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La descomposición de Ciudadanos da alas al PP contra la izquierda

El partido acusa a los populares de la fuga de cargos institucionales en distintos territorios

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, conversa con el exportavoz de Ciudadanos en las Cortes Valencianas Toni Cantó.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, conversa con el exportavoz de Ciudadanos en las Cortes Valencianas Toni Cantó.Jesús Hellín (Europa Press)

Las elecciones en Madrid han acelerado el proceso de descomposición de Ciudadanos iniciado tras la fallida moción de censura en Murcia, del que el PP es el principal beneficiado. El partido de Inés Arrimadas se desangra por los territorios —este viernes perdió a cuatro diputados de las Cortes Valencianas y sufrió una rebelión en el grupo del parlamento balear— y acumula bajas de dirigentes, como la exconsejera de Madrid Marta Rivera de la Cruz. Ciudadanos ve una “operación” del PP para aniquilarles, mientras los populares, como sucedió el 4-M, ganan una oportunidad de superar a la izquierda con los votos de Cs.

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La debacle de Ciudadanos en Madrid ha reactivado una sangría de deserciones en el partido de Arrimadas cuya dimensión está aún por conocer, pero algunas fuentes apuntan a que habrá más sacudidas. En la dirección del partido no son capaces de calcular hasta dónde puede llegar el impacto de esta nueva oleada de bajas que comenzó este viernes y que amenaza su poder institucional. El equipo de la líder sí tiene claro que no se trata de un fenómeno casual, fruto solo del malestar por el resultado electoral de Madrid, sino que se debe a una “operación de compra de voluntades” por parte del PP para dinamitar a su partido. Ciudadanos ve detrás de la desbandada de cargos a Fran Hervías, exsecretario de Organización del partido y ahora a las órdenes del PP. El objetivo sería, según esa interpretación, debilitar al máximo a Ciudadanos para que sus votantes dejen de verlo una opción sólida y opten por el PP, como ha sucedido en Madrid.

Ciudadanos vivió un viernes negro con cinco nuevas bajas, que se unen a la quincena de dirigentes que se marcharon —la mayoría al PP— tras la frustrada operación de moción de censura contra el Gobierno de Murcia. El seísmo tuvo réplicas en la Comunidad Valenciana, en Baleares y en Madrid. Cuatro diputados autonómicos en las Cortes Valencianas, entre ellos el portavoz adjunto, se dieron de baja del partido y pasarán al Grupo de no adscritos. En Baleares, la dirección nacional tuvo que abrir expediente a tres diputados que se rebelaron para forzar un cambio en la portavocía del grupo parlamentario, y que por lo tanto han dejado de controlar, aunque estos no han anunciado su marcha. Y en Madrid, la exconsejera de Cultura del Gobierno regional y miembro de la ejecutiva nacional de Ciudadanos, Marta Rivera de la Cruz, una de las dirigentes más veteranas, rompió su carné de militante ante su probable incorporación al Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso como independiente.

El barco zozobra tras un demoledor resultado para el partido en Madrid, que también propicia que haya más cargos dispuestos a saltar ante las malas perspectivas electorales. Ciudadanos fracasó en Madrid y viene de un batacazo en Cataluña. La ejecutiva cerró en falso el miércoles sin autocrítica ni dimisiones el fiasco en las urnas el 4-M, lo que ha provocado malestar en algunos sectores de la militancia. Arrimadas optó por nombrar al candidato, Edmundo Bal, vicesecretario general, junto a Daniel Pérez por su “compromiso incuestionable”.

Los diputados valencianos críticos reprochan a la dirección nacional precisamente “falta de autocrítica”, pero hablan también de una “deriva política” que motiva su marcha. “Los mismos dirigentes que llevaron a que Ciudadanos perdiese el 90% de sus votos en Cataluña o a que en Madrid desaparezca siguen agarrándose a la silla sin asumir ninguna responsabilidad”, dice la carta con la que anuncian su salida, aunque ellos también se aferran al sillón y no renuncian a su acta. El texto repite los mismos argumentos que esgrimieron los dirigentes que se dieron de baja tras la moción de Murcia, acusando a Ciudadanos de acometer un “giro ideológico para seguir siendo una muleta del sanchismo”. Idénticas palabras a las que utilizaron Fran Hervías y varios dirigentes afines al exsecretario de Organización cuando se marcharon al PP.

