Condenado el etarra Juan Luis Rubenach a más de 1.000 años de cárcel por 97 intentos de asesinato
La Audiencia Nacional considera al terrorista culpable del atentado de 2001 en la calle Corazón de María de Madrid
La Audiencia Nacional ha condenado a 1.008 años de cárcel al etarra Juan Luis Rubenach, de 57 años y conocido con el alias de Txurdo, por 97 intentos de asesinato entre 2000 y 2001, cuando formaba parte del comando Madrid —denominado también Buro Ahuste—. Las juezas consideran probado que el terrorista participó en el ataque bomba contra Juan Junquera, secretario de Política Científica, perpetrado en la madrileña calle Corazón de María el 6 de noviembre de 2001 y que dejó 94 heridos. También, concluyen que participó en la preparación de los atentados para tratar de matar a Paulino Martín, consejero del Tribunal de Cuentas; a la fiscal Blanca Rodríguez; y a Carlos Aragonés, director del Gabinete de la Presidencia del Gobierno.
Las magistradas, a lo largo de una sentencia de 92 páginas emitida este mismo jueves, repasan el sangriento historial de Rubenach, que llegó a encargarse del adiestramiento de los nuevos miembros de la organización, según los investigadores. Hermano del también etarra Germán Rubenach y vinculado a la banda desde finales de los ochenta, Txurdo ya fue condenado por la Audiencia Nacional en 2010 a 319 años de prisión por asesinar en junio de 2001 al general Justo Oreja en un atentado que dejó otros 17 heridos mediante la colocación de una bicicleta-bomba en la puerta del domicilio de la víctima. También fue sentenciado en 2014 a otros 120 años más por su participación en el asesinato del teniente coronel Pedro Antonio Blanco en enero de 2000, crimen con el que la banda rompió una de sus treguas.
Rubenach consiguió huir tras el atentado contra Juan Junquera en la calle Corazón de María, cuando la policía logró arrestar a una parte del comando Madrid. Durante casi dos años se le perdió la pista, hasta que fue detenido en diciembre de 2003 en Francia, donde fue condenado por pertenencia a ETA. Tras pasar 15 años en prisión, el país galo autorizó su entrega a España en 2019 para que siguiera cumpliendo pena por los crímenes cometidos aquí y para que fuera juzgado en las causas que tenía pendientes. Entre otras, la resuelta este jueves con el fallo que lo sentencia a 1.008 años de cárcel, aunque el tribunal destaca que el límite máximo que podrá pasar encerrado será de 30 años y se le descontará el tiempo que ya lleva entre rejas.
Los delitos y crímenes
En esta última resolución —firmada por las juezas Manuela Fernández, María Teresa García y Ana María Rubio—, se atribuyen a Txurdo delitos de asesinato en grado de tentativa y de conspiración; depósito de armas, munición y explosivos; de sustracción de vehículos y de estragos. Entre las pruebas esgrimidas contra él, se encontraron sus huellas dactilares en dos pisos utilizados en Madrid y Salamanca por el comando para preparar sus acciones.
Las magistradas destacan, en este sentido, que Rubenach fue uno de los etarras que decidió cometer el atentado de la calle Corazón de María. Según insisten, el objetivo era matar a Juan Junquera con un coche bomba cuando pasara con su vehículo por esa vía, pero actuaron a sabiendas de que podían causar muchas más víctimas. “El modo de ejecución elegido evidenciaba que los autores contemplaban, asumían y aceptaban que, aparte del objetivo, la explosión alcanzaría a un gran número de personas, igualmente desprevenidas e indefensas. Pues, dada la hora en que se había planeado, la calle estaría concurrida con gente acudiendo a su trabajo, negocios o a los colegios”. La explosión se produjo a las nueve de la mañana.
La sentencia también considera probado que Rubenach participó en la colocación varias veces de un coche bomba en las proximidades de los domicilios de Paulino Martín, consejero del Tribunal de Cuentas; y de Blanca Rodríguez, fiscal de la Audiencia Nacional, “sin que llegaran a hacer explosionar los vehículos por causas ajenas a su voluntad”, subraya el fallo, que describe cómo el condenado participó, a su vez, en las vigilancias y la recopilación de informaciones de Carlos Aragonés, director del gabinete de la Presidencia, “con el propósito de atentar contra su vida”.
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