguntas con Pedro Sánchez, de viaje oficial en El Cairo, se mostró convencido de que ambos países van a estrechar mucho sus relaciones a partir de esta visita. Sánchez contestó que España considera a Egipto “motor fundamental de las relaciones con el Mediterráneo y con el mundo árabe”.

Sánchez ha viajado con un grupo de empresarios españoles (FCC Aqualia, Siemens Gamesa, CAF, Indra, Técnicas Reunidas, Navantia, Escribano, Airbus, Thales, Ignis), muy interesados en las grandes obras públicas que promueve el Gobierno, incluida una nueva capital en medio del desierto, en este país de 100 millones de habitantes que está logrando crecer incluso durante la pandemia gracias precisamente a estas enormes infraestructuras. El presidente español ha acudido, pues, con un objetivo sobre todo económico, de apoyo a las grandes compañías españolas de agua, de ingeniería, de energía renovable, de agroindustria, navieras o ferroviarias, que buscan contratos en el país y proyectos para invertir. El Gobierno español está dispuesto a ayudar con una línea de crédito hasta 400 millones de euros.

Sin embargo, Egipto es un régimen durísimo, que encarcela a los opositores y casi cualquiera que se salga de la línea oficial, como prueba el arresto en junio de cinco jóvenes ‘influencers’ por “socavar los valores de la familia”, o “incitar a la prostitución” simplemente por publicar vídeos en Tik Tok de contenido que el Gobierno considera inapropiado. En la comparecencia con Al Sisi, que fue sin preguntas por decisión egipcia, una prueba más de lo cerrado que es el régimen —hace dos semanas el líder turco Erdogan aceptó una cuestión de los medios españoles en la comparecencia con Sánchez—, el presidente español no hizo ninguna mención a los derechos humanos, y tampoco tuvo ningún encuentro con la prensa española donde pudiera hablar del asunto.

Aún así, fuentes de La Moncloa aseguran que en la conversación con Al Sisi Sánchez sí sacó esta cuestión clave. El Gobierno español, según estas fuentes, “reconoce los avances de Egipto en esta materia, porque se ha levantado el estado de excepción y se ha aprobado una estrategia nacional de derechos humanos”. “Además hay mejoras en cuestiones de igualdad de género, pero queda mucho por hacer y el presidente ha dejado claro que este asunto es una prioridad para España y para la Unión Europea”, señalan. Sánchez ha acudido ya a varios lugares de esta zona del mundo con regímenes poco democráticos o directamente dictatoriales como el de Egipto, con la intención de que España sea un “agente relevante” en la zona y sobre todo para abrir paso a las empresas españolas. “Nuestras relaciones económicas deben aumentar de manera relevante en los próximos años”, aseguró Sánchez tras admitir que los intercambios son aún bajos.

Varias de esas compañías españolas se deshicieron en elogios hacia el régimen, sus reformas económicas y su “estabilidad” en contraposición con la revolución de 2011 que acabó con el régimen de Mubarak. Precisamente entonces se inició un conflicto que aún colea por la paralización de una planta de Unión Fenosa en Egipto. Las autoridades egipcias admiten que cuando se resuelva del todo —ya hay acuerdos para cerrarlo entre la italiana Eni y la española Naturgy— se facilitará la entrada de nuevas inversiones. De aquellas revueltas que querían democratizar Egipto ya no queda casi nada por la represión, y los militares controlan absolutamente el país con mano de hierro. Al Sisi, que abrió las puertas a las empresas españolas para las obras “gigantescas” que tiene proyectadas su Gobierno, agradeció a España la donación de 4,5 millones de vacunas para el coronavirus, especialmente de Astra Zeneca.

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