Las bajas en la Comunidad Valenciana llegan unas semanas después de la salida del que era el portavoz del grupo, Toni Cantó, para intentar incorporarse a la candidatura de la popular Isabel Díaz Ayuso. Ciudadanos se queda ahora con 14 diputados y la formación pasa a ser la cuarta fuerza política en las Cortes Valencianas, por detrás de Compromís. En el Ayuntamiento de Castellón, la concejal Paula Archelós también anunció el viernes que abandona. La dirección del partido reclamó a todos, sin éxito, sus actas de acuerdo con la Carta Ética del partido.

Trama para desestabilizar

El núcleo duro de Arrimadas, al que la líder reunió este viernes de urgencia para valorar la oleada de deserciones, sostiene que estas forman parte de una trama urdida por Hervías bajo las órdenes del PP para “desestabilizar” al partido, y que tiene un cronograma perfectamente definido. “Ha habido una tregua en la campaña de Madrid para que no se volviera contra su imagen, pero tenían instrucciones para retomar la operación el 5 de mayo”, sostienen fuentes del equipo de Arrimadas. En el entorno de Hervías niegan tener mano en estos movimientos, aunque lo cierto es que el ex número tres de Ciudadanos dispone de un listado de más de un centenar de cargos que podrían estar dispuestos a saltar al PP, porque fue él quien los fichó en el proceso de expansión nacional del partido.

El desmantelamiento de Ciudadanos tiene como principal beneficiado al PP, como se ha comprobado en las elecciones de Madrid. Los 500.000 votos y 26 escaños que ha perdido Edmundo Bal se corresponden con la ganancia en diputados y votos de la candidatura de Isabel Díaz Ayuso (aunque todavía ha crecido en 300.000 votos y 9 escaños más). Una tendencia de absorción de Ciudadanos en las urnas puede dar al PP la posibilidad de superar al PSOE como primera fuerza en muchos territorios e incluso en unas generales, si se toman los resultados de Ciudadanos en las últimas elecciones y se suman a los del PP, aunque ese proceso no es automático. El partido de Pablo Casado lo sabe y trabaja para hacer esa tendencia realidad.

Rivera profundiza su distancia con el partido

Albert Rivera, fundador y líder de Ciudadanos durante los primeros 14 años de existencia del partido, ha guardado un elocuente silencio durante la campaña de las elecciones en Madrid. A pesar de que el partido se jugaba la supervivencia en las urnas, ha evitado dar apoyo público a Ciudadanos. La dirección de Inés Arrimadas no le pidió que participara en la campaña consciente de su discrepancia con el rumbo actual del partido, y él, que suele opinar en las redes sociales de la actualidad política, omitió cualquier pronunciamiento sobre las elecciones madrileñas. Este viernes, Rivera profundizó en su distancia con respecto a Ciudadanos, aunque de momento sigue manteniendo la militancia. El exlíder de Cs participó en un acto público organizado por el Diario Sur en Málaga, y rechazó pronunciarse sobre los resultados y la tendencia decadente de su partido, dando a entender su malestar.

“Claro que he visto los resultados en Cataluña, en Madrid y en Murcia, lo he visto todo, pero precisamente por todo eso lo mejor que puedo hacer es no opinar en público”, dijo Rivera. “Lo último que puede hacer uno en la vida es añorarse a sí mismo”, se excusó.

Rivera trabaja como abogado desde su dimisión como presidente de Ciudadanos en noviembre de 2019. En su nueva actividad profesional colabora en trabajos para el PP, lo que ha despertado todo tipo de especulaciones sobre si terminará en el partido de Pablo Casado. Varios dirigentes de su entorno han fichado por los populares, como Fran Hervías o Toni Cantó. Rivera quiso subrayar que no distingue entre “gente buena y mala de Ciudadanos en función de si está dentro o fuera” del partido.

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