La utilización del terrorismo
El espantajo de ETA sigue siendo utilizado políticamente por la derecha hispana y el ‘abertzalismo’ radical
En pocas semanas se celebrará el décimo aniversario del final del terrorismo etarra y, sin embargo, el espantajo de ETA sigue siendo utilizado políticamente por la derecha hispana y el abertzalismo radical. El tema no da mucho de sí, pero puntualmente Vox y el PP aprovechan actuaciones del mundo abertzale —algunas abusivas, otras no— para desgastar al Gobierno PSOE-Podemos con la excusa del apoyo puntual que recibe de Bildu en el logro de mayorías en el Parlamento en temas sociales. Ha vuelto a suceder con la polémica convocatoria del sábado.
La marcha reivindicativa convocada en julio en Mondragón (Gipuzkoa) por Sare, red de apoyo a los presos de ETA, en favor del recluso Henri Parot, con 40 años de condena, de los que lleva 31 cumplidos, devino, hace unos días, en una marcha en favor de la revisión de la legislación penitenciaria. Finalmente, según anunció este viernes Sare, se celebrarán concentraciones en varias localidades contra la “cadena perpetua” y en favor de los derechos humanos y la convivencia.
El juez no rechaza la convocatoria porque en su propuesta no hay enaltecimiento del terrorismo. La cuestión es política. Fue un grave error de Sare plantear la primera convocatoria como reconocimiento a Parot —31 kilómetros de marcha, los mismos que sus años cumplidos de condena—, autor de los asesinatos más impactantes de ETA sin que haya formulado ninguna autocrítica por su actuación pasada. El reconocimiento a Parot provocó la lógica indignación en las asociaciones de víctimas que se opusieron a la convocatoria.
Las sucesivas correcciones de Sare reflejan que en el mundo abertzale no hay unanimidad. Hay sectores que se limitan a reclamar una reforma de la legalidad penitenciaria —el Gobierno de Aznar aumentó de 30 a 40 años el tiempo máximo de cumplimiento de condena—, y otros que inciden en homenajear el historial terrorista de ETA y buscan la confrontación con el Gobierno vasco de PNV y PSE, contrario radicalmente a los homenajes a los etarras.
En contraste con los apologistas de los etarras, el portavoz de Sare, Joseba Azkarraga, se sitúa en el reformismo. Ayer aseguró que no buscaba confrontar con el Gobierno vasco, reconoció el avance en la convivencia que ha supuesto el acercamiento masivo de presos de ETA a cárceles próximas a Euskadi, desconvocó la marcha de Mondragón para evitar connotaciones de apoyo a Parot y la sustituyó por concentraciones en favor de una reforma de la ley penitenciaria.
El acontecimiento revela las tensiones en Sortu. El partido sucesor de Batasuna, que contribuyó al final del terrorismo hace diez años, sufre presiones internas que le impiden el reconocimiento autocrítico por su pasado apoyo a ETA. Esa autocrítica es necesaria para consolidar la convivencia, una memoria democrática en una Euskadi en paz y evitar la utilización del terrorismo por la derecha reaccionaria.
El propio Arnaldo Otegi ha reconocido alguna vez que ETA, en su fase final, le hizo el juego a la derecha más reaccionaria. En realidad, ETA, desde que la democracia española promulgó la amnistía en 1977 y abrió el autogobierno vasco le hizo el juego a los golpistas durante la Transición; favoreció la capitalización de la lucha antiterrorista por el aznarismo, con sus réditos electorales y el exacerbamiento del nacionalismo español.
El PP de Pablo Casado, hostigado por Vox, sigue utilizando el terrorismo. Así, ayer el Gobierno vasco PNV-PSE y la Delegación del Gobierno en Euskadi homenajearon a las víctimas del terrorismo y descalificaron la convocatoria inicial sobre Parot, acompañados por el presidente de la Fundación de Víctimas, que reconoció positivamente el cambio de actitud de Sare. Pese a todo, el PP de Casado y Vox mantienen su convocatoria en Mondragón para acusar al Gobierno PSOE-Podemos de “complicidad con el terrorismo”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